01/10/2025
Cinco meses de internación, dos cirugías y un pedido de ayuda: la lucha del bebé que sobrevivió al fentanilo contaminado

Fuente: telam
Giovanni Benavídez nació el 26 de abril y, desde entonces, permanece en terapia intensiva en una clínica en Córdoba. Mientras se turnan día y noche para cuidarlo, sus padres lanzaron una campaña solidaria con el fin de solventar traslados y gastos cotidianos. “Cualquier ayuda representa un alivio para seguir acompañando a nuestro bebé en su recuperación”, dicen
>“Ahora estamos como en piloto automático: nos acostumbramos a estar las 24 horas en el hospital. Pero si uno se detiene a pensar, es un sufrimiento constante, un desgaste, porque cuando parece que mejora, surge algo nuevo y todo se alarga otra vez. Nuestro hijo no merecía pasar por esto”, le dice Darío Benavídez a Infobae.
El 26 de septiembre último, Giovanni cumplió cinco meses. En ese lapso de tiempo atravesó dos cirugías mayores: una para colocarle un botón gástrico a través del cual se alimenta; y otra, más reciente, para cerrar una fístula traqueoesofágica —una conexión anómala entre la tráquea y el esófago— que le provocaba ahogos. “Ahora está recuperándose. Quedó muy débil”, dice Darío mientras observa a su bebé dormir. Si bien este tipo de anomalías suelen ser congénitas, los doctores le explicaron que no hay forma de saber si en el caso de Giovanni fue así. “Podría haberse generado después de tantas veces que lo intubaron”, agrega.
La última vez que Infobae habló con los padres de Giovanni, a mediados de agosto, el bebé había pasado a una sala común y mostraba una evolución favorable. Sin embargo, tres semanas después, su cuadro empeoró: “Tuvo un ahogo muy feo y se puso grave de vuelta. Ahí le diagnosticaron la fístula”, recuerda Darío. Lo operaron y, hace diez días, volvió a terapia intensiva.
Según Darío, su bebé está “débil” e “incómodo” por la cánula de oxígeno que lo acompaña todo el día y por la sonda que le llega hasta el estómago. “Son muchas cosas juntas: los puntos que se van cerrando, la leche que le provoca cólicos, el oxígeno que le molesta. Por momentos está tranquilo, sobre todo cuando duerme. Después hay que contenerlo porque grita, se mueve. Siempre quiere que lo tengamos en brazos”, describe.
En medio de esa fragilidad, padre e hijo también se van encontrando. A pesar del contexto, Giovanni reconoce a sus padres, busca sus brazos y empieza a mostrar pequeños gestos de comunicación. “Ayer, por ejemplo, no me dejó mover en toda la tarde. Él necesita abrazos todo el tiempo. Lo acostás en la cama y no le gusta. Reconoce y quiere estar en contacto conmigo y con su mamá. También se relaja: tiene un conejito de peluche que lo hace dormir. Según una de las doctoras, ahora sabe llorar mejor. Ya no llora por cualquier cosa, sino por algo específico. Cuando lo solucionás, se calma. Antes no paraba”, cuenta su papá.“Ya hace cinco meses que estamos así. No damos más”, resume Darío. Desde que nació Giovanni, él y Sol reorganizaron su vida y su rutina alrededor de la internación del bebé. Actualmente, la pareja vive en la casa de la familia de Sol, en el barrio 1° de mayo, a media hora de la clínica Vélez Sarsfield. Ese trayecto lo recorren varias veces por día y, con el tiempo, el ida y vuelta empezó a desgastarlos.Las jornadas se dividen entre turnos de los padres y las abuelas. “Estamos viniendo en la mañana con Sol, porque es muy difícil estar solos, hay que contenerlo entre los dos. Después, por las tardes, viene mi mamá o la madre de Sol. Hoy pasé la noche yo, la otra vez pasó la noche Sol y así. La última semana ni dormimos, básicamente.”
El caso de Giovanni está enmarcado en una tragedia sanitaria que ya dejó 124 muertes confirmadas en distintas provincias y que investiga el Juzgado Federal Nº3 de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak. La semana pasada, En diálogo con Infobae, el abogado de la familia Benavídez, Carlos Nayi, explicó que la situación procesal de los 17 imputados “es extremadamente compleja y grave” y que se trata de un expediente inédito en la historia judicial argentina. “Esta causa tiene piso, pero no tiene techo”, graficó el letrado y adelantó que Kreplak busca escalar sobre las cadenas de responsabilidad institucional. También cuestionó el rol del Estado: recordó que el Ministerio de Salud de Córdoba prometió asistencia a la familia de Giovanni, pero que esa ayuda se redujo a una visita de una trabajadora social que nunca más volvió.
Por el momento, Giovanni sigue internado, pero su evolución ofrece un margen de esperanza. “Los médicos nos dicen que esta es la etapa final porque hoy no tiene nada que lo esté atrasando. No tiene la bacteria y tampoco la fístula, porque ya está curada. Lo único que quedan son las secuelas neurológicas, que está trabajando con especialistas. Hasta ahora nos han dado un buen pronóstico, dicen que no hay daño neuronal, sino que es falta de estímulo”, se despide.
Fuente: telam
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