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23/10/2024

Las aventuras de un argentino en las Islas Galápagos: los osados encuentros cara a cara con tortugas y tiburones

Fuente: telam

Andrés Salvatori relata su viaje por la isla ecuatoriana. La mejor forma de acercarse a la fauna y los detalles de los animales con los que se cruzó

>Ecuador está dividido en cuatro regiones: la costa, la sierra, la parte de la Amazonía ecuatoriana y las Islas Galápagos. Precisamente hacia este rincón aislado de nuestro planeta nos dirigimos. Tomamos un vuelo desde la zona continental del país sudamericano. Las Galápagos en total son cerca de doscientas islas, aunque algunas no son más que peñascos con pocos metros cuadrados de superficie. Otras, sin embargo, tienen varios kilómetros cuadrados de extensión, como Santa Cruz, Isabela, o La Española.

Optamos por la opción del crucero. El objetivo era tener esa relación directa con la fauna del lugar. Partimos desde Baltra al atardecer, navegamos durante la noche hasta anclar cerca de la costa en la isla de Santa Fe, en coincidencia con la aparición del sol detrás del horizonte del Pacífico. Desayuno rápido y me voy a la cubierta a filmar. Aproveché la calma de la mañana y de unas muy buenas vistas de la costa. Dos sorpresas de bienvenida: por estribor veo en el agua un cuerpo con la forma de una gran pelota moviéndose con la corriente; se acerca a la embarcación y puedo distinguir que son un grupo de tortugas marinas, todas enredadas que forman una esfera de más de un metro de diámetro. Instantes después, lo que llama mi atención es la aleta de un tiburón, un ejemplar de unos tres o cuatro metros, merodeando por alrededor nuestro, a pocos metros del lugar en el cual en unos minutos vamos a bajar a bucear.

El único momento en el que salen a tierra firme, es cuando las hembras poner los huevos fecundados. Pueden llegar a hacerlo hasta unas diez veces en su vida, y cada vez depositan cerca de cien. Salen del agua, muy lentas y se alejan de la costa hasta encontrar un lugar protegido de la marea, luego retornan al mar. Una curiosidad; el sexo del recién nacido lo determina la temperatura que rodea al huevo. Si la arena está más fresca predominarán los machos, caso contrario las hembras. Después de unos dos meses de incubación, las crías salen del pozo, y en conjunto, generalmente de noche, se dirigen al agua. Muchas veces son víctimas de predadores, como cangrejos, aves u otros animales. Son muy pocas las que sobreviven, y es ahí donde uno entiende a la naturaleza en el hecho de que pongan tantos huevos. Además cuentan con otra herramienta para asegurar su presencia: una tortuga marina puede llegar a vivir más de 150 años.

Ya buceando, cruzamos algunas. Mi encuentro con una en particular es increíble, porque la veo venir hacia mí a gran velocidad y a un metro de distancia, dobla a noventa grados y sube a la superficie a respirar.

Otro animal que es increíble también en el contraste que muestra en su torpeza en la tierra y su agilidad en el agua es el león marino, en particular el de las Galápagos, es otra especie endémica. Los cruzamos mientras buceamos y también en otras islas en donde nos bañamos en playas de arena blanca. Parecen volar en el agua, y en cierta manera da la sensación de divertirse con nuestra torpeza.

En Galápagos uno no puede acercarse a menos de dos metros de los animales, pero esto no es ningún impedimento para estar en contacto con ellos. Son los animales los que se encargan de llegar hasta nosotros.

Fuente: telam

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