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29/09/2025

Cómo será la primera estación espacial privada y cuándo estará en órbita

Fuente: telam

La NASA iniciará una etapa en la que la exploración y el desarrollo científico dependerán de acuerdos con operadores no estatales, cuando la Estación Espacial Internacional deje de existir en 2030

>La La NASA planea retirar la EEI de su órbita en 2030, y aunque el calendario puede ajustarse, la decisión está tomada. La nueva etapa no implica abandonar la presencia humana en el espacio, sino transferir la responsabilidad a empresas privadas que construyan y operen.

El objetivo original era una misión de 15 años, pero superó con amplitud esa meta y ahora, mientras se aproxima al final de su vida útil, se prepara una transición clave: el paso de un modelo exclusivamente estatal a uno dominado por estaciones espaciales comerciales.

Para ello, la NASA lanzó un concurso que definirá el diseño de la próxima generación de hábitats orbitales. El plan es seleccionar uno o varios socios capaces de demostrar la viabilidad de una misión tripulada de 30 días, como paso previo a una infraestructura permanente.

Después, la agencia contratará “servicios de estación” a un proveedor privado que se ocupe del lanzamiento, el mantenimiento y la operación.

En mayo, la NASA divulgó un comunicado que describió: “La estación espacial comercial Haven-1 de Vast, apoyada por la NASA, completó recientemente una prueba de un sistema de filtro de aire crucial para garantizar la salud de los futuros astronautas en órbita. Las pruebas confirmaron que el sistema puede mantener una atmósfera segura y saludable durante todas las fases planificadas de la misión Haven-1″.

“Las pruebas del sistema de control de contaminantes traza se completaron en el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA en Huntsville, Alabama, como parte de un Acuerdo de la Ley Espacial reembolsable. Vast también mantiene un Acuerdo de la Ley Espacial no financiado con la NASA como parte de la segunda iniciativa de Colaboración para Capacidades Espaciales Comerciales“, sumaron.

Pese a sus dimensiones, el objetivo es ambicioso: permitir cuatro misiones de dos semanas con una tripulación de cuatro astronautas cada una durante los tres años que permanecerá en órbita.

El lanzamiento se realizará a bordo de un cohete Falcon 9 de Habrá una ventana abovedada de 1,2 metros que ofrecerá vistas panorámicas, una mesa común desplegable, espacios privados para dormir y conexión a internet de alta velocidad provista por la red Starlink.

A comienzos de este año, Vast completó una versión de calificación del Haven-1, utilizada para pruebas en tierra. Allí se evaluó la resistencia de la estructura a la presurización y a las fuerzas del lanzamiento. Paralelamente, la compañía realizó ensayos con la NASA en el Centro Marshall de Vuelos Espaciales, en Alabama.

Las operaciones previas al lanzamiento comenzarán en abril de 2026 para cumplir con el despegue previsto un mes después.

Entre los posibles pasajeros se incluyen agencias espaciales de países que buscan enviar a sus primeros astronautas, así como personas privadas dispuestas a financiar su viaje. Cada postulante deberá entrenarse de manera rigurosa y realizar una tarea científica o técnica en el espacio.

El laboratorio de Haven-1 jugará un papel central. Una empresa estadounidense con experiencia en la EEI colaborará para llevar a cabo investigaciones en microgravedad.

La propuesta de Vast no es la única que evalúa la NASA. Blue Origin, la empresa espacial de Jeff Bezos, figura entre los principales contendientes.

Es positivo ver surgir una variedad de estaciones diferentes. Desde una perspectiva de diseño, empezar con una estación pequeña, de un solo módulo, es un enfoque viable porque permite probar sistemas críticos, se reduce la complejidad y resulta económico. Pero la visión más amplia debe integrarse en el concepto desde el principio: iniciar una estación espacial es como iniciar un pueblo: el punto de partida que se elija marca el camino hacia el futuro”, explicó Sandra Häuplik-Meusburger, investigadora de la Universidad Tecnológica de Viena.

Frederick Scharmen, profesor de Arquitectura y Diseño Urbano en la Universidad Estatal Morgan, destacó: “El proyecto Haven-1 vuelve a poner a las personas y sus necesidades diarias, que van más allá de la supervivencia básica, en el centro de la habitabilidad y los vuelos espaciales”.

Según sus cálculos, el mantenimiento actual de la EEI cuesta alrededor de 12 millones de dólares al día, con aproximadamente la mitad destinada al transporte de tripulación y suministros. Para que un proyecto privado sea sostenible, “una futura estación espacial comercial tendrá que ‘aterrizar’ sus costos operativos anuales en algún lugar entre 1 y 2 mil millones de dólares por año, lo que corresponde a un costo anual de entre 2,7 y 5,5 millones de dólares por día, menos de la mitad del costo de la ISS”.

El ocaso de la EEI no representa un final, sino una evolución. La estación que durante décadas simbolizó la cooperación entre naciones da paso a un escenario en el que las empresas privadas asumen un rol protagonista. Haven-1 se perfila como la primera pieza de ese nuevo rompecabezas.

Fuente: telam

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