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29/12/2025

La belleza de la semana: 200 años sin Jacques-Louis David, el artista de lo político

Fuente: telam

Un día como hoy de 1825 murió este influyente pintor francés que redefinió los cánones artísticos de su tiempo y que vivió como pocos los vaivenes de una época convulsa entre la revolución, Napoleón y el exilio

>¿Accidente de tránsito? Algo así. Jacques-Louis David fue atropellado por un carruaje cuando salía del teatro, lo que precipitó una enfermedad cardíaca preexistente. Murió el 29 de diciembre de 1825, hace 200 años, del corazón. El bicentenario de su muerte reabre el debate sobre uno de los artistas más influyentes de la historia moderna, cuyo legado pictórico y político marcó la transición entre el Antiguo Régimen y la Revolución francesa, así como también el ascenso de Napoleón.

Nacido en París el 30 de agosto de 1748, David enfrentó desde la infancia el drama familiar con el asesinato de su padre y la ausencia de su madre, quedando bajo la tutela de sus tíos, arquitectos de éxito que promovieron su formación en el Colegio de las Cuatro Naciones. Aunque sus familiares deseaban que se dedicara a la arquitectura, se impuso con una temprana vocación artística y logró ingresar en el taller de François Boucher, aunque pronto fue dirigido al aprendizaje clásico con Joseph-Marie Vien.

Su persistencia le llevó a conquistar, tras cuatro intentos, el codiciado Premio de Roma en 1774, lo que le permitió adentrarse en el estudio directo de las grandes obras maestras y ruinas de la Antigua Roma. Durante su estancia en Italia, el joven David entabló contacto con figuras clave del pensamiento y el arte, y llenó sus cuadernos de apuntes que utilizaría durante el resto de su vida. El regreso a París supuso el inicio de su enfrentamiento con la Academia Real de Pintura y Escultura, .

Aunque en varias ocasiones se mostró reticente ante su figura, finalmente la institución le reconoció su talento. En el Salón de 1781 recibió el antiguo privilegio de residir en el Louvre y consolidó su posición social mediante su matrimonio con Marguerite Charlotte, lo que le proporcionó estabilidad económica y familiar. A lo largo de los años setenta y ochenta del siglo XVIII, David desarrolló obras muy simbólicas como Juramento de los Horacios (1784) y La muerte de Sócrates (1787).

David creía que el arte tenía que incidir en la política. Por eso, en sus obras subrayó la austeridad y el ideal de autosacrificio republicano. Sus obras fueron convertidas en auténticos símbolos políticos de la era revolucionaria. El estallido de la revolución en 1789 marcó un giro radical en su voida: optó por permanecer en Francia y abrazar la causa republicana. Su amistad con Maximilien de Robespierre y su condición de miembro destacado del club jacobino lo pusieron en el centro de la escena.

David participó activamente en la Asamblea Nacional, votó a favor de la ejecución de Luis XVI y organizó celebraciones fúnebres y fastos públicos que transformaron el arte en vehículo de propaganda revolucionaria. Su célebre cuadro La muerte de Marat (1793), realizado tras el asesinato del revolucionario en su bañera, cristaliza la dimensión heroica y martirial atribuida por David a la República. Pero tras el asesinato de Robespierre y la caída del régimen jacobino, fue encarcelado por el Directorio.

El ascenso de Napoleón Bonaparte brindó a David una nueva proyección. Impresionado por el joven general desde su primer encuentro, el pintor se convirtió en su retratista oficial y protagonista del llamado Estilo Imperio, caracterizado por la introducción de colores cálidos y la monumentalidad compositiva. Obras como Napoleón cruzando los Alpes (1801) y La coronación de Napoleón y Josefina en Notre Dame consolidaron la imagen imperial y propagandística del régimen.

En Bélgica, dedicado a pequeñas obras de temática mitológica y retratos de antiguos partidarios napoleónicos, vivió sus años finales. Su última voluntad artística se expresó en Marte desarmado por Venus y las Gracias, obra con la que el propio David enfatizaba su ambición final: “Esta es la última pintura que deseo pintar, pero quiero superarme en ella. Pondré el dato de mis 75 años en ella y después nunca volveré a tomar un pincel”. Murió dos años después. De su partida, hoy, hace dos siglos.

Fuente: telam

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