30/09/2025
El experimento con ratas que reveló cómo el miedo extremo puede llevar a la muerte

Fuente: telam
l psicólogo Curt Richter demostró en la década del 50 que el pánico y la desesperanza absoluta pueden desencadenar reacciones biológicas capaces de provocar un deceso súbito, incluso sin lesiones visibles
>En la década de 1950, Curt Richter, profesor de la Universidad Johns Hopkins, realizó un famoso Según el trabajo de Richter, difundido por Home Dialisys Central, la mente humana puede originar una cadena de reacciones dentro del organismo cuando se expone a un terror profundo o una pérdida total de esperanza. Esta secuencia, lejos de proteger al individuo, conduce a la desestabilización del cuerpo. De acuerdo con el autor, el corazón y el sistema nervioso asumen un papel protagónico, ya que pueden sobreexigirse hasta provocar un colapso total. Cuando esto ocurre, el cuerpo pierde el equilibrio necesario para mantenerse con vida.
Richter no se enfocó únicamente en humanos. Según sus experimentos, las ratas también presentaron muertes súbitas al vivir situaciones de estrés extremo. Esto reveló que la conexión mente-cuerpo no es exclusiva de nuestra especie, sino que muchos mamíferos estarían expuestos a riesgo letal ante experiencias emocionales críticas. La evidencia apunta a que el estrés, en circunstancias específicas, resulta tan peligroso para los animales como para las personas.El experimento con ratas consistió en colocarlas en situaciones de estrés extremo para observar sus reacciones y posibles desenlaces mortales. Richter sumergió a las ratas en contenedores de agua profunda, sin puntos de apoyo, para simular una circunstancia en la que los animales no tenían escape visible y enfrentaban un desafío que les resultaba insuperable. El objetivo era evaluar cuánto tiempo podían sobrevivir bajo presión emocional y física.De acuerdo con los resultados obtenidos, la mayoría de las ratas nadaron durante un periodo breve antes de rendirse y hundirse, aunque no estaban exhaustas por completo. Esta reacción sugirió que, más allá del cansancio físico, existía un efecto directo de la desesperanza sobre el organismo de los animales. Cuando Richter retiró momentáneamente a algunas ratas del agua y luego las devolvió, estos ejemplares resistieron mucho más tiempo, lo que indicó que una pequeña señal de esperanza o una breve pausa podía fortalecer la capacidad de supervivencia.El estudio también presentó datos de diversas culturas. De acuerdo con The National Academies Press, existen relatos de personas que fallecieron tras experimentar la sensación de estar malditas o después de atravesar traumas emocionales muy graves. Este patrón aparece en múltiples contextos, lo que descarta la exclusividad del fenómeno a una tradición o región concreta. El miedo, el estrés y el impacto de una amenaza percibida pueden atravesar barreras culturales y geográficas.
El investigador recopiló informes y buscó elementos comunes en estos casos. Analizó situaciones donde no había heridas, golpes, ni intoxicaciones externas capaces de explicar el desenlace fatal. Según su análisis, la clave reside en la respuesta biológica ante la emoción. La etiqueta “muerte vudú” no sugiere una explicación mágica ni sobrenatural, sino que refiere a una cadena de sucesos fisiológicos desencadenados por una situación límite. El término ayudó a ordenar el fenómeno y lo integró al lenguaje científico.De acuerdo con el relato científico, la clave es el tiempo y la intensidad de la respuesta de alerta en el cuerpo. Si el individuo se siente incapaz de escapar de una amenaza o vive bajo la convicción de que no tiene salida, su respuesta física puede aumentar aún más. Sentirse condenado o sin esperanzas mantiene los sistemas de defensa del cuerpo activos, e incluso los potencia hasta el colapso. Aumenta la frecuencia cardíaca, se alteran los reflejos y el sistema nervioso pierde su capacidad normal de regulación.
Los estudios de Richter ubicaron al corazón y al sistema nervioso como los puntos donde se concentran los peligros. Presentó una “partitura emocional” invisible pero capaz de alterar el pulso vital. Su recorrido incluyó pruebas de laboratorio pero también informes de campo, siempre con el objetivo de entender cómo surgen los episodios de muerte súbita sin daños externos. Según el autor, estos datos permiten pensar en la salud como el resultado de un diálogo constante entre la mente y el organismo físico.
Fuente: telam
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