En las últimas dos décadas, el dengue se expandió de forma significativa tanto a nivel global como en América Latina.

El avance del dengue no solo depende del insecto, sino también de la interacción entre clima, urbanización y hábitos cotidianos y exige estrategias coordinadas de prevención y control.

Allí, el porcentaje de hogares con presencia de mosquitos aumentó de 5,7% en 2009-2010 a 15,4% en 2016-2017 y saltó a 36,7% en el período 2019-2021.

Los investigadores se propusieron entender por qué algunos patios y jardines se transforman en focos de cría de mosquitos. Para eso, analizaron materiales, tamaños, ubicación, condiciones ambientales de los recipientes y costumbres de los habitantes.

La investigación incluyó inspecciones en hogares de distintas zonas de la ciudad de Córdoba, en la Argentina, y el registro de tipo y cantidad de recipientes con agua.

A lo largo de dos temporadas cálidas, los especialistas revisaron más de 200 hogares y hallaron 689 recipientes con agua.

El dato central del estudio es que los recipientes bajo sombra vegetal tienen una probabilidad 2,5 veces mayor de albergar mosquitos que los que se encuentran al sol o bajo sombra artificial.

Los floreros y las cubiertas plásticas fueron los tipos de recipientes donde se encontró la mayor cantidad promedio de larvas y pupas del mosquito. Es decir, estos envases resultaron ser los criaderos más eficientes para el insecto.

La temperatura mínima y la cantidad de lluvias en las semanas previas son también factores que aumentan el riesgo de que haya más mosquitos.

Consiste en observar y estudiar la presencia y cantidad de mosquitos y permite detectar a tiempo el aumento de las poblaciones.

Los investigadores recomendaron eliminar recipientes plásticos, macetas y lonas de patios y jardines, y revisar frecuentemente todos los envases con agua, en especial los que se ubican por debajo de plantas.

El control del mosquito depende de la eliminación de criaderos y del monitoreo constante de los ambientes urbanos.

Fuente: telam