19/12/2025
El impacto del lenguaje en el rendimiento físico: cómo el uso de malas palabras puede transformar la resistencia
Fuente: telam
Investigadores de Estados Unidos y Reino Unido hallaron que decir groserías durante pruebas físicas podría aumentar la tolerancia al dolor y la fuerza en adultos jóvenes sanos
>Soltar una Un estudio de investigadores en psicología de los Estados Unidos y el Reino Unido postuló que usar groserías aumenta el Los resultados fueron publicados en la revista Esto podría cambiar la forma en que se considera al lenguaje y al cuerpo en situaciones de exigencia.
Las implicancias no pasan desapercibidas: si una simple expresión puede marcar la diferencia, el vínculo entre lo que se dice y lo que se logra podría ser más poderoso de lo que se pensaba.El equipo quiso saber si las groserías podían influir de manera directa en el dolor y el rendimiento físico. Analizaron si pronunciar estas palabras durante momentos de esfuerzo transformaba de verdad la experiencia corporal.
Los investigadores quisieron aclarar cómo impacta en la tolerancia al dolor y la fuerza aquel pequeño acto cotidiano. Se preguntaron si un efecto inmediato sobre el cuerpo se daba en personas comunes.
No solo tomaron en cuenta los cambios físicos. También observaron si había algún mecanismo psicológico, como emociones fuertes o cambios en la atención, detrás de los resultados observados.Partieron de investigaciones anteriores que notaron un efecto especial de las palabras prohibidas en la sensación de dolor. Esta vez el desafío era encontrar la respuesta en tareas prácticas de laboratorio.Los participantes fueron adultos jóvenes y sanos. Cada uno se sometió a pruebas de fuerza y tolerancia al dolor, mientras decía palabras groseras o neutras según la indicación.
La fuerza física se midió con un dinamómetro, aparato que sirve para verificar cuánta presión realiza la mano. Para dolor, sumergieron la mano en agua con hielo, una técnica llamada test del agua fría.
El hallazgo más sorprendente fue que decir una grosería aumentó la tolerancia al dolor y la fuerza en la mano. En la prueba de agua fría, aguantaron más sumergidos cuando soltaron malas palabras.
Los investigadores subrayaron que “el uso de groserías podría tener efectos fisiológicos y psicológicos distintos”. El resultado invita a repensar cómo el lenguaje cotidiano afecta el desempeño físico real.
Los investigadores reconocieron que el hecho de que participaron únicamente adultos jóvenes y sanos puede ser una limitación del estudio. Este punto deja abierto si los efectos podrían observarse en otros grupos de la población.
Consideraron que se debería continuar investigando para comprender mejor la relación entre el lenguaje y el rendimiento físico.
Fuente: telam
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