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23/10/2024

Giuliano da Empoli habló sobre “El Mago del Kremlin”, Milei y Caputo: “La nueva política es ira más algoritmo”

Fuente: telam

El escritor y ensayista ítalo-suizo trazó un panorama sobre los desafíos que proponen los liderazgos populistas y la tecnopolítica. Su mirada sobre el presidente argentino y su asesor. El impacto de los celulares en la política y la comparación de las democracias y los gatos negros

>El escritor ítalo-suizo “Cuando escribes no ficción hay un límite. Se puede describir lo que se sabe, pero no se puede ir más allá. Yo quería meterme en la cabeza del personaje y la única manera de hacerlo realmente fue a través de la ficción. Escribí una ficción para acercarme a la realidad, no para alejarme”, afirmó el escritor, en una charla ofrecida a sala llena en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) del barrio porteño de Palermo. Su libro expone cómo la literatura a veces anticipa la historia y, otras tantas, moviliza a hombres y mujeres a convertir las fantasías en hechos y los personajes en personas. Son libros que parecen escritos para explicar la victoria de la Javier Milei o que modelan el ascenso de una figura como la del asesor Santiago Caputo.

Giuliano da Empoli empezó la charla con la definición que encabezó este artículo: “La ira es algo que siempre ha estado ahí, forma parte de nuestras sociedades y crece en tiempos de crisis. Pero incluso cuando no hay ninguna crisis en particular, la ira está ahí y siempre ha sido explotada en la política (...) La tecnología tiene un impacto en la política. Lenin solía decir que el comunismo era ‘soviet más electricidad’. Y creo que la nueva política es ‘ira más algoritmo’”.

En la charla, el autor abordó cómo “Los ingenieros del caos” -que surgió a propósito de la irrupción en Italia del movimiento Cinco Estrellas mediante la interacción de propagandistas, nerds y tecnología- lograron “aplicar a la política el funcionamiento de las plataformas de internet” y generaron un manual de procedimientos que desde ese Europa se exportó al mundo.

“A las plataformas de internet no les importa lo que es verdad, lo que es fake, lo que está bien, lo que está mal, lo que es bueno, lo que es malo, todo eso le da igual. Lo único que les importa es el engagement. Cuánto interactúas, cuánto tiempo pasas en la plataforma, cuántos likes, cuántos retweets”, explicó Da Empoli y agregó: “El algoritmo en la política de ‘Los ingenieros del caos’ es simplemente aplicar este método básico a la política. Es el mismo principio: crear engagement, no se trata de coherencia, ni de verdadero o falso. Tiende a ir al extremo porque esto es lo que funciona mejor en el sistema de plataformas de Internet. Y crea consenso y atención yendo al extremo, no moviéndose hacia el centro”.

En cambio, “hoy en día, en la política cuántica, ya no funciona así. Si tienes un mensaje medio, puede tener mucho sentido, la mayoría de la gente puede estar de acuerdo, puedes plantear una declaración razonable sobre economía, sobre seguridad o inmigración -un tema muy importante en Europa y en los EEUU- pero en las redes sociales y en Internet, esto es tal vez tendrá dos me gusta, tal vez tres retweets. Nada”.

“Ahora, vas con algo extremo y ahí recoges no solo la energía de todos los que están de acuerdo contigo, sino especialmente la energía de los que están en tu contra. Es especialmente su energía, sus retweets, su indignación la recoges. ‘Mira esto’, ‘Esto es escandaloso’, ‘¿Qué está diciendo?’, ‘¿Lo dice en serio?’, ‘Pero esto es violento, no podemos aceptarlo’. Esto también produce energía, también produce engagement, que es el único criterio”, explicó.

Y completó: “Esta es la forma de generar hoy energía en la política por una razón muy fácil, y es que el debate se ha trasladado a otra parte. Estamos aquí, discutimos sobre política, estamos en Argentina, en una democracia, una democracia liberal donde se aplican reglas. Hay algunas cosas que no puedo hacer: no puedo acercarme y golpearte con mi micrófono si no estoy de acuerdo contigo porque hay reglas. Lo mismo ocurre en los medios de comunicación, diarios, TV”.

