17/03/2025
Brasil dilata una vez más el debate del presupuesto, que lleva más de tres meses de demora

Fuente: telam
Mientras la inflación de los alimentos lleva a los consumidores a comprar variantes más baratas del café, en el Congreso volvió a postergarse el tratamiento de la ley que debería haberse aprobado a fines del año 2024
>La votación del presupuesto de Brasil, prevista para el próximo miércoles 19 de marzo, ha sido aplazada por enésima vez. El sábado, un comunicado de la presidencia de la Cámara de Diputados anunció que la Comisión Mixta de Presupuesto del Congreso solo se reunirá el 4 de abril. La justificación dada es el viaje a Japón junto con Lula de los presidentes de la Cámara y del Senado, respectivamente Hugo Motta, del partido Republicanos, y Davi Alcolumbre, de Unión Brasil. Normalmente, el presupuesto se vota siempre al final del año anterior, pero este año la votación se vio bloqueada por un impasse entre el poder judicial y el legislativo sobre el pago de las llamadas emendas, fondos parlamentarios de los que no se exige una contabilidad detallada. “Será importante definir esta cuestión pendiente relacionada con el Presupuesto, pero la aprobación no debería llevar a cambios en la dinámica del tipo de cambio y, en consecuencia, la cuestión inflacionaria”, explicó a Infobae Silvio Campos Neto, socio y economista senior de Tendências Consultoría. Según el experto, “las presiones actuales están en gran medida relacionadas con las incertidumbres externas, incrementadas con el inicio del mandato de Donald Trump en Estados Unidos y el ruido generado por su política comercial, y las preocupaciones sobre el rumbo de la política económica interna en los últimos dos años del gobierno de Lula”. “Hay temores de medidas populistas destinadas a recuperar capital político, dada la fuerte pérdida de popularidad del gobierno”, dijo Campos Neto a Infobae.
Hasta el año pasado, el gobierno de Lula ha inyectado dinero en la economía a través de subsidios y la financiación de obras de infraestructura, lo que ha contribuido a que el Producto Interior Bruto (PIB) creciera un +3% en 2024. En enero, la deuda bruta de Brasil en relación al PIB cerró en el 75,3%, una diminución respecto al 76,1% del mes anterior. Felipe Salto, economista jefe de Warren Investimentos, explicó al diario Folha de São Paulo que el resultado se beneficia de la no aprobación del Presupuesto por parte del Congreso, que, por ley, autoriza el Gobierno a hacer solo los gastos que se consideren esenciales o obligatorios. Además, para Salto la baja del 0,8% en la ratio deuda bruta/PIB de Brasil fue un movimiento esperado y “el factor principal fue la cantidad de vencimientos de títulos en enero” que “no fueron totalmente reemplazados por nuevas emisiones, dando una impresión de mejora de la deuda, que pero es temporal”. “Sin la perspectiva de medidas estructurales para enfrentar los desafíos fiscales (que sólo deberían materializarse a partir de 2027), se espera que persista un clima de cautela en los mercados, sugiriendo el mantenimiento de un real devaluado”, dijo Silvio Campos Neto a Infobae. Para el experto, “sin la ayuda del tipo de cambio y con expectativas desancladas, la moderación de la inflación dependerá del enfriamiento de la actividad económica, lo cual es esperable dado el fuerte endurecimiento de la política monetaria actualmente en curso”. “Sin embargo, nuestras proyecciones apuntan a una inflación por encima de la meta en 2025 y 2026, de 5,5% y 4,5%, respectivamente”, explicó Campos Neto a Infobae.
