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22/09/2025

Fue profesor de su mamá, lo contó el último día de la cursada y emocionó a la clase: “Me sorprendió su perseverancia”

Fuente: telam

Tomás Cazalá, docente de la UBA, tuvo a su mamá como alumna en la cátedra de Marketing Digital. Rindió, expuso y aprobó como una más. El emotivo video del momento en que él reveló el vínculo y el abrazo que conmovió al curso

>Gabriela Gamen no buscaba un nuevo título, pero tenía algo mucho más valioso: ganas de seguir aprendiendo. Y no optó por cualquier materia, ni cualquier cátedra: eligió Marketing Digital y al profesor Tomás Cazalá, su hijo. Se anotó como oyente, acompañada por una amiga, aceptando de antemano el desafío que él le propuso: “Tenés que rendir todos los exámenes, exponer el trabajo práctico final y comprometerse al 100%, como cualquier estudiante regular”, le dijo Tomás. Y ella cumplió: no faltó a clases, participó, estudió y aprobó. Como una más.

El último día de clases, al entregar las notas, Tomás felicitó a quienes se graduaron con la materia e invitó al frente a los oyentes que completaron la cursada. No lo tenía planeado, pero al verla allí, no pudo contener las lágrimas. Entonces, con la voz entrecortada, dijo ante el centenar de alumnos: “Ella es mi mamá y fue mi alumna; y yo fui su docente”.

A los 29 años, Tomás Cazalá se abrió paso en las aulas de la Universidad de Buenos Aires. Es licenciado en Administración y comenzó a dar clases a los 21, como ayudante en Seminarios de Gestión de Pymes. Desde hace tres años, es profesor adjunto interino ad honorem de la materia que él mismo impulsó dentro del plan de estudios: Marketing Digital, en la Facultad de Ciencias Económicas. “Después de tres años de insistir, me dieron la posibilidad de presentar el plan de estudios, que fue aprobado por el Consejo dentro de la UBA”, resume sobre el camino que lo llevó a estar al frente de una materia que llega a tener cientos de alumnos por año.

Lo que Tomás no sabía era que llegaría el día en que enfrentaría uno de sus mayores desafíos universitarios: convertirse en el profesor de su mamá. Gabriela, licenciada en Sistemas y empleada del Banco Provincia, sintió un interés genuino por el marketing digital. “Empezó a comentarme que le interesaría aprender más de marketing digital, hacer un curso...”, recuerda Tomás la conversación previa a proponerle que se anotara como oyente en su materia.

A Gabriela se le iluminaron los ojos. Pero ese entusiasmo inicial se puso a prueba cuando su hijo le explicó que no sería condescendiente, ni haría excepciones con ella. “Le dije: ‘Te acepto como oyente, pero si te lo tomás en serio. Vas a tener que rendir parciales, venir a clase y exponer el trabajo práctico final, como lo hacen todos’”, revive el docente. Ella aceptó el reto, y para sentirse más cómoda, invitó a su amiga Alejandra a acompañarla en esa nueva aventura académica.

Desde el primer día, Gabriela se comportó como una estudiante más. “No le dije a ninguno de mis ayudantes —que eran catorce— quién era ella. En la materia, dentro de todo nueva, cursan más de 100 alumnos por cuatrimestre, y nadie supo que esa mujer que se sentaba en primera fila era mi mamá”, asegura Tomás.

Lo que comenzó como una curiosidad por los nuevos conceptos de marketing, se convirtió en una experiencia que rompió la rutina de madre e hijo, y los marcó para siempre. “Hubo un momento en que pensé que iba a abandonar, pero fue todo lo contrario. Descubrí una constancia y una perseverancia en ella que me sorprendieron. Compartir cada lunes el aula, y el viaje desde zona norte hasta la facultad, me ayudó a reconectar con ella desde otro lugar. Ese cuatrimestre fortaleció nuestra relación”, asegura conmovido.

El último día de clases, como es costumbre, Tomás preparó unas palabras de cierre para sus estudiantes. El aula estaba llena. Había quienes se graduaban, otros que habían cursado como parte de la formación optativa, y algunos oyentes que, sin necesitarlo, habían decidido aprender algo nuevo y comprometerse hasta el final. Entre ellos, Gabriela.

“Siempre agradezco a quienes terminan la cursada, y en especial a los oyentes, porque no tienen la obligación académica de estar ahí, pero están asumiendo el compromiso”, cuenta Tomás. Ese día, mientras entregaba las notas, decidió romper el pacto de silencio que había mantenido durante todo el cuatrimestre. Conmovido, antes de que Gabriela regresara a su banco, se detuvo, miró al curso y dijo les en voz alta: “Una de estas oyentes fue mi mamá”.

“No lo tenía planeado, pero sentí que era el momento de reconocerla por lo que hizo. Me salió del alma”, explica Tomás. Hace unos días, compartió el video y miles de usuarios se emocionaron con la historia. “Lo que más destaco de ella como alumna es la perseverancia y que es curiosa: le gusta saber. Junto con su grupo hicieron preguntas buenas y expusieron bien. Me sentí muy sorprendido y emocionado”, finaliza.

Fuente: telam

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