En base a este procedimiento, el escritor ítalo-suizo describió que “la forma de adquirir poder hoy es poner en discusión el fundamento de ese poder”, el establishment, la política o “la casta” que perjudica a “la gente”. O como dirían los militantes libertarios “la gente de bien”. Para el autor, a estos líderes extremos, líderes populistas o nacionalistas no se les debe juzgar porque “no podrán cumplir sus promesas en economía, en seguridad, en inmigración”, como tampoco es una buena idea creer que “por eso perderán el poder”.

De todos modos, el Giuliano da Empoli se refirió a que esa actitud agresiva contra “la casta” puede tornarse peligrosa cuando traspasa los límites de la violencia, como los dichos sobre Cristina Kirchner y el cajón o las descalificaciones a la prensa. “Cuando tienes una declaración violenta como las que hace el presidente muy a menudo, hagas lo que hagas estás atrapado. Como medio de comunicación, si reaccionas con indignación diciendo ‘esto es inaceptable, esto es terrible, no debería estar diciendo esto y lo otro’, le estás ayudando -porque de eso se trata- estás amplificando su mensaje, que tal vez al principio sólo se limitaba a sus seguidores en X, hace que crezca”.

“Por otro lado, si lo ignoras, entonces lo estás normalizando, estás diciendo ‘está bien, así es como hablamos ahora’, o ‘podemos amenazar con violencia física, podemos hacer todo tipo de cosas, y el presidente puede hacerlo, es normal’”. “Puedo ser pesimista”, respondió el escritor, aunque resaltó que hubo ejemplos en Alemania, donde se enfrentaron a los partidos de extrema derecha con relativo éxito. “Se produjo una verdadera reflexión colectiva en los medios de comunicación sobre cómo hacer frente a esto. Fue interesante, pero la extrema derecha está creciendo mucho. No hay un antídoto fácil”.

Giuliano da Empoli habló sobre el impacto en Argentina de “El Mago del Kremlin” y cómo llegó a relacionarse ese título con el poderoso asesor presidencial, Santiago Caputo, que integra el mentado “triángulo de hierro” con el que Milei conduce su gobierno. La mención es pertinente porque en esa brumosa superposición entre realidad, ficción (y también algo de mito) le gusta habitar al influyente consultor con despacho en Casa Rosada.

“Me inspiré en un personaje real para escribir mi libro de ficción ‘El Mago del Kremlin’. Es un personaje bastante interesante que se llama Surkov (Baranov en la ficción) “parece casi interpretar su papel de spin doctor -propagandista- como una representación artística, como un arte contemporáneo o como una representación teatral contemporánea. Es un personaje real y pensé que podría ser una forma interesante de intentar entrar en la realidad de Putin. Me inspiré en la realidad para producir una ficción”.

También resaltó que “la realidad tiene una gran ventaja sobre la ficción, y es que no tiene por qué tener sentido. Si escribes ficción, tienes que hacerlo. La historia tiene que tener sentido de alguna manera, porque si no lo haces, pierdes a tu lector. La realidad no tiene este problema, por eso creo que la realidad es siempre más fuerte que la ficción”.

Durante su exposición y para ejemplificar los nuevos liderazgos y cómo se relacionan en el ámbito político con sus electorados, Da Empoli recordó un acto de Trump en Colorado en la campaña presidencial anterior, donde brindó un discurso en el que afirmó: “Estoy construyendo un muro maravilloso para proteger Colorado de los migrantes; la frontera de Colorado estará a salvo de esos criminales mexicanos’”.

El escritor resaltó que la gente se dio cuenta al instante que no había contacto geográfico entre esos territorios, y que la única frontera era la de Colorado con Nuevo México, que es un Estado parte de los EEUU. “En la vieja lógica lo criticaron, pero en la nueva lógica Trump tuvo varios logros con ese discurso. No fue una estrategia, cometió un error, no es por súper inteligente, pero logró cuatro cosas:

Número dos: todas las élites estuvieron indignadas, periodistas y demócratas indignados, republicanos respetables avergonzados. Eso fue perfecto para Trump porque era todo el establishment, “la casta”, en su contra, justo lo que pide su gente.

