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01/11/2025

“Digo Madre y se parte la tierra”: fragmento del emotivo libro de Santiago Loza

Fuente: telam

Tras la muerte de quien le dio la vida, el hijo escribe como homenaje y como consuelo. Eso es “Archivo Madre”, del destacado autor y cineasta argentino. Aquí, un adelanto

>Par poder escribir sobre su madre, Santiago Loza unió como un rompecabezas todos sus partes: narrador, poeta, dramaturgo, hijo. Desde la infancia hasta la muerte el autor indagó en el recuerdo y compuso esta pieza: Archivo Madre. Publicó el sello Vinilo con las ilustraciones de Júlia Barata. “Soy un hombre que se vuelve viejo mencionando a una Madre que no se hizo anciana. Digo Madre y se parte la tierra”, escribe Loza en este trabajo que podría definirse de muchas maneras: fotos narradas, instantáneas, pinceladas.

Loza es escritor y cineasta. Ha escrito una veintena de obras teatrales y entre sus libros están Un espíritu modesto, Nadadores lentos, Diario inconsciente y Pequeña novela de Oriente. La narración está acompañada de las ilustraciones en negro y azul de Júlia Barata, arquitecta y dibujante portuguesa que reside en Buenos Aires. Ella es autora de las novelas gráficas Familia y Gravidez. Ilustra, hace animaciones en Cinegraf, es docente y madre. A continuación un fragmento:

1.

L me cuenta que se encontró con mi Padre en un sueño, le dijo que me avisara que estaba bien. Lo vio contento.

¿Madre, seguís enojada?

Digo Madre y se levantan los huracanes.

Acá voy, como si hiciera falta, como si hubiera algo que agregar.

Este es mi archivo redundante.

Si digo Madre tres veces, como Candyman..., ¿vas a aparecer acechante desde la dimensión de los no vivos?

Soy un hombre que se vuelve viejo mencionando a una Madre que no se hizo anciana.

Tenías los ojos claros, casi transparentes, no recuerdo si celestes o verdes y una mirada punzante. No recuerdo el color de los ojos, pero sí la mirada. No se olvida nunca la mirada de la Madre.

Digo Madre y aparecen nuevas pestes.

Me pasaba así, me quedaba azorado, perplejo, enmudecido, aturdido, vulnerado; ahora que te escribo aparece la crisis del escribir sin un para qué.

Escribo sobre un hueco. Ahora mismo me quedo en silencio, caigo entre una palabra y otra.

Me hubiera gustado hacerte reír.

2.

Caminaste perdido buscando su casa.

Adentro había un silencio.

Te abrazan, rezan al lado tuyo, te ofrecen café y sanguchitos.

Ahí está como una piedra el que no sabe sentir.

Después podés volver a este punto, ahora te vas.

Tomás un avión y cruzás los mares.

Te pasean por callecitas incomprensibles.

El departamento de alquiler para turistas sin ventilador, la heladera rota, cada hora da un pitido, entre el ardor y esa alarma es imposible conciliar el sueño.

Ahí está ese que no llora, el prófugo, el que no quiso saber de hospitales y cementerios.

Como escapado de un susto.

No habrá Madre preguntando qué comí en el viaje.

Queda el desorden, la heladera desenchufada.

Valencia es la ciudad, hasta recién no me acordaba.

Digo: hace diez días murió mi Madre

Final de viaje, aduana, migraciones, hijo de tal y cual.

Me saco los anteojos para la foto.

Fuente: telam

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