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28/09/2025

Lina Meruane: “Siempre quise ser vieja, cumplir años es ganarle tiempo a la muerte”

Fuente: telam

La autora chilena creía que iba a partir antes de los 30. Pero que no es cierto que sea “más lista” con los años. Y que se aburre con las cosas entretenidas. Está participando en el festival literario Filba

>A medida que ese té que se trajo desde la habitación vaya bajando, Lina Meruane -la escritora chilena Lina Meruane- va a decir unas cuantas cosas. Va a decir que grandes escritores como Mario Vargas Llosa o Julio Cortázar creaban “figuras femeninas que eran un cartón y eran un cliché”. Va a decir que no cree que lo que está escribiendo “no tenga una capacidad de convocatoria ni que sea un lenguaje de un barroquismo incomprensible”. Que el entretenimiento, la novelas del verano, la aburre. Va a decir que quizás la literatura “no es el fenómeno que fue porque competimos con otros fenómenos que son muy populares”, pero que antes leían los muy letrados. Sí, va a decir que quería ser vieja porque pensaba que no iba a llegar. Y que ahora que es vieja -lo dice ella, tiene 55 años- ve que “no es verdad que una se vuelva más lista”. Aunque la experiencia ayuda, eso sí.

A Lina Meruane -autora de libros como Sangre en el ojo, Sistema nervioso, Zona ciega, Plan equis, Fruta podrida- sus alumnos de la Universidad de Nueva York a veces le reclaman que no haga un “trigger warning”, es decir que no les advierta, antes de darles a leer una novela por ejemplo, que habrá pasajes difíciles, duros, fuertes. Que no les ponga algodones para la lectura.

Ahora, Meruane está en Buenos Aires participando del festival literario Filba, donde hizo una lectura, dio una charla, dio un taller. Pero ahora está sentada, con el té, en el bar del hotel. Entra el sol por las ventanas.

-Es que yo pienso que la literatura es una construcción de lenguaje. Siempre parto por las palabras. Entonces, lo que más me gusta es jugar con las palabras, cosa que uno no hace en su habla cotidiana, porque uno no se va a poner barroca para la conversación, no va a recurrir a arcaísmos, no va a trabajar la rima en la conversación.

-Te doy un ejemplo. En Sangre en el ojo, que tal vez sea mi novela más conocida, en el momento en que la protagonista llega a encontrarse con la madre, yo pienso: “¿Cómo describo a esta madre? ¿Cómo la saco del cliché?”. Entonces pienso: “Esta madre es como una medusa”. Me meto al diccionario a mirar “medusa” y de repente aparece una cantidad de palabras increíbles que son las palabras que tienen que ver con pulpo, tentáculo, tinta... Y entonces yo construí el personaje a partir de, de esas palabras. Eso me permitió imaginar que la madre mete su mano por entre las fibras de la tela del brazo y la aprieta y medio le estrangula el brazo a la protagonista. Todo eso va saliendo ahí a partir de las palabras. Creo que por eso se nos reconoce como literatura, por una búsqueda que se diferencia de un habla más televisiva o un habla más de las series.

-¿Cómo aparece eso?

-Y cuando leés, ¿qué te pasa con ese tipo de cosas?

- Yo soy muy lectora de autores de lenguaje. Y me pasa, por ejemplo, con ese género de la novela entretenida del verano, el best seller, que a mí me aburre, que me aburre muchísimo porque no me pasa nada a nivel de lenguaje. Todo lo que cuenta esa novela yo ya lo sé, lo entiendo. A mí ese género del entretenimiento me parece lo más aburrido.

-Me preguntaba por el lugar social de literatura, cómo cambió. Vos sos una escritora importante pero el nivel de masividad de autores como García Márquez, Vargas Llosa... Borges. Más allá de cómo se los leyera, su lugar público era otro. ¿Tendrá que ver con esto que me decís?

-Y hoy corremos, corremos...

-¿Qué?

-Yo daba una clase sobre la literatura de la guerra ydii una novela que a mí me encanta, El gran cuaderno de Agota Kristof. Era un curso sobre la literatura de la guerra, o sea que tampoco íbamos a hablar de flores marchitándose en un jardín. Y entonces vino un estudiante después de la primera clase y me dijo que tenía que haberle advertido al curso que era una novela muy dura. Esto de los trigger warnings, que tienes que avisar a los estudiantes que se pueden saltar determinados capítulos. Que los padres, en las escuelas secundarias y en las primarias deciden qué pueden y qué no pueden leer sus hijos. Y eso tiene a la literatura completamente envuelta en unos pañales, no vaya a ser que un estudiante sienta perturbación, trauma, incomodidad, que el texto esté en contra de sus valores religiosos o de sus valores políticos.

-Es decir, que se entere de que hay otros que piensan y viven diferente. ¿Qué hiciste?

-También hay mucha autoficción o mucha literatura del yo, que se lee como real.

-¿En quiénes pensás?

-¿Cuáles son tus personajes más difíciles?

-Brujas, madrastras...

-¿Cómo es eso?

-¿Por qué?

-¿Y eso iba a mejorar con los años?

-¿Y pasó?

-

Fuente: telam

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