28/10/2025
Burford: polémicas, acusaciones y enemigos del “financiador de litigios” que quiere cobrarle unos USD 18.000 millones a Argentina
Fuente: telam
Desde ser acusado de contabilidad creativa a tener de rehén a una firma de lazos con Trump, un oscuro juicio en Ecuador, pérdidas en Paquistán y quedarse con la parte del león del divorcio de un oligarca ruso, el estudio inglés acumula un historial que le ganó varios e importantes enemigos
>En primera instancia, la jueza Loretta Preska ya falló contra el Estado argentino. Del otro lado está Burford Capital, un estudio inglés que ganó en un tribunal de quiebras en España los derechos a litigar contra la Argentina por violar el estatuto de la compañía, que por cotizar en Wall Street, el mercado de capitales más grande del mundo, estaba registrado ante la SEC, el regulador bursátil de EEUU.
“Este caso es sobre los acreedores e inversores que han perdido miles de millones de dólares a causa de los actos ilegales del gobierno argentino, no sobre Burford”, dijo a Infobae un vocero de Burford, que se presenta a sí mismo como una fuerza justiciera que proporcionando recursos y expertise permite a los little guys (pequeños inversores, productores, pymes) defenderse de contrapartes abusivas. Básicamente, “la financiación de litigios por terceros” busca “emparejar la cancha”, le dijo Christopher Bogart, CEO y cofundador de la firma, a Lesley Stahl, histórica periodista de la cadena CBS, en un reportaje televisivo.La Procuración del Tesoro, por medio del estudio Sullivan & Cromwell, intentará revertir o al menos achicar el monto del fallo que Preska impuso a la Argentina: un resarcimiento de USD 16.100 millones, que con intereses ya monta a USD 18.000 millones, el más grande en la historia de EEUU contra un estado soberano.
La sugerencia de algún tipo de solución “amigable” sigue al infructuoso intento del bufete inglés, cuyas prácticas muchos comparan con las de un “fondo buitre” (aunque en rigor no lo sea), de convencer al gobierno de negociar un arreglo La reversión de un fallo de una jueza de prestigio como Preska es inusual y son pocos los casos que, pasada la Corte de Apelación, llegan a manos de la Corte Suprema de Justicia de EEUU, de mayoría de miembros conservadores.
Sucede que Burford se ganó enemigos de fuste por los costos que impone a las empresas, las impugnaciones éticas y legales a su práctica de “litigation funding” (financiación de litigios), parecida a la de los ambulance chasers (perseguidores de ambulancias, como en EEUU denominan a los “abogados carancho”), y su contabilidad creativa.
En 2019 el fondo de inversión Muddy Waters calificó los métodos contables de Burford de “Enronescos”. La referencia era a Enron, la empresa de energía que quebró en 2001, cuando sus fraudes contables se hicieron inocultables y llevaron incluso al desprestigio y desaparición de Arthur Andersen, que debía auditarla. El fondo denunció también que la Chief Financial Officer (CFO) de Burford, Elizabeth O’Connell, era la esposa de Bogart, que actuaba como “consejero delegado”. De resultas, O’Connell fue corrida del cargo y nombrada Chief Strategy Officer.Al respecto, Burford respondió que se trata de “insinuaciones sin fundamento” y que Muddy Waters “está bajo investigación criminal por fraude de valores y fue acusado de manipulación de mercado en relación con su ataque a Burford”.
Matt Webb, vicepresidente del sector legal de la Cámara, acusó a los financiadores de litigios de operar sin supervisión y crear “riesgos para la seguridad nacional y la integridad del sistema judicial de EEUU”, dijo que hay firmas chinas y rusas que operan de ese modo y señaló a Burford como “uno de los mayores financiadores globales, que intentó tomar el control de una demanda antimonopolio presentada por Sysco, anteponiendo sus propios intereses económicos a la voluntad del demandante de resolver el litigio”.
Se trata de un caso paradigmático: Sysco, un distribuidor de alimentos que demandó por prácticas monopólicas a algunos abastecedores, llegó a Burford a través de Boies Schiller, un estudio sospechado de acuerdos secretos con la firma de Bogart, pero cuando alcanzó arreglos amigables con algunos de sus demandados, Burford habría bloqueado los arreglos y demandó a Sysco, porque quería recompensas mayores.“Sysco acusó a Burford de impedirle aceptar acuerdos razonables, convirtiéndola en un rehén de un financiador codicioso”, dice una nota de la US Chamber. Tras cuatro meses de conflicto, Sysco y Burford llegaron a un acuerdo, pero Sysco debió ceder a Burford los derechos de litigio de sus subsidiarias.De hecho, debido al caso de Sysco, varios estados sancionaron normas de divulgación automática para que los jueces conozcan el monto de los fondos externos involucrados en juicios que se ventilan en sus juzgados.
