Domingo 16 de Marzo de 2025

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16/03/2025

Cafetines de Buenos Aires: La Nueva Varela, un lugar de Flores donde venden un alfajor de dimensiones inimaginables

Fuente: telam

Muy cerca del hospital Parmenio Piñero existe un bar que conserva rasgos de cuando comenzó a funcionar hace unas cuatro décadas

>Toti Arizmendi es el mejor vendedor de la zona de Flores. ¿Qué producto o servicios comercializa? Secretos del barrio. Desde hace años el Toti vive en Río Gallegos, Santa Cruz, donde construyó una familia que ya le regaló nietos. Pero el hombre es nacido y criado en la popular barriada de la Ciudad de Buenos Aires y está siempre al tanto de cada novedad que ocurra en sus calles.

Así fue que dio con el dato. En su última visita a la Capital el amigo Toti anduvo haciéndose algunos estudios médicos de rutina. Y como no podía ser de otro modo, sacó turno en el Hospital Piñero de Flores. Al terminar con los análisis caminó la cuadra y media que separa al sanatorio de la parroquia Santa Clara. Fue con la intención de orar por su salud. Entró y salió. Sólo hizo una breve persignación. Otro llamado celestial lo abdujo desde la Av. Varela y Zubiría. En esa esquina está la Cafetería y Panadería Nueva Varela. El café que produce el alfajor más grande de Buenos Aires.

Pues es así, de eso se tratan las tradiciones y costumbres. En Buenos Aires el café es religión y tenemos un particular modo de comulgar sin importar lo que diga el termómetro. Después de detenerme ante cada una de las exquisiteces ofrecidas en la cafetería/panadería, como quien avanza por las naves laterales de un templo para deleitarse con sus vitrales, fui por lo importante.

Entonces 90 por 5 da 450, por lo tanto, ese famoso alfajor gigante equivale a 5 de los comunes. Es como comerse de un saque un alfajor marplatense más los dos lobos marinos de la Rambla.

Melina y Javier, su padre, tomaron el control de la Nueva Varela en 2019. El padre de Javier —y abuela de Melina— comenzó con el linaje familiar cuando tuvo una confitería en Ramos Mejía. Toda la familia echó raíces en el oeste del conurbano. Me cuenta Melina que la Cafetería y Panadería Nueva Varela tiene unos 40 años. Y que antes en la esquina funcionó una zapatería. Como el local ocupa la planta baja de una construcción que se emparenta en edad con las edificaciones vecinas, parece un café que hubiese acompañado a los vecinos de Flores toda la vida. Veamos.

El Hospital Parmenio Piñero está ubicado a una cuadra, en la Av. Varela 1301. A diferencia de la mayoría de los hospitales que llevan el nombre de personalidades destacadas en la Medicina, Piñero fue un hacendado y coleccionista de arte que declaró en su testamento la voluntad de donar a la antigua Municipalidad de Buenos Aires el dinero para construir un hospital público. Fue tan generosa la donación que se usaron tejas francesas, mármol de Carrara y grifería inglesa. También legó muchas de sus obras de arte al Museo Nacional de Bellas Artes y parte de su fortuna a otras instituciones de bien público como el Patronato de la Infancia. La piedra fundamental del hospital se colocó en 1915. Dos años más tarde se inauguró.

También en la esquina de Varela y Zuviría, pero del otro lado de la avenida, funciona el Mercado Varela. En la página del Museo del Barrio de Flores se informa que entre 1856 y los primeros años del siglo XX se construyeron en Buenos Aires cerca de 40 mercados, ya que en 1862 se habían prohibido las ferias al aire libre. El Mercado Varela fue inaugurado en 1925. Llegó a tener 70 puestos en su interior y 16 locales a la calle. De éstos últimos siguen funcionando lo ubicados sobre la Avenida Varela. En t

¿Qué otro dato sorprendente me transmitió ese hombre nacido en Flores y devenido en patagónico por motivos que la historia argentina suele imponer a algunos compatriotas? Toti Arizmendi es, entre muchas cosas, realizador cinematográfico. Produjo varios cortos y mediometrajes de temática santacruceña. También supo regentear desde los albores del período democrático, y por ocho años, un bar de fuerte impronta política en Río Gallegos que se llamó Nippur.

El Toti es un amante del cine, pero como todo galleguense, por muchos años, cuando la única sala cinematográfica de la capital sureña se incendió y no jamás fue reabierta, tuvo que conformarse con ver cine en videocassette.

A cada encuentro, el Toti me recordaba que la viese. Entonces yo agudizaba la búsqueda entre coleccionistas y antiguos videoclubes de barrio que aún se mantenían abiertos. Y cuando el Toti comenzó a hacerse la idea de que lo mío era desinterés, me preguntó: “¿Fuiste a Flores?”. A poco más de diez cuadras de la Cafetería Nueva Varela, en la esquina de las avenidas Castañares y Carabobo, un coreano, información brindada por el infalible mejor vendedor de todo Flores, atesoraba en la trastienda de su almacén una copia de la ignota película.

Todo lo que les relato sucedió antes de que se declarase la pandemia por COVID-19. Luego vino la cuarentena que nos encerró a todos por casi dos años. Y recién cuando las cosas se normalizaron fui hasta la esquina en cuestión, pero ni el almacén ni el coreano estaban más. Esto no desmerece la capacidad del Toti de acertar con sus informaciones sobre el barrio de Flores. Reconozco que fue mi culpa. Yo le arruiné la anécdota al Toti Arizmendi.

La Cafetería Nueva Varela abre los siete días de la semana a las 6. El personal de salud del Hospital Piñero, entre otros parroquianos, necesita alimentarse bien antes de emprender las tareas. Llevo un rato largo sentado en mi mesa y el horario de mi visita comienza a confundirse con el almuerzo. El público continúa en una constante renovación como afirma Mirtha Legrand.

Instagram:@cafecontado

Fuente: telam

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