30/12/2025
Antecedentes, curiosidades y orígenes de las “Batallas de los sexos” en el tenis
Fuente: telam
El show que brindaron Sabalenka y Nick Kyrgios en Dubai tiene historias detrás que no son tan conocidas
>Hace algunos años John McEnroe, uno de los íconos en la historia del tenis mundial, no pudo guardar las apariencias y soltó: “Si jugara con hombres, Serena ocuparía el puesto 700 en el ranking masculino. Y no me voy a disculpar con Serena”.
Más allá de los intentos y justificaciones de este tipo de competencias, el comienzo de estas llamadas “Batallas de los sexos” en el deporte blanco no sólo respondió a una curiosidad deportiva, sino que fue la respuesta y el reflejo de una época creciente en una discusión social más amplia. Eran años de transformaciones, de reivindicaciones de igualdad y de derechos, que fueron mezclados hábilmente con provocación, espectáculo, dinero y las apuestas por un tenista fuera de competencia, pero un virtuoso y creativo en estas lides.
Con más de 50 años, Bobby Riggs, de él se trata, entendía el negocio del espectáculo como pocos y sabía muy bien que el escándalo vende, que la provocación genera dinero y que el deporte puede ser un medio para concretarlo, por eso fue él quien comenzó esta historia. Campeón de Wimbledon y del US Open en los años ‘30 y ‘40, ya era un tenista retirado a comienzo de la década del ’70.Dos años antes, el tenis había comenzado a profesionalizarse en una transformación profunda con el inicio de lo que fue y es conocido como “La Era Abierta”. En medio de esa convulsión, las mujeres, encabezadas por Billie Jean King, empezaron a exigir premios, respeto profesional e igualdad de trato como los hombres. El circuito femenino continuaba siendo amateur y era menospreciado por dirigentes y organizadores. Ese contexto le permitió a Riggs comenzar a desarrollar una idea-negocio que, además, lo dejaría en la historia, mucho más que por su trayectoria como jugador. Públicamente, salió a confrontar las acciones y reclamos de las mujeres y declaró públicamente que el tenis femenino era inferior y que ninguna podía competir contra un hombre. “Hasta un tenista retirado como yo puede ganarle a cualquiera de las mejores del mundo, con una pierna y después de una siesta”, empezó a mofarse en cada lugar en el que conseguía el espacio. Su idea era simple, el señuelo había sido lanzado, faltaba que alguien mordiera el anzuelo para que apareciera el negocio.