28/12/2025
Una conmovedora señal y un cambio a tiempo de Ángel Labruna: a 50 años de River Plate campeón del Nacional 1975
Fuente: telam
En aquel año, los “millonarios” cortar su más larga racha sin títulos y lograron dos de forma consecutiva. La emotiva anécdota detrás de una modificación clave
>“Me lo dijo Daniel, me lo dijo Daniel”. La voz, emocionada y febril de Ángel Labruna ganaba el bullicioso espacio de la noche rosarina el domingo 28 de diciembre de 1975. Su River había vencido en el último instante por 2-1 ante Central con el recordado gol de la Pepona Reinaldi, consagrándose campeón del torneo Nacional. Todos querían acercarse a Don Ángel, símbolo de grandes logros como jugador con la banda roja, ganador nato, que había devuelto esa terquedad por el éxito y las vueltas olímpicas, ahora como entrenador. Pletórico de emoción solo quería dedicárselo a su hijo mayor, que había fallecido muy joven, apenas unos años antes y lo sentía como parte decisiva de esa conquista…
El partido en Rosario parecía con un inexorable destino de empate. A poco de comenzar, Luque con golpe de cabeza abrió el marcador, pero Zavagno colocó el empate a la media hora. En ese momento, Estudiantes ganaba 2-0 con goles del Fantasma Benito y se ilusionaba con el desempate. El segundo tiempo en ambas canchas transcurría en la medianía hasta que, faltando exactamente 20 minutos, la historia empezó a cambiar. La tensión en el banco de suplentes de River se cortó ante una reacción de Labruna. Le apuntó a Reinaldi y a los gritos le indicó que debía entrar en ese momento. Casi sin calentamiento, ingresó por Pinino Mas.
Nada había cambiado en Avellaneda. Sin novedades en Rosario. En AFA empezaban a pensar en la sede del desempate para el martes 30 o en los primeros días de enero. Hasta que llegó ese instante, que la Pepona Reinaldi le contó a Infobae: “La fortuna me puso en ese momento del partido para hacer un gol histórico en el último minuto, que es el sueño de todos los jugadores. Vino un centro pasado y convertí el del triunfo cuando ya casi no quedaba tiempo. Lo hice de zurda, que solo la tengo para caminar (risas). Con el tiempo, Luis Landaburu, que era el arquero suplente, me contó la historia: Ángel Labruna me había hecho entrar porque él sintió que se lo pedía su hijo que había fallecido. Gritaba mirando al cielo con lágrimas en los ojos en el momento del gol ‘Me lo dijo Daniel, me lo dijo Daniel’. Fue algo muy conmovedor”.El fútbol superando los límites del fútbol. Una vez más. Los que tenemos pasión por este deporte, siempre elegiremos creer que estas cosas suceden por algo. Labruna lo sintió así y la Pepona respondió, vistiéndose otra vez de héroe, como siete días antes en Liniers. Aquel gol sirvió para sacar una ventaja decisiva. Éste era para dar la segunda vuelta olímpica de un año inolvidable, pintado de blanco y cruzado por una banda roja para la eternidad.