27/09/2025
Isabel Allende: “Todo lo que aprendí en el periodismo me sirvió para la literatura”

Fuente: telam
En una entrevista radial, la autora en español más leída del mundo compartió íntimos recuerdos familiares vividos en Argentina, relató su experiencia personal luego del suceso mundial de “La casa de los espíritus” y detalló por qué el 8 de enero es una fecha importante en su vida
>Entrevistada por Jorge Fernández Díaz en su programa Pensándolo bien que se emite por Radio Mitre, Isabel Allende, la escritora en español más leída del mundo -que está en Buenos Aires para presentar su flamante novela histórico-romántica Mi nombre es Emilia del Valle- habló de este libro, de su trama y de las resonancias que conlleva con el pasado y el presente de su país, Chile. Pero también, en el marco de una relajada conversación, la autora best seller global habló con franqueza de muchos otros temas, incluso en tono jocoso. Destacó, por ejemplo, que le ha faltado escribir una novela erótica: “No la he hecho porque mi mamá estaba viva. Y cuando se murió a los noventa y ocho años, a mí ya no me quedaban hormonas como para hacer una novela de ese tipo”, confesó riendo. En ese registro, hablando de su vida personal y particularmente de sus relaciones amorosas, ante el comentario de Fernández Díaz sobre sus tres matrimonios, respondió con picardía que “si digo lo suficiente, puede que tenga un cuarto”. “Los maridos”, opinó con una sonrisa, “se ponen añejos y muy pesados”.
También habló del periodismo. Una profesión que ejerció y que es “muy estresante pero fantástica”, por la que no siente nostalgia. Aunque, remarcó, “todo lo que aprendí en el periodismo me sirvió para la literatura: cómo conducir una entrevista y extraer del entrevistado lo que no quiere dar, cómo andar por la calle tocando el timbre de las casas sabiendo que te van a abrir y te van a contestar las preguntas más impertinentes. Cómo armar la noticia para atraer al lector en la primera frase. Todas esas cosas que son fundamentales en el periodismo las aplico en la literatura. Pero lo más importante de todo, trabajar contra reloj. O sea, hacer apuradamente lo que tienes que hacer. Sin ese empuje, no habría podido escribir los treinta libros que he escrito”.Durante su conversación con el periodista y escritor argentino, Allende también se refirió a sus memorias familiares -especialmente las cartas que intercambió a diario con su madre durante años, que serán el tema de su próximo libro-, la nueva serie basada en La Casa de los Espíritus, sus recuerdos de infancia y adolescencia en Argentina, su tarea al frente de la fundación que lleva su nombre -creada en honor a su hija Paula, muerta muy joven- y de su buena relación con el expresidente de Estados Unidos, Barak Obama. Alguien que, en sus palabras, “es tal como lo ves. Un hombre fino, cauteloso, informado, increíblemente decente en todo sentido. La comparación con el presidente actual es brutal”. Definida por Fernández Díaz como “una novela deliciosa. Una novela de aventuras extraordinaria, escrita con sensibilidad femenina”, Mi nombre es Emilia Valle surgió de un episodio puntual en la historia de Chile, ocurrido en el siglo XIX pero que remite también al golpe militar de 1973. “La Guerra Civil de 1891 tiene un eco increíble con lo que pasó ochenta años más tarde. En las dos oportunidades hubo un presidente progresista que quiso incorporar al pueblo y hacer reformas dentro del marco de la ley y la Constitución. El primero fue Balmaceda, el segundo fue Allende. Y en ambos casos se encontraron con una tremenda oposición e intervención también de potencias extranjeras (Gran Bretaña y Estados Unidos en el primer caso; la CIA en el segundo). Intervinieron las Fuerzas Armadas: en 1891 se dividieron y hubo una tremenda guerra civil que en cuatro meses murieron más chilenos que en los cuatro años y medio de la guerra contra Perú y Bolivia. Y después, en 1973, las Fuerzas Armadas no se dividieron y el resultado fue un golpe militar y diecisiete años de dictadura. Y en las dos oportunidades, el presidente prefirió suicidarse antes que rendirse”. “Valía la pena investigar qué era lo que había pasado entonces”, dijo la escritora sobre el punto de partida de su novela. “Dejó cicatrices de largo aliento”, porque se trata de hechos que todavía dividen. “También hoy, Chile tiene las cicatrices de lo que pasó en 1973”, afirmó.Eso fue La Casa de los Espíritus, un libro que trascendió al mundo y se convirtió en 1993 en una super producción de Hollywood protagonizada por Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close y un “jovencito Antonio Banderas, que estaba re chulo”, definió con una sonrisa. Aquella novela “está completamente basada en mi familia”, aseguró. “Todos esos lunáticos deliciosos son mi familia. Mi abuela clarividente… Tuve una abuela maravillosa que pasó su corta vida experimentando con los fenómenos paranormales, que en aquella época incluían también los rosacruces, los templarios. Mi abuela tenía la idea de que el mundo es muy misterioso, de que existen varias dimensiones de la realidad y todo eso era parte de lo cotidiano. Las sesiones de espiritismo los jueves, eran lo cotidiano. Me crié con la idea de que el mundo es mágico y lo tengo incorporado un poco a mi vida, pero sale naturalmente en la escritura. Cuando uno trata de meter una cosa así, como un truco literario, se nota porque el autor no lo cree. Pero en mi caso, por supuesto que no creo que haya fantasmas aparezcan a mover la mesa, pero sí creo que hay cosas mágicas en la vida”.
