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22/10/2024

El campo de casi 3 millones de tulipanes que se convirtió en éxito turístico de un pueblo patagónico

Fuente: telam

Está ubicado en Trevelin, Chubut. El proyecto lo lidera Juan Carlos Ledesma en su terreno a los pies de la Cordillera de los Andes. ¿Hasta cuándo se puede visitar?

>Unos 2.800.000 tulipanes engalanan aún más el misterioso pueblo de Trevelin, casi al pie de la Cordillera de los Andes, en la provincia de Chubut. Todos, enfilados, forman a lo largo y ancho de un campo de tres hectáreas una hermosa paleta de colores intensos. Como resultado, durante un mes, la localidad se convierte en el escenario más visitado: miles de turistas llegan de distintas partes del mundo para verlo.

“Esto comenzó como la actividad productiva de bulbos de tulipanes, que exportamos. Pero con los años lo convertimos en un negocio de mercado interno con el deseo de sumar más variedades de tulipanes y venderlas acá, en Argentina. Hoy tenemos 30 y en cada una, una tonalidad diferente”, describe Ledesma.

En 2014, Juan Carlos publicó una foto del campo en Facebook, pero no tuvo mayor repercusiones. Al poco tiempo, algunas imágenes que comenzaron a circular por Instagram hicieron del Campo de Tulipanes un lugar único que miles de personas quisieron conocer.

Todo comenzó cuando Iago Hughes, su bisabuelo, compró esas tierras. “Lo hizo para producir trigo, en un momento de auge de la industria harinera, y cuando se estaba por inaugurar el Molino Andes. Fue tan importante lo que logró en este campo que hasta le dio el nombre al pueblo: Trevelin significa pueblo del molino”, explica.

Luego, lo trabajó su abuela con producción alimenticia y llegó el momento de darle otra perspectiva y color. “Este es un trabajo que se realiza durante todo el año, y las puertas al público se abre durante octubre y hasta el 7 de noviembre”, dice el hombre que por su amor a estas plantas creó algo que ni él mismo imaginó que cobraría tanta importancia.

Es nuestro trabajo entregado en su totalidad a la madre naturaleza, porque dejamos todo en manos de ella”, resume el valor de lo que hacen y la importancia que el propio clima sobre una flor originaria de Turquía, que luego llegaron a Europa y ahora al sur de América, a la Patagonia argentina.

“Con los años lo fuimos multiplicando y cuando nos quisimos a acordar teníamos tres hectáreas de tulipanes y casi tres millones de bulbos que forman una paleta de colores increíbles. Cuando vimos en lo que se había convertido, quisimos compartirlo”.

El primer paso es preparar la tierra para recibir los bulbos. “Este proceso comienza un mes antes de la plantación. Consiste en arar el suelo y nivelarlo. Antes de comenzar este proceso, dedicamos un tiempo al diseño del cultivo para que todos los años las variedades tengan un nuevo orden, procurando que la vista sea diferente y armoniosa. Así nuestros visitantes asiduos pueden tener una imagen diferente cada año”, asevera.

Lo que sigue es el proceso de plantación, el cual “debe hacerse lo más rápido posible ya que la extensión de tierra es muy grande y no debe haber muchos días de diferencia entre los primeros y los últimos bulbos”.

Esa red es también originaria de Países Bajos y permite un perfecto desarrollo de los bulbos. El paso siguiente a la plantación es esperar. “Es indispensable el riego: si el otoño es lluvioso, se puede contar con que habrá agua, que es lo que no les puede faltar. Ya en agosto, veremos los primeros brotes y en los primeros días de octubre, las primeras variedades”.

El cultivo que lograron es único en su tipo en todo el mundo. “Es así debido a la necesidad de tener diferentes tipos y colores de tulipanes para el mercado interno: tuvimos que adaptar más de 30 variedades en unas tres hectáreas, que es lo que se planta cada año. Esto no ocurre en las plantaciones en otros países, donde cada productor posee una o dos variedades en muchas hectáreas porque comercializan al mundo en conjunto”.

Respecto a las especificidades de las variedades, Juan Carlos dice que tienen tres diferentes grupos de tulipanes: los tempranos (que son bajos de algunos, dobles y perfumados); los intermedios (que son un poco más altos y de colores más fuertes) y los tardíos (que son variedades francesas, altas, de flores grandes y colores pasteles).

“Durante casi 40 días podemos ver las flores. Los primeros en florecer, ya no estarán cuando los tardíos están en su esplendor y los tardíos no están cuando florecen los tempranos. Sólo llegamos a ver el cultivo completo en flor unos pocos días en el medio del proceso. Durante este periodo se debe continuar con el riego para que asegurar la planta y el bulbo terminen bien su proceso”.

“Cuando las plantas se secan, y no por falta de riego, eso indica que ya cumplieron su ciclo anual; lo que significa que ya es el momento de cosechar los bulbos en un proceso que es muy similar al plantado, pero a la inversa” .

El campo está ubicado a la vera de la Ruta Nacional 259 en las afueras de Trevelin.

Además, sin que nadie lo pidiera, cuando sucedió la cuarentena, Juan Carlos pensó en qué bueno sería agradecer a quienes ya habían visitado el campo mostrándoles cómo seguía trabajando y regalarles los mejores momentos.

Fuente: telam

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