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13/03/2025

Corridas, gases y máxima tensión en el centro porteño: cómo se vivió la marcha de los jubilados

Fuente: telam

La tradicional protesta -este miércoles contaminada con barras bravas de fútbol- exige haberes que no sean de pobreza, que se prorroguen las moratorias para jubilarse y que se reintegre la gratuidad de algunos medicamentos

>Una mujer consigue dos botellas de agua de esas que se llevan en la mochila. Otra, agua oxigenada. De un botiquín aparece algodón. Adolfo pone el brazo izquierdo: tiene 71 años y dos balazos de goma.

Este miércoles, la ya tradicional marcha de los jubilados que reclaman que sus haberes no sean de pobreza, que se prorroguen las moratorias para jubilarse y que se reintegre la gratuidad de algunos medicamentos, no fue solo de jubilados. Hubo jóvenes, hubo manifestantes de mediana edad, hubo barras de fútbol que llegaron solos con las camisetas de su club y hubo también hinchadas agrupadas y organizaciones de izquierda que llegaron hacia las 16 a la Plaza de los Dos Congresos.

“Nos fuimos de la plaza porque empezaron a volar piedras de algunas hinchadas, que se pecheaban con la Policía o la Gendarmería, y palazos o gases de las fuerzas de seguridad”, dice Elena, refugiada en la puerta de una cafetería cerrada a cualquier nuevo cliente. Falta poco para que escuche a las cientas de personas que se amontonan sobre Callao cantar que “el que no salta es un botón” y unos minutos más para que la Policía pase con sus motos, apunte y siga su marcha.

“No griten, no corran”, ruega Elena, que tiene 42 años y es docente. Vino a la marcha con su mamá jubilada: “Con mi marido la ayudamos, pero cada vez nos alcanza menos”, cuenta Elena.

En el aire se respiran los gases lacrimógenos y el humo de dos contenedores que unos treinta hombres de mediana edad prendieron fuego.

Elena llora y trata de no correr, pero un poco corre. Se mete en un banco, uno de los pocos locales sobre la avenida Callao dispuestos a dar refugio a los manifestantes que intentan escapar de las corridas, del humo, del gas. “No tengas miedo”, le dice su mamá, e intenta que las dos aminoren el paso.

Cerca suyo, dos jóvenes de no más de 25 años arrancan pedazos del cordón de la vereda y los alistan para tirarlos contra las fuerzas de seguridad.

“Hay que matarlos a estos ratis hijos de puta”, dice uno de ellos, y tiran las piedras contra las motos casi a coro. Juntan maderas para prenderlas fuego y otro se acerca a un tacho de basura para hacerlo arder.

“Qué vergüenza, qué vergüenza, pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta” cantan los manifestantes, y también “qué feo, qué feo, qué feo debe ser pegarle a un jubilado para poder comer”.

“Hay que ser muy cagón para meterse con los jubilados”, dice el cartel colgado de un antiguo colectivo, ploteado con imágenes de distintos momentos de la vida de Maradona. Es una frase de esas que convirtió en historia una vez que le preguntaron por los reclamos de los jubilados en los años noventa.

Fuente: telam

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