25/12/2025
Charles Mingus y Art Blakey, dos leyendas del jazz con un inmenso legado que se mantiene vivo
Fuente: telam
La reedición de un show del contrabajista y el hallazgo de un registro en vivo del baterista, evidencian no solo su virtuosismo instrumental sino, sobre todo, el enorme poder transformador que tuvieron
>Si es cierta aquella frase de “el tango te espera, pibe” atribuida a Aníbal Troilo (otros mencionan a Osvaldo Pugliese), cabría aplicarla al jazz. Con el tiempo, se abren las aguas de un océano de música que siempre guarda una sorpresa escondida. La reedición del álbum Mingus at Monterey del Charles Mingus y la publicación de Strasbourg 82 de Art Blakey y sus Jazz Messengers representan un tipo de descubrimiento que nunca parece llegar tarde. Es, además, un acontecimiento relevante para amantes del jazz y una puerta entreabierta para los recién iniciados, incluso una invitación para quienes todavía no se hayan acercado a una música libre y espiritual. Ambos discos, cada uno de un hombre relevante y sus circunstancias (relevantes) en la historia del jazz, ofrecen una nueva perspectiva sobre la aportación de dos líderes esenciales en la evolución del género.
“Cada músico de jazz, cuando toma un instrumento —trompeta, bajo, saxofón, batería—, cualquier instrumento que toque, cada solista, es decir, cuando empieza a tocar sobre una composición con título e improvisa una nueva melodía creativa, está tomando el lugar de un compositor. Está diciendo: ‘Escuchen, les voy a dar una nueva idea completa con un nuevo conjunto de cambios de acordes. Les voy a dar una nueva concepción melódica sobre una melodía que conocen. Soy un compositor’. Eso es lo que está diciendo >Art Blakey (1919-1990) fue un baterista que elevó la influencia de su rol dentro del expresivo hard bop, al punto de situar a la batería como instrumento solista. Reconocido por su destreza en los solos, desarrolló una técnica basada en contrastes: iniciaba con leves vibraciones sobre el instrumento y, en cuestión de segundos, lograba transiciones hacia secuencias energéticas y frenéticas, empleando redobles y contratiempos característicos. Su influencia resultó, a su vez, fundamental para consolidar la identidad sonora del bebop.
“Hasta donde he visto, el jazz es el nivel más alto de interpretación en un instrumento musical. Es una música espiritual; no hay música como ella. Y la gente no se da cuenta... No sabemos qué vamos a tocar. Y nunca escuchas el mismo arreglo dos veces. Cometemos tantos errores; yo los cometo, porque estoy cambiando las cosas. Si cometen un error: retrocedan, cometan el mismo error y creen algo a partir de él. Porque así nació el jazz: ¡alguien cometió un error! Así que simplemente sigues adelante; no es un error, simplemente construyes >El valor histórico y musical de estos lanzamientos radica en que permiten revisitar instantes cruciales en las trayectorias de ambos artistas. La reedición de Mingus at Monterey, registrada en septiembre de 1964 durante el Monterey Jazz Festival en California, revive una etapa donde el bajista y compositor desplegó una influyente creatividad. Y la aparición de Strasbourg 82 recoge un concierto inédito de Art Blakey en Francia, un testimonio de la energía y el impulso renovador con que el baterista moldeaba a los Jazz Messengers.Charles Mingus es uno de los arquitectos más versátiles y ambiciosos del jazz tras la era de Duke Ellington, a quien reconocía como su principal referente. La música de Mingus combina escritura elaborada e improvisación, integrando distintas personalidades musicales en un entorno comunitario. En el registro en vivo Mingus at Monterey, estuvo acompañado por el pianista Jaki Byard y el baterista Dannie Richmond, ambos procedentes de su anterior sexteto con Eric Dolphy, además del saxofonista alto Charles McPherson, el tenor John Handy y el trompetista Lonnie Hillyer.Imposinle hablar de Art Blakey sin mencionar a los Jazz Messengers, la formación instrumental fundada a mediados de la década de 1950 y reconocida como una auténtica “universidad” para los músicos que pasaron por sus filas: entre ellos, Lee Morgan, Freddie Hubbard, Wynton Marsalis y Terence Blanchard, todos ellos intérpretes y compositores que desarrollaron parte fundamental de sus carreras allí. He aquí un dato distintivo del legado de Blakey: favoreció que los miembros de la banda aportaran sus propias composiciones, contribuyendo así al repertorio y al crecimiento individual de cada uno de ellos.
El repertorio profundiza en la memoria de antiguos Messengers con piezas como “Fuller Love”, del saxofonista Bobby Watson, y “New York”, creación del pianista Donald Brown. Los tributos a la célebre etapa de 1958 se presentan en las interpretaciones de “Along Came Betty” y “Blues March”, ambas de Benny Golson, junto a la clásica “Moanin’” de Bobby Timmons, cuya introducción desata una inmediata ovación del público francés.
Tómese la escucha de estos dos discos como autoregalo de Navidad. Tanto Charles Mingus como Art Blakey transformaron los estándares técnicos y expresivos de sus instrumentos, impulsando escenarios en los que la creatividad colectiva era el principal motor del desarrollo artístico. La influencia de ambos líderes trasciende sus propias generaciones y sigue marcando la manera en que el jazz se reinventa: sea 2026 o el año que sea, cada nueva grabación cobra vida propia. Felices fiestas.
Fuente: telam
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