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29/09/2025

Tony Blair nunca ha abandonado Oriente Medio: ahora podría gobernar Gaza

Fuente: telam

Su hoja de ruta para la reconstrucción de la Franja, acogida por Donald Trump y debatida con Netanyahu en la Casa Blanca, contempla una autoridad internacional transitoria que ha despertado apoyos en Israel, recelos en Palestina y nuevas controversias sobre su legado

>Tres décadas, cinco presidentes estadounidenses y un sinfín de diplomáticos agotados han ido y venido desde que Tony Blair asumió por primera vez al conflicto israelí-palestino como un ambicioso, cosmopolita —y supremamente confiado— nuevo primer ministro británico en 1997.

A los 72 años, Tony Blair se ha convertido en un protagonista central en los planes de reconstrucción y administración de la Franja de Gaza, siempre que Israel y Hamas lleguen finalmente a un acuerdo de alto el fuego, según funcionarios israelíes y estadounidenses al tanto de las negociaciones.

La hoja de ruta de Blair se refleja en el plan de paz de Donald Trump para Gaza, cuya copia ha obtenido The Washington Post, e incluye la visión de un “nuevo organismo internacional” que administre Gaza de forma transitoria. Según diplomáticos conocedores de la propuesta de Blair, esta Autoridad Internacional de Transición de Gaza estaría compuesta por expertos internacionales, funcionarios de la ONU, y representantes palestinos y árabes. Ese organismo supervisaría a un grupo ejecutivo de administradores y tecnócratas palestinos encargados de la gestión cotidiana de la Franja.

El regreso de Blair al centro de las maniobras en Oriente Medio supone un capítulo sorprendente en su relación con la región. Ha lidiado con el conflicto como primer ministro británico, enviado de la ONU, consultor privado y mediador en la sombra, negándose a soltar un problema inabordable que ha agotado a incontables jefes de Estado y diplomáticos.

“Siempre ha guardado un rincón de su corazón para el proyecto inconcluso de calmar este conflicto”, dijo en una entrevista el sábado el ex primer ministro israelí Ehud Barak, elegido al inicio del primer mandato de Blair. “Es como si nunca se hubiera marchado”.

“Hay un rasgo muy marcado en su personalidad: esa enorme confianza en que puede resolver los problemas más difíciles del mundo”, señaló John Rentoul, periodista británico y biógrafo de Blair. “Habla con cualquiera. Una de sus fortalezas es que no se deja llevar por sentimentalismos a la hora de trabajar con personas que sus amigos liberales detestan, como Trump o Netanyahu”.

Blair sigue siendo bien conocido por todos los actores en Jerusalén y Ramala, aunque no universalmente querido. Para sus partidarios (numerosos en Israel), es un mediador de confianza que podría presionar a Netanyahu para aceptar ciertas condiciones —como la participación palestina en la administración de Gaza— que enfurecen a los sectores más duros israelíes.

Entre los palestinos, sin embargo, la reputación de Blair es mucho más ambivalente. Aunque mantuvo la postura tradicional británica de apoyo firme a Israel y de defensa de una solución negociada que condujera a un Estado palestino independiente junto a un Israel seguro, sus críticos aseguran que siempre se inclinó del lado israelí y que sus muchos años de atención al asunto hicieron poco por avanzar en la solución de dos Estados que proclamaba.

Para muchos, la idea de que Blair asuma algún tipo de papel de gobernador en Gaza es ofensiva, especialmente por su participación en el lanzamiento de la invasión de Irak en 2003 junto con el presidente George W. Bush, basándose en falsos informes sobre armas de destrucción masiva. El recuerdo del papel histórico de Gran Bretaña como potencia mandataria en la región antes de la creación de Israel tampoco ayuda.

“Ya estuvimos bajo colonialismo británico”, dijo Mustafa Barghouti, secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina. “Aquí tiene una reputación negativa. Si mencionas a Tony Blair, lo primero que la gente recuerda es la guerra de Irak”.

“No necesitamos otro representante”, dijo Habbash. “El único lado capaz de administrar Gaza es un gobierno palestino y nada más”.

“Trump ha incorporado parte del pensamiento de Blair en su plan de paz de 21 etapas”, dijo el funcionario. “Tiene que ser alguien aceptable para todas las partes. A los israelíes les gusta mucho Tony Blair”.

Las relaciones personales de Blair con Netanyahu también son cordiales, según personas que los han visto juntos. “Siempre se nota cuando hay tensión en la sala, y con Blair y Bibi podías percibir que se entendían bien”, dijo un exmiembro del equipo de Blair durante su etapa en el Cuarteto de la ONU.

Blair ha venido promoviendo muchas de estas ideas desde el inicio de la guerra, que estalló tras el ataque de Hamas a localidades israelíes el 7 de octubre de 2023. Se sabe que ha consultado con frecuencia con Jared Kushner, yerno de Trump y pieza clave en los contactos con el principal asesor de Netanyahu, Ron Dermer, así como con líderes de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

Informes durante el verano también vincularon a Blair y a su instituto con otros planes igualmente polémicos de posguerra, que incluían una propuesta para reubicar a gran parte de la población de Gaza en otros países. El instituto afirmó después que su papel había sido solo en “modo escucha”.

Pero el plan de Blair estipula expresamente que ningún gazatí será obligado a abandonar la Franja y que el objetivo último de la autoridad transitoria es transferir el poder a una Autoridad Palestina “reformada y fortalecida” como parte, eventualmente, de un Estado palestino independiente.

Las propuestas de Blair son solo una de las varias hojas de ruta impulsadas por distintas partes, incluida la Liga Árabe, que respalda un proyecto de reconstrucción de 53.000 millones de dólares. En febrero, Trump llegó a decir que los palestinos deberían abandonar Gaza mientras EEUU la reconstruía para convertirla en la “Riviera de Oriente Medio”, aunque no ha repetido esa idea recientemente.

Blair volcó el peso de su cargo en el proceso de paz casi inmediatamente al asumirlo, respaldando las negociaciones de Oslo en curso y apoyando luego las conversaciones entre Barak y el líder de la OLP Yaser Arafat, auspiciadas por el presidente Bill Clinton en Camp David. Años después, se le atribuyó haber empujado a un reticente Bush a proponer la “hoja de ruta”, un calendario hacia la creación de un Estado palestino que nunca prosperó.

Desde entonces, su instituto ha seguido activo en la región, trabajando —según sus partidarios— por la paz, o —según sus críticos— por beneficio propio.

© 2025, The Washington Post.

Fuente: telam

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