La inflación subió en febrero un 1,31%, la más alta del mes desde 2003, situándose en el 5,06%, lo que supuso un aumento significativo del coste de la vida para los brasileños. En febrero, en particular, la electricidad aumentó un 16,80% y la educación un 4,7%. La cesta básica de alimentos subió un 4,44%, mientras que otros alimentos y bebidas aumentaron un 0,15%, pero esto se sumó al aumento de los meses anteriores, hasta el punto de que el propio Lula intervino personalmente en el asunto. El 7 de marzo, en un acto en el estado de Minas Gerais, Lula declaró que podría adoptar “medidas drásticas” para bajar el precio de los alimentos, sin dar más detalles. En particular, arremetió repetidamente contra el precio de los huevos, que había subido un 15% en un mes. La semana pasada, en otro encuentro en Sorocaba, el el estado de San Pablo, el presidente brasileño dijo que no había encontrado ninguna explicación que justificara este aumento. “Estoy intentando averiguar de dónde ha sacado el ladrón el derecho del pueblo brasileño a comer huevos”. En realidad, las causas son múltiples, como el aumento de la demanda para la exportación, sobre todo en Estados Unidos, cuya producción nacional se ha visto afectada por la gripe aviar, y la creciente dificultad de los brasileños para comprar carne, también incrementada por la inflación, que les empuja hacia proteínas alternativas. Pero, sobre todo, ha repercutido el coste de insumos como el pienso de maíz, la harina de soja y los envases, que han subido muy por encima de la inflación, lo que hace que el escenario sea crítico para los productores.Sin embargo, a pesar de las recientes declaraciones de Lula, los huevos no forman parte de las medidas decididas el 6 de marzo por el ejecutivo brasileño, que redujo a cero los impuestos a la importación de diez alimentos. Se trata de la carne (antes gravada con un 10,8%), el café (con un 9%), el azúcar (14%), el maíz (7,2%), el aceite de girasol y de oliva (ambos con un 9%), las sardinas (32%), las galletas (16,2%) y la pasta (14,4%). Con estas medidas el Gobierno ha decidido estimular la importación de productos que Brasil produce e incluso exporta. Por ejemplo, el gigante latinoamericano es el mayor proveedor mundial de carne de vacuno. En 2024, vendió al exterior cerca de 2,5 millones de toneladas de productos frescos o congelados, mientras que sólo compró 40,6 mil toneladas. Además, el 95,1% del valor total de la proteína bovina importada hasta ahora proviene de Paraguay, Uruguay y Argentina, países que no pagan impuestos de importación por pertenecer al Mercosur. En cuanto al azúcar y el café, Brasil es el mayor exportador mundial y los precios son altos porque la producción ha disminuido por problemas climáticos, por lo que será difícil abaratarlos. En el caso del maíz, el año pasado las exportaciones fueron de 8.200 millones de dólares y las importaciones de 292,5 millones, de los cuales 270,4 millones procedían de Paraguay (92,4%) y 10,3 millones de Argentina (3,5%), que ya están exentos de aranceles. Para Paulo Bertolini, presidente de la Asociación Brasileña de Productores de Maíz (Abramilho), la eliminación del impuesto a la importación del cereal es una medida “inocua”.Entre las medidas decididas por Lula para bajar los precios figura la flexibilización de los controles sanitarios, es decir, autorizar que la certificación del Servicio Municipal de Inspección tenga validez de un año en todo Brasil. La decisión afecta a productos frescos como los huevos, la leche y la miel. Anteriormente existían otros controles intermedios, estatales y federales. La Unión Nacional de Controladores Fiscales Agropecuarios (ANFFA) expresó su preocupación por esta medida. “La autorización de comercialización a nivel nacional no conlleva un aumento directo de la oferta de productos, puesto que ya se venden a nivel local, en los municipios. La estrategia es inofensiva desde el punto de vista económico, pero aumenta el riesgo de problemas de salud para los productos que hasta ahora sólo se han vendido en el kilómetro cero”, dijo el presidente del sindicato Janus, Pablo Macedo. “Transferir esta supervisión a municipios que no tienen recursos presupuestarios y carecen de empleados es una irresponsabilidad”, añadió. Mientras tanto, empiezan a aparecer en el mercado productos alimenticios procedentes de China, Turquía e incluso falsos cafés hechos con maíz o polvos con sabor a café como los que se vendían en Cuba hace unos años.
“En general, la inflación alimentaria refleja las fluctuaciones de la oferta, generadas por problemas climáticos o cambios de ciclo, como en el caso de la agricultura, así como el impacto de las variaciones de los tipos de cambio. Este ha sido un factor agravante de las presiones sobre los precios de los alimentos, dada la fuerte devaluación del real que vimos a finales de 2024 -sólo parcialmente revertida a principios de año”, explicó Campos Neto. Por lo tanto, según el experto, “la reversión de este proceso de aumento de precios depende de la recuperación de la oferta de productos y del mantenimiento de cierta estabilidad en el tipo de cambio”. Para conseguirlo, la reducción del gasto público es uno de los pasos clave. Mientras tanto, el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central se reunirá mañana y el miércoles. Se prevé que eleve la tasa Selic en un punto porcentual hasta el 14,25 por ciento anual. Este es el mismo nivel que en julio de 2015, durante el segundo mandato de la expresidenta Dilma Rousseff.Fuente: telam
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