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05/12/2025

Espía espacial: excluyeron de una misión a un astronauta ruso porque habría tomado fotos de SpaceX sin autorización

Fuente: telam

A tres meses de volar a la Estación Espacial Internacional, el experimentado cosmonauta Oleg Artemyev fue reemplazado. Con su celular habría fotografiado documentación privada y partes del cohete de Elon Musk

>El experimentado astronauta ruso Oleg Artemyev formaba parte del núcleo duro de la élite espacial, con tres misiones de larga duración en la Su trayectoria había cultivado una reputación de confiabilidad dentro de la agencia espacial rusa llamada Roscosmos, algo que en el ecosistema espacial ruso representa mucho más que un logro técnico.

Sin embargo, la misión SpaceX Crew-12, prevista para febrero, cambió el curso de su carrera cuando la agencia espacial rusa comunicó de manera seca que el cosmonauta pasaba “a otro puesto”.

Se ha tomado esta decisión debido al traslado de Oleg Artémiev a otro puesto”, ha sido la breve explicación ofrecida por Roscosmos que anunció la sustitución de Artémiev por el cosmonauta Andréi Fediayev.

El anuncio descolocó incluso a observadores habituados al secretismo. Nada hacía prever que Artemyev quedaría fuera de su cuarto viaje orbital. Las dos agencias involucradas, Roscosmos y la NASA, habían avanzado sin sobresaltos en el anuncio. El grupo se encontraba en fase de entrenamiento intensivo para operar la cápsula Dragon, un vehículo estadounidense de la empresa deA pesar de esta integración, un detalle rompió el equilibrio: la sospecha de un posible espionaje y la una violación de las ITAR, las regulaciones estadounidenses destinadas a proteger tecnologías sensibles asociadas a la industria aeroespacial y de defensa.

El punto de quiebre surgió durante los entrenamientos en la sede de SpaceX en Hawthorne, California. Allí, Artemyev habría tomado fotografías con su teléfono celular de parte de la documentación técnica y partes de motores, todo sin autorización.

La declaración elevó el episodio a un plano crítico. Las ITAR colocan cualquier tecnología espacial de Estados Unidos al nivel de equipamiento militar, con restricciones estrictas de manipulación y divulgación. En ese contexto, una acción inapropiada no representa una simple falta administrativa. Puede constituir una infracción que compromete la seguridad nacional.

Los indicios hicieron que las instituciones asociadas al proyecto activaran mecanismos de respuesta inmediatos. Trishkin señaló que “esto fue, por decirlo suavemente, una infracción grave”, y añadió que sus contactos confirmaron el inicio de una investigación interdepartamental. La frase dejó entrever el carácter excepcional de la decisión: expulsar a un cosmonauta experimentado de una misión en etapa final de preparación rara vez ocurre. Y cuando ocurre, las causas suelen ser de considerable peso.

Otro canal ruso especializado en el espacio, Yura, prostí, indicó que Artemyev fotografió motores y dispositivos sensibles durante su capacitación técnica. Ese dato coincidió con los reportes posteriores del medio ruso The Insider, que reveló que el cosmonauta incluso habría intentado transferir el material fuera del país. Para las autoridades estadounidenses, la combinación de fotografías no autorizadas y una posible exportación digital de contenido clasificado representa una infracción directa de la normativa ITAR.

Roscosmos reaccionó con celeridad. El organismo anunció que el cosmonauta Andrey Fedyayev ocuparía el lugar vacante, sin especificar motivo alguno. En paralelo, el hermetismo oficial reforzó la percepción de que la verdadera razón detrás del cambio se vinculaba con seguridad y no con reorganizaciones rutinarias.

Expertos rusos subrayaron la rareza del caso. Trishkin sostuvo: “Es muy difícil imaginar una situación en la que un cosmonauta experimentado pudiera cometer inadvertidamente una infracción tan grave”. Esa observación abrió un debate sobre si Artemiev actuó por descuido o si hubo intención.

La comunidad espacial suele coincidir en algo: los cosmonautas y astronautas atraviesan controles rigurosos que evalúan desde la estabilidad psicológica hasta el cumplimiento estrictísimo de protocolos. Por eso, una violación tan explícita generó sorpresa e inquietud.

Para SpaceX y la NASA, el caso plantea desafíos diplomáticos y operativos. Desde el punto de vista estadounidense, la protección de tecnología crítica ocupa un lugar central desde hace décadas. La propia existencia de las ITAR refleja la convicción de que la industria aeroespacial y militar no admite filtraciones.

Artemyev llegó a esta situación con una historia personal marcada por logros, pero también por episodios que generaron controversias. En 2022, Roscosmos publicó fotografías de él y dos colegas sosteniendo banderas de territorios separatistas prorrusos en la Estación Espacial Internacional.

La exclusión del cosmonauta aparece entonces como un hito más dentro de un escenario geopolítico donde cada detalle técnico se encuentra bajo escrutinio. Para Rusia, la situación implica un golpe en un momento crítico.

Roscosmos enfrenta dificultades logísticas y operativas en el cosmódromo de Baikonur, donde una falla reciente dañó parte de la plataforma de lanzamiento del Área 31.

Con reparaciones urgentes en curso y dudas sobre los plazos, la agencia busca sostener su ritmo de lanzamientos sin ceder terreno frente al avance de SpaceX.

La misión Crew-12 sigue adelante. El equipo actual lo integran Fedyayev, la representante de la Agencia Espacial Europea (ESA) Sophie Adenot y dos astronautas estadounidenses que aún no fueron anunciados.

En la comunidad espacial internacional existe preocupación por las derivaciones que podría generar este episodio.

Sin embargo, incidentes que involucran posibles filtraciones de tecnología sensible tensionan ese pacto y abren el interrogante sobre futuros protocolos de control. Es posible que a partir de este caso se impongan restricciones adicionales para especialistas extranjeros que accedan a instalaciones estadounidenses.

El futuro de Artemyev también queda en suspenso. Su exclusión afecta su carrera dentro de Roscosmos y podría limitar su participación en programas internacionales.

La misión Crew-12 despegará sin él, mientras las agencias intentan contener el impacto político y tecnológico. La carrera espacial contemporánea combina cooperación, competencia y vigilancia estricta sobre cada transferencia de conocimiento. En ese escenario, un teléfono móvil dentro de un centro técnico puede convertirse en el punto de partida de una crisis internacional.

Fuente: telam

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