Además, el CEO de Sysco, Kevin Hourican, se relacionó con Trump a través de su participación en los “Grupos Industriales de la Gran Reactivación de EEUU”, iniciativa de la primera gestión trumpista (2016-2020) a favor de la reapertura económica durante la pandemia de Covid-19.
Los representantes republicanos John Kennedy y Mike Johnson y el demócrata Joe Manchin presentaron en 2023 un proyecto de “Protección de nuestras Cortes contra la Manipulación Extranjera”, que obligaría a revelar la participación de financiadores externos en litigios en EEUU y prohibiría la inversión de gobiernos y fondos soberanos del exterior en estos procesos, de modo de garantizar que jueces, partes y autoridades conozcan la presencia de financiadores externos, en especial si son entidades extranjeras, “para fortalecer la protección del sistema judicial federal”.
El 1 de octubre pasado la International Legal Finance Association (ILFA), que agrupa a los “financiadores de litigios” e integra Burford, presentó al Congreso de EEUU un documento de 238 páginas contra proyectos de ese tipo y tilda de “discriminatorio” imponer reglas de información a una específica forma de litigio, la que permite “emparejar la cancha” y defender a los “little guys”, como le gusta presentarse a la firma de Bogart.
Las andanzas de Burford, sin embargo, tienen alcance mundial. Uno de los más escabrosos fue el juicio contra la petrolera Chevron en Ecuador, en el que el bufete de Bogart, a través de su filial en las Islas Caimán, se comprometió a aportar USD 15 millones para financiar el litigio contra Chevron que encabezaba el abogado Steven Donziger en defensa de tribus indígenas cuyo ambiente y salud habían sido supuestamente dañados por derrames y otras acciones de la petrolera en la zona de “Lago Agrio”.La Corte Permanente de Arbitraje de La Haya calificó el caso contra Chevron de “fraudulento y corrupto” y consideró que no debía ser “reconocido ni hacerse cumplir” en ningún juzgado. Nueva York y otros distritos suspendieron la licencia de abogado de Donziger y en 2021 este fue condenado a prisión por Loretta Preska, la misma jueza del caso Burford contra la Argentina. Donziger no completó la condena, pues en 2022 fue liberado tras pedidos de ONGs de derechos humanos que alegaron un “acoso judicial” de Chevron.
Además de los USD 4 millones que perdió por el adelanto de fondos que hizo en el fraudulento caso ecuatoriano, el estudio inglés perdió USD 11 millones en un arbitraje en Paquistán. “Burford gana muchos más casos de los que pierde; el 93% de los asuntos concluidos en nuestra cartera han generado recuperaciones para los clientes, pero perder casos es una parte cotidiana de los litigios y es de esperar de vez en cuando”, dijo el vocero de Burford.
De hecho, ganó muchísimo dinero en otros litigios, como el juicio de divorcio que financió a Tatiana Akhmedova, exesposa del oligarga petrolero ruso Farkhad Akhmedov. Ante la resistencia a pagar de Akhemdov, Burford logró un fallo de una Corte de Londres para incautar el yate “Luna”, de 120 metros de eslora, que Akhmedov le había comprado a su dueño original, Roman Abramovich, ex dueño del Chelsea.Akhmedova-Burford intentaron incautar el buque en Dubai, donde estaba en ese momento, pero la justicia del Emirato rechazó el pedido por considerarlo contrario a la sharia islámica. Burford intentó luego una acción en las Islas Marshall, donde estaba registrada la nave, y persiguió activos de Akhmedov en Lichtenstein, un paraíso fiscal. Finalmente, el oligarca petrolero cedió al asedio e hizo un arreglo “amigable” de USD 186 millones con su exesposa, en uno de los divorcios más caros de la historia. Para Tatiana fue un éxito algo menos que a medias. Burford se quedó con USD 103 millones, poco más del 55% del arreglo judicial.Con todo, por lejos el mayor éxito que hasta ahora tuvo el litigator funder en foros judiciales es el fallo de Preska contra la Argentina: USD 18.000 millones e intereses en marcha. Burford compró en USD 18 millones el litigio y ya obtuvo USD 236 millones por venta de derechos sobre posibles pagos futuros, justamente lo que la Argentina buscará evitar en la audiencia de este miércoles ante la Corte de Apelaciones de Nueva York y, llegado el caso, ante la Corte Suprema de Justicia de EEUU.
Fuente: telam
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