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19/10/2024

Liam Payne: del brillo de One Direction y la oscuridad de la adicción a morir a los 31 años

Fuente: telam

El caso del cantante británico vuelve a poner en la mira la importancia de la salud mental en celebridades jóvenes

>“Hay muchas personas con problemas de salud mental que no están recibiendo la ayuda que necesitan, y creo que eso es un problema en nuestra industria”. Esta fue una de las declaraciones más importantes que Liam Payne enunció y que mejor reflejaban el estado anímico que arrastró durante varios años.

Desde su infancia en Wolverhampton hasta su transformación en estrella pop, Payne vivió una vida llena de contrastes, donde ser reconocido como uno de los cantantes de una de las boy bands más famosas del mundo, no solo trajo consigo la admiración de millones de fanáticos, sino también desafíos que fueron desde su vida personal hasta su carrera artística.

Liam James Payne nació el 29 de agosto de 1993 en el New Cross Hospital de Wolverhampton, Inglaterra. Desde sus primeros años, su vida estuvo marcada por desafíos de salud significativos: a los tres años, sufrió problemas renales que requirieron múltiples pruebas y tratamientos, incluyendo 32 inyecciones diarias. A pesar de estas dificultades, Payne mostró una notable resiliencia y un fuerte deseo de sobresalir en diversas áreas.

Durante su infancia, se destacó en el deporte, particularmente en el atletismo. Se unió al Wolverhampton & Bilston Athletics Club, donde, durante tres años, se posicionó entre los mejores corredores de 1500 metros de su grupo de edad en el país. Sin embargo, no todo fue sencillo. Para enfrentar el acoso escolar, Payne comenzó a tomar clases de boxeo a los 12 años, una decisión que reforzó su carácter y determinación.

El camino hacia la fama comenzó en 2008, cuando hizo una audición para la quinta temporada de The X Factor. Aunque no avanzó más allá de la etapa de Boot Camp, el reconocido jurado Simon Cowell lo alentó a regresar en dos años. Hasta ese entonces, Liam era un chico bastante ejemplar, hijo de una enfermera infantil llamada Karen Payne, y un montador mecánico llamado Geoff Payne. Pero dentro de dos años más, su vida cambiaría de dirección radicalmente.

En 2010, Liam volvió al programa y tras interpretar “Cry Me a River” de Michael Bublé, capturó la atención de los jueces y del público, pero su destino cambiaría gracias a una sugerencia de Nicole Scherzinger, quien le recomendó que se juntara con otro grupo de chicos cantantes. Así, se unió a Harry Styles, Niall Horan, Louis Tomlinson y Zayn Malik, formando lo que más tarde sería conocido como One Direction.

La fama de One Direction era el sueño de cualquier joven estrella; sin embargo, el éxito temprano de Payne trajo consigo una presión constante que iría creciendo poco a poco. A medida que la banda escalaba, la vida de Liam se convirtió en una serie de hoteles y giras, donde el alcohol estaba fácilmente disponible.

En una entrevista, el cantante contó que, para evitar líos nocturnos durante las giras, “la mejor manera de asegurarnos era encerrarnos en nuestras habitaciones, y ¿qué hay en la habitación? Un mini-bar”. Este estilo de vida lo llevó a lo que él llamó una “fiesta para uno”, donde el estrés y la presión de ser una estrella pop se solucionaban con la bebida.

Mientras que otros miembros, como Harry Styles, encontraron un camino claro en la música pop contemporánea después de la separación, Payne se topó cara a cara con la industria musical en su intento de establecer una carrera en solitario. Su álbum debut, “LP1″, lanzado en 2019, no fue lo que el mundo esperaba, por lo que recibió críticas mixtas y se percibió como una oportunidad perdida para capitalizar el fervor de los fanáticos del grupo que le dio la fama mundial.

Ese mismo año, describió su miedo tanto al éxito como al fracaso tras dejar atrás One Direction: “Fue como pasar por una especie de jubilación anticipada... es tratar de descubrir quién eres, cuál es tu propósito”. Durante este periodo de tiempo, el artista contó que se sometió a diversas terapias y encontró apoyo en figuras como el comediante Russell Brand, quien lo ayudó en su camino hacia la sobriedad.

No solo fue el alcohol y las fiestas lo que afectaron a Liam, sino también el hecho de llevar toda su vida amorosa ante el ojo público. Desde 2010 hasta finales de 2012, salió con la bailarina Danielle Peazer, seguido por una relación con su amiga de la infancia, Sophia Smith, entre 2013 y 2015; aquellos fueron romances juveniles que nunca lograron escalar a algo más maduro.

Su relación más destacada fue con la jurado de The X Factor, Cheryl Cole, con quien tuvo a su hijo Bear en marzo de 2017, pero la pareja anunció su separación en 2018. En una ocasión, Liam habló sobre cómo su separación de Cole y su primogénito también afectaron su salud mental: “Me siento solo si no puedo ver a Bear durante unos días. Parece que tengo todo, pero hay tantas partes que faltan”.

En 2023, Liam compartió que había pasado 100 días en un centro de rehabilitación en Louisiana y celebró seis meses de sobriedad compartiendo un video en redes donde decía: “Sentí que tenía más control sobre la vida y todo lo que se me escapaba”. Este renovado compromiso con la sobriedad fue un paso crucial para él, pero no estuvo sin desafíos.

Lamentablemente, su salud continuó teniendo altibajos, y en agosto del mismo año, tuvo que ser hospitalizado de emergencia por una infección renal, lo que llevó a su madre a expresar su preocupación: “Estamos todos muy preocupados por él, pero solo tenemos que seguir adelante”.

Antes de su muerte, diversas fuentes aseguraron que Liam Payne tenía un comportamiento errático por el alcohol y las drogas. La policía también encontró varias sustancias en su habitación, mientras que las pruebas forenses continúan. Todo indica que, a pesar de sus esfuerzos, Liam nunca pudo escapar de sus múltiples demonios.

Fuente: telam

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