Y cuarto: para saber que no hay frontera entre Colorado y México, no hay que creer en Trump, es un hecho. Pero para creer que Trump está construyendo un muro en una frontera que no existe se necesita ser parte de una tribu, de un grupo unido para creer eso, tener pertenencia con gente que a menudo está privada de derechos, aislados”.

Da Empoli también analizó cómo los celulares generaron comportamientos que terminaron teniendo una traducción política indudable. “El efecto político de esto -dijo señalando el teléfono móvil- va mucho más allá de las redes sociales y las cosas que, por lo general, solemos hablar. ¿Cómo usamos el celular? Lo usamos para obtener respuestas: cualquier cosa que no recordamos o no sabemos, vamos aquí, buscamos una respuesta y la obtenemos inmediatamente. Estamos menos dispuestos a aceptar las respuestas de otras personas o a aceptar que alguien tenga una respuesta cuando nosotros podemos encontrarla inmediatamente. Lo segundo es que obtenemos servicios: quieres pedir algo, una comida, un libro, lo que quieras, cualquier cosa, haces clic y lo consigues. Y es inmediato”.

“La democracia representativa no es amigable con las selfies. No pone a cada uno de nosotros en el centro de la imagen”, afirmó el autor y recordó un dato que incluyó en el libro “Los ingenieros del Caos” sobre los gatos negros y la comparación con las democracias de estos tiempos.

Y sobre esto hizo una comparación que llamó la atención: “Creo que la democracia representativa es un poco como un gato negro”, porque tiene dificultades para ser “compatible con un nuevo entorno en el que la interfaz que hemos elegido para todo, para nuestra relación con el mundo, nuestra comprensión al mundo para nuestras interacciones entre las personas que se conocen y amigos para incluso nosotros mismos”.

Si bien la reflexión hizo referencia a Italia su mirada no desentona con la Argentina. Hay entre ambos países una identificación que siempre sobrevuela: la de Giorgia Meloni y Javier Milei. “El nivel de violencia, el nivel de insulto, el nivel de lo que es aceptable, hoy es más amplio, hay una degradación constante de la esfera pública. Hoy en Italia, tenemos un partido en el poder que se considera casi normal, pero no lo es. Es un partido que era el 3% hace cuatro o cinco años. Fratelli d’Italia, que ahora gobierna Italia, tenía un 4% en las urnas”.

“Pero en el contexto italiano, ahora es normal. Y los italianos están contentos porque dicen: «Ahora tenemos un sistema estable». Y mira a los franceses. Es un desastre. Mira a los españoles. Es un desastre. Mira incluso a Alemania. No muy bien. Mira a los británicos. Es un desastre lo que tenemos ahora. Así que todo el mundo está feliz por ello. Pero no es realmente normal. Es la extrema derecha la que ha sustituido a lo normal. Esto es lo que está pasando en tantos contextos, de tantas maneras diferentes. Pero en realidad es la extrema derecha reemplazando a la derecha normal”, continuó.

“Lo siento”, respondió Giuliano Da Empoli cuando le preguntaron en el cierre de su presentación cuál era el mensaje que podían recibir aquellos sectores moderados que vienen evitando caer en las diversas antinomias que imperan en el ámbito social y político. Pero a renglón seguido recordó que la razón cuando escribió “Ingenieros del Caos” fue para “entender la lógica”, siendo él mismo un moderado y “se ven cosas que parecen locas”.

“Si piensas que no son tan estúpidos, al final probablemente perderás. Pero tienes que entender cuál es su forma de inteligencia. Y es por eso que empecé a investigar esto. Y en realidad los ingenieros del caos al principio, era sólo una nota que escribí para el primer ministro, que yo estaba asesorando en ese momento sobre el Movimiento Cinco Estrellas. Necesitas ser capaz de hacer política. Es demasiado fácil decir ‘oh, bueno, perdí por ‘Los ingenieros del caos’. Necesitas ser bueno en el trabajo político básico de conectar con la gente, de trabajar también, no sólo en el lado racional, sino también en el emocional”.

Fuente: telam

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