Miércoles 12 de Marzo de 2025

Hoy es Miércoles 12 de Marzo de 2025 y son las 16:56 ULTIMOS TITULOS:

12/03/2025

Historias del fin del mundo: advertencias, catástrofes y el impacto de la ficción en el futuro

Fuente: telam

En “Everything Must Go”, el periodista inglés Dorian Lynskey examina cómo la literatura y el cine han reflejado ansiedades colectivas, desde profecías religiosas hasta las distopías modernas en boga

>En un mundo donde las amenazas globales parecen multiplicarse, las historias sobre el fin del mundo han encontrado un lugar permanente en la imaginación colectiva. De eso se trata el libro Everything Must Go: The Stories We Tell About the End of the World (“Todo debe irse: Las historias que contamos sobre el fin del mundo”), del periodista británico Dorian Lynskey. Estas narrativas no solo reflejan los miedos de cada época, sino que también ofrecen una ventana a las formas en que la humanidad enfrenta su propia vulnerabilidad. Lynskey, conocido por su obra previa sobre la novela 1984 de George Orwell, examina cómo los relatos apocalípticos han evolucionado a lo largo de los siglos, desde visiones religiosas hasta escenarios de ciencia ficción, y cómo estos se entrelazan con las crisis reales que enfrentamos hoy.

El libro de Lynskey comienza con un prólogo que explora las raíces religiosas del concepto del fin del mundo, particularmente en el Libro del Apocalipsis, antes de avanzar hacia una perspectiva más secular. Uno de los primeros ejemplos de una visión apocalíptica moderna se remonta a 1816, cuando la erupción de un volcán en el sudeste asiático provocó un “año sin verano” en Europa. Este evento inspiró al poeta Lord Byron a escribir Darkness (“Oscuridad”), un poema que imagina un mundo sin sol, sumido en la muerte y la desolación.

Lynskey también examina cómo las historias apocalípticas han sido utilizadas como herramientas para advertir sobre posibles futuros catastróficos. Según el autor, existe una creencia persistente en que una narrativa suficientemente aterradora podría “traumatizar hacia la conciencia” a las audiencias, impulsándolas a tomar medidas preventivas. Este enfoque se vio reflejado en obras como On the Beach, una película de 1959 ambientada en un mundo devastado por una guerra nuclear. Sin embargo, Lynskey observa con ironía que estas historias a menudo sobreestiman su capacidad para generar cambios reales, calificando de “asombroso” el optimismo de quienes creían que una novela o una película podrían salvar al mundo.

El autor también analiza cómo estas narrativas han evolucionado para incluir una amplia gama de escenarios, desde invasiones de zombis hasta robots asesinos. Aunque muchas de estas historias se centran en la supervivencia tras el colapso social, Lynskey señala que este enfoque es particularmente común en la cultura estadounidense, donde las narrativas de “supervivencia armada” reflejan una mentalidad individualista. Según el autor, estas historias a menudo sugieren que la civilización moderna es inherentemente corrupta y que su colapso podría ser una forma de purificación.

Por otro lado, Lynskey destaca aquellas obras que invitan a reflexionar sobre los privilegios y comodidades que damos por sentados. Según el autor, las imágenes del fin del mundo pueden hacer que la existencia cotidiana parezca milagrosa en comparación. Además, estas historias ofrecen una experiencia colectiva, aunque lúgubre, que puede aliviar el sentimiento de aislamiento individual.

Sin embargo, Lynskey también advierte que las fantasías apocalípticas pueden servir como una distracción de los problemas reales que enfrentamos. Según el novelista de ciencia ficción Ted Chiang, citado en el libro, los “tech-bros” de Silicon Valley parecen especialmente atraídos por escenarios heroicos y extravagantes, como la creación de inteligencia artificial amigable o la supervivencia a un apocalipsis zombi, en lugar de abordar problemas más mundanos pero urgentes, como la regulación industrial o la mitigación del cambio climático.

El autor también señala que muchas obras literarias sobre el cambio climático están marcadas por un sentimiento de impotencia. Sin embargo, Lynskey elogia las novelas de Kim Stanley Robinson, quien adopta un enfoque “anti-antiutópico” al evitar las dicotomías simplistas entre el colapso total y el triunfo glorioso. Según Lynskey, son los pequeños detalles humanos en estas historias los que resultan más conmovedores, como la afirmación de Robinson en The Ministry for the Future: “Sobreviviremos, no importa cuán estúpidas se pongan las cosas”.

En Todo debe irse, Lynskey ofrece un análisis exhaustivo y culturalmente rico de las narrativas apocalípticas, explorando cómo estas historias no solo reflejan nuestros temores, sino también nuestras esperanzas y contradicciones. En un mundo donde las crisis globales parecen inevitables, estas narrativas continúan siendo una forma de procesar lo impensable, al tiempo que nos enfrentan a las preguntas más fundamentales sobre la fragilidad de nuestra existencia y el futuro de la humanidad.

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!