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19/10/2024

Un comienzo inesperado, un aborto forzado y un final abrupto: la historia de amor entre Astor Piazzolla y Amelita Baltar

Fuente: telam

El compositor se enamoró perdidamente de la cantante y logró seducirla a pesar de la diferencia de edad, pero siete años más tarde ella decidió terminar la relación de manera definitiva

>Fue ella la que decidió ponerle punto final a la relación. Corría el año 1975 y Amelita Baltar, que por entonces llevaba varios meses viviendo con Astor Piazzolla en Italia, decidió hacer sus valijas para volver a la Argentina. Tenía un motivo más que justificado: su hijo Mariano, fruto de su primer matrimonio con Alfredo Garrido, la extrañaba horrores y lloraba cada vez que recibía una de sus cartas. Así que era lógico que ella quisiera regresar junto a él. Pero, además, había algo que se había roto para siempre en el corazón de la cantante. Aunque, para entonces, el compositor todavía no lo sabía.

Eso sí: que nadie se metiera con su hijo. Ella podía ser habitué de los mejores clubes nocturnos porteños y sabía lidiar con la infinidad de candidatos que la revoloteaban, mientras comenzaba su carrera como cantante de folclore. Pero su prioridad, sin ninguna duda, era su hijo. Y quien quisiera estar a su lado lo tenía que saber. Aunque, a decir verdad, después de haber pasado por el Registro Civil y de haber caminado al altar vestida de blanco “como Dios manda”, Amelita no tenía ninguna intención de repetir esa experiencia.

Que la cantante estuviera noviando con un amigo en común no fue impedimento para que el célebre bandoneonista pusiera en marcha su plan. La empezó a invitar a su casa, con el pretexto de escuchar su “tesitura”. Y ella lo sorprendió con sus dotes musicales. “¡Qué oído tenés!”, le decía él. Pero Amelita sabía muy bien cuáles eran sus intenciones. E insistía en que era “un hombre muy grande” para ella. Igual, le aceptó una cena en Hoyo 19, un restaurante que quedaba en Las Heras y Ayacucho, a pocas cuadras de su casa. Y, como justo era el cumpleaños del músico, siguieron la noche en una boîte que quedaba en frente del Hotel Alvear. Y terminaron tomando whisky en el domicilio de Piazzolla.

Piazzolla, quien hacía un par de años se había separado de su primera esposa, Dedé Wolff, ya tenía dos hijos grandes: Diana y Daniel. Y él tampoco parecía dispuesto a reincidir en el matrimonio. Así que Amelita y Astor comenzaron una relación sin convivencia. Pero la realidad es que, sea por la pasión o por el trabajo, pasaban casi todo el tiempo juntos. De manera que el compositor decidió comprarle a su amada un departamento al lado del suyo, para que ella pudiera mudarse allí junto a su pequeño hijo. Y ambos, que además formaban una dupla tanguera inigualable, se convirtieron en la pareja del momento.

Sin embargo, había una pregunta recurrente que los ponía en veredas opuestas. “¿Van a tener hijos?”, les consultaban una y otra vez. Y la cantante estaba dispuesta a darle a su primogénito el hermanito que el nene tanto le pedía. Pero Piazzolla no quería saber nada con volver a ser padre. Así que, cuando Amelita quedó embarazada, le dijo: “Ya tenés un hijo, si querés otro andate a tu casa y ponele Baltar”. Esa frase la destruyó. Se imaginaba sola, sin trabajo y con un bebé. Y sintió que no iba a tener la fuerza suficiente como para salir adelante. Así que le hizo caso Astor y abortó. Pero nunca se lo perdonó.

La relación siguió como si nada hubiera pasado. O, por lo menos, en apariencia. Hasta que, un día, Amelita se animó a ponerle punto final. Temía que la exitosa carrera que había construido al lado de Piazzolla se derrumbara de un instante a otro. Pero no le importó. Con el pretexto de venir a festejar el cumpleaños de su hijo, dejó a Astor solo en Europa. Y regresó a Buenos Aires, donde volvió a experimentar el sabor de la libertad.

Es verdad que Piazzolla sufrió mucho por el amor de Baltar. Algunos dicen, incluso, que llegó a pensar en lo peor agobiado por los celos, ya que no podía evitar pensar que esa mujer tan codiciada lo engañaba. Y que, cuando cayó en la cuenta de que la había perdido por su egoísmo, le empezó a mandar infinidad de cartas diciéndole que quería casarse con ella para revertir la situación. Pero ya era tarde. Amelita le había cerrado la puerta de su corazón y ya no quiso hablarle nunca más.

Fuente: telam

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