Ahora, la novela ha dado otro retoño audiovisual, una serie con directores chilenos, elenco iberoamericano, hablada en español y filmada en Chile. “Vi tres episodios y veo mi gente… En la película, Meryl Streep hace el papel de mi abuela, pero mi abuela no era rubia. Ahora es como la que aparece en la serie. Es muy diferente”.“Nunca abandonaste ese rito del 8 de enero”, le mencionó Fernández Díaz. “Trabajaba en un colegio y entonces eran vacaciones de fin de año (risas). Era una buena fecha para empezar. Y después de empezar el tercer libro en la misma fecha, dejé mi trabajo en el colegio, pero ya era cosa de cábala, de superstición, de mantener la fecha. Y ahora me sirve como disciplina, porque si no tuviera una fecha para empezar, estaría postergándola eternamente”.
Consultada sobre su nuevo proyecto, una memoria familiar, Isabel Allende puntualizó que para eso “estoy utilizando muchas de las cartas que intercambié con mi mamá. La memoria cubre desde 2015 hasta 2025. Estoy revisando las cartas que tengo de mi madre y las que yo le escribí a ella. Porque resulta que la memoria es como la imaginación: fragmentada, muy poco confiable. Una olvida mucho, también omites. Yo tenía una idea de lo que había pasado y resulta que no fue así, pero en las cartas a mi madre está la historia verdadera”. Escribía todos los días una carta a su madre, reveló. “Lo hice desde que yo tenía dieciséis, diecisiete años, o sea, toda la vida. Pero empecé a juntarlas desde 1987, cuando me fui a vivir a los Estados Unidos. Antes, las anteriores se perdieron todas. Tengo más o menos veinticuatro mil cartas entre las de ella y las mías. Es un tesoro, porque no solamente de las vidas nuestras, es una época. Mi madre fue testigo de casi un siglo y le pasó de todo: el exilio, la inmigración, todo está en las cartas”.Por último, la escritora chilena residente en Estados Unidos, se refirió al particular momento que vive aquel país. “Vivo rodeada de la comunidad latina. Muchos de ellos son inmigrantes que trabajan desde hace treinta años, pero no tienen papeles. Entonces, a esa gente la pueden deportar”, detalló. “Ahora la Corte Suprema acepta que puedan detener a una persona por su color, por la etnia. O sea que a una pobre jardinero mexicano que va en su camioneta a trabajar, lo pueden detener por cómo se ve. Le piden sus papeles y si no los tienen, lo deportan. Entonces, separan a la familia. Hay campos de detención que son en realidad campos de concentración. Es muy, muy duro. Yo soy ciudadana americana, entonces a mí también me pueden deportar, porque ahora la ciudadanía adquirida puede ser también revocada, lo que no era posible antes. Ahora están tratando de quitarles la ciudadanía a los hijos de inmigrantes nacidos en los Estados Unidos. Todo eso está creando un clima de odio, división y rencor, alimentado desde el gobierno con una sensación de revancha. Ya se empieza a mencionar la palabra guerra civil. En Estados Unidos hay más armas que ciudadanos, lo que significa que muchos ciudadanos tienen un arsenal. Imagínate la violencia latente que eso significa”.
Fuente: telam
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