19/12/2025
Las mafias chinas del cibercrimen apuntan a Latinoamérica: torturas, muertes y expertos reclutados que viajan engañados
Fuente: telam
El testimonio de especialistas que fueron tentados para ir a trabajar a países del Sudeste Asiático revela el sistema de semiesclavitud al que fueron sometidos
>Las mafias que desde espacios casi carceleros del Sudeste Asiático, sobre todo en Camboya y Birmania, llevan a cabo multimillonarias y sofisticadas estafas digitales, según denuncias de la ONU y numerosas organizaciones, han puesto el foco recientemente en España y Latinoamérica, con la creciente captación de nativos que les faciliten encontrar víctimas de fraudes en sus países de origen.
En estas instalaciones se han documentado torturas, e incluso varios casos de muertes, contra quienes no cumplen objetivos, de acuerdo con varias investigaciones, tanto privadas como de oenegés y la ONU, que estima que hay al menos 100.000 personas en este tipo de centros de estafas en Camboya y 120.000 en Birmania.
Gabriel de Oliveira, brasileño de 24 años, se mudó a Tailandia el pasado abril para trabajar supuestamente como informático, según cuenta a EFE su padre, Daniel Araújo. Nunca regresó; murió en Camboya en julio, en circunstancias sin aclarar.
Al llegar a Tailandia en abril, lo transfirieron a Camboya. Tras dos semanas sin saber de él, la Embajada brasileña en Bangkok les comunicó en julio su fallecimiento. No hubo autopsia y el cuerpo aún no ha sido repatriado.
Al testimonio de la familia del brasileño se suma el reciente rescate en Camboya de decenas de ciudadanos de Colombia y Brasil que dijeron estar atrapados en estos centros, así como experiencias de otros involucrados y afectados que vienen a confirmar el interés de estas redes por captar trabajadores de España y Latinoamérica.
La estrategia utilizada para captar a Gabriel se repite en otros países latinoamericanos. Una falsa oferta laboral llevó a una veintena de colombianos a Camboya, donde presuntas redes de trata los incomunicaron, maltrataron y amenazaron hasta que lograron alertar a las autoridades de su país a través de la aplicación LibertApp de Migración Colombia, según afirma este organismo.
“Cuando empezamos a laborar (...) nos enteramos de que nos habían llevado para estafar (...) Nos dejaron muy claro que el que trabajaba vivía normal, y que el que no trabajaba o el que quisiera devolverse (...) se iba a morir”, dijo uno de los colombianos.
David, un español de unos cuarenta años, tuvo una experiencia diferente. Con antecedentes policiales, dice a EFE en una entrevista en Nom Pen que aceptó trabajar para estafadores “por dinero”, después de conocer a un “reclutador” latinoamericano en Nom Pen.
“Me llegaban textos que simulaban (estar hechos por) un profesor (presentado como Alejandro Santamaría) para novatos en finanzas. La mayoría estaban traducidos por chinos a un español latino. Como querían que todo sonase muy natural, lo que hacía era darle un toque español”, dijo David a EFE en Nom Pen a comienzos de diciembre.
“Había gente que sospechaba, pedía datos porque decía, ¿dónde estáis exactamente?”, relata David, que confiesa que fue él quien se inventó una ubicación para hacer creíble la trama: “La sede la inventé yo. Estaba en un lugar financiero de Madrid”.
“He tenido mucha suerte (...). Nunca vi maltrato (...). Pero un conocido ruso me contó que le pegaron y dieron con un táser”, asegura.
Las víctimas de estafas están normalmente a miles de kilómetros de distancia. Las fechas y sofisticación que David detalla -llega a usarse inteligencia artificial para cometerlas- coinciden con la experiencia que describe desde Astigarraga (Guipúzcoa, España) Jéssica González, fundadora de la asociación para víctimas de estafas VICTIFIN.
Las estafas pueden ser astronómicas: la fundadora de VICTIFIN dice que ha tenido conocimiento de una que asciende a 18 millones de euros.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMNV) de España alertó recientemente sobre varias aplicaciones para estafas: entre ellas una en la que David afirma que estuvo involucrado.
“Y denunciarlo siempre”, exhorta. “Hay que moverse, es la única manera de poder hacer algo”.
Considerado epicentro de las ciberestafas, Camboya cuenta con más de 270 lugares identificados como posibles centros para este tipo de actividades, según Cyber Scam Monitor, que rastrea las ubicaciones a partir de informes policiales, noticias y fotos satelitales.En algunos centros reconocidos por Cyber Scam Monitor que EFE visitó en Nom Pen todavía se aprecian rastros de una precipitada marcha, con papeles, mesas y sillas desperdigadas por el suelo.
En un complejo en Filipinas que visitó junto a una víctima reclutada para estafar en Birmania, esta le aseguró que el mobiliario e incluso el menú de la cafetería de ese centro eran idénticos a los del birmano.
Jacob Sims, especializado en delincuencia transnacional en el Sudeste Asiático e investigador en la Universidad de Harvard, sostiene que alrededor del 85 % de las mafias detrás de las redes de estafas son de origen chino, y alerta de la inmensa capacidad lucrativa del negocio.
“Lo único que se puede comparar a nivel mundial es el tráfico de drogas”, remarca.
En Camboya, Prince Group es omnipresente. Un cartel de la empresa decora las vallas del edificio donde David asegura que cometió parte de las estafas, a escasa distancia de una comisaría y de un edificio ministerial.
(Con información de EFE)
Fuente: telam
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