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16/09/2025

Vive en un campo en Tandil, tiene siete hijos y solo cocina lo que sale de su granja: “Nos adaptamos a lo que la naturaleza nos da”

Fuente: telam

Constanza Blanco, conocida en redes como “Coty Granjera”, se convirtió en la versión criolla de la exitosa influencer estadounidense “Ballerina Farm”. Embarazada de su octavo hijo, lleva adelante una vida rural junto a su marido y comparte sus recetas caseras que cautivan a miles de seguidores: “Me gusta que los chicos aprendan de dónde viene cada alimento”

>Constanza Blanco no siempre vivió rodeada de sierras y animales. Oriunda de la localidad bonaerense de Merlo, encontró en Tandil el lugar donde forjó una vida de campo. “Mi marido nació y creció en esta chacra. Yo conocí a su hermana de chica y venía a pasar los veranos. Me encantaba este lugar y acá formamos una familia numerosa”, señaló “Coty”, que tiene 40 años y está embarazada de siete meses y medio, a la espera de su octavo hijo.

Hoy, la familia vive a apenas siete kilómetros de la ciudad de Tandil, en un enclave serrano que combina naturaleza y cercanía urbana. Al igual que ella, utiliza su cuenta de Instagram -llamada @coty.granjera-, donde abunda la estética de cocina rústica, la elaboración de panes de masa madre y recetas con insumos de su propia huerta.

La rutina de Coty arranca temprano. A las seis ya está de pie organizando desayunos y preparando a los chicos para el colegio. Pan de masa madre amasado por ella, mermelada de frambuesa casera para untar las tostadas, y leche de campo recién calentada.

“Todo lo que cocino sale de ahí. En verano tenemos tomates, duraznos, ciruelas; en invierno, naranjas y mandarinas. Nos adaptamos a lo que la naturaleza nos da”, explicó. También aprovechan la abundancia de zarzamoras silvestres de la zona para hacer budines bien esponjosos.

La comida es sagrada: a la una en punto, los siete hijos se sientan en la mesa familiar. “Me gusta que todos comamos juntos, con orden y rutina. Después descansamos, disfrutamos de la sierra y a la tarde empiezan las actividades deportivas: rugby, hockey, inglés. Yo disfruto de esos momentos en el auto, charlando con ellos, porque sé que esta etapa pasa rápido”, admitió.

Si algo distingue a Coty Granjera es su pasión por la cocina. “Me gusta hacer todo de cero para que los chicos coman sano y aprendan de dónde viene cada alimento”, aseguró la mujer, que se encarga de elaborar desde el yogur hasta los fideos caseros con huevos de gansos y pétalos de amapolas.

“Mi meta es motivar a otras mamás. Mostrar que, aún con hijos chicos y una vida intensa, se puede disfrutar del hogar, armar una huerta, cocinar sano. Con cinco metros cuadrados alcanza para empezar”, anima constantemente a sus seguidoras.

Coty cree que el mayor legado para sus hijos es el contacto con la naturaleza. “Me gusta que cosechen con sus propias manos. Eso les da una felicidad especial. Lo mismo con los animales: criarlos cerca de caballos y burros es un aprendizaje enorme”.

Catalina, la única mujer de la familia hasta ahora, tiene 12 años y es el gran apoyo de su madre en la cocina y las tareas del hogar. “Me ayuda un montón, aunque trato de no volverlos locos. Cada uno tiene pequeñas rutinas: levantar la mesa, ordenar la vajilla. Me parece importante que aprendan a colaborar, varones y mujer por igual”.

Además de los animales y la huerta, Coty se encarga de embellecer la chacra con canteros de flores que siembra y reproduce con semillas que intercambia con amigas. “Me gusta contagiar entusiasmo: algunas no quieren huerta pero sí flores, y les paso semillas para que también armen su espacio”.

Mientras ella se dedica a la crianza, su marido Benito administra Las Dinas, una fábrica de chacinados que creció tanto que debió mudarse al parque industrial de Tandil. “Antes estaba en la misma chacra y lo tenía cerca, ahora se va temprano y vuelve a la tarde, pero estamos en contacto todo el tiempo. A la tarde me ayuda con los chicos: a veces los busca del rugby o se queda con los más chicos”, detalló.

Aunque Benito prefiere no aparecer mucho en fotos, es parte central del proyecto familiar. “Armamos todo juntos: los potreros, los olivos, la huerta. Nuestro sueño es que pronto podamos producir nuestro propio aceite de oliva”.

Y aunque muchos dan por hecho que con ocho hijos cerrará la lista, ella sonríe: “No sé si este será el último. Me quedé con ganas de otra nena”, confesó entre risas ya que el próximo integrante también será varón.

En tiempos donde lo urbano y lo inmediato suelen marcar el pulso, Coty Granjera representa otra manera de vivir: más lenta, más consciente, más conectada con la tierra. Una vida que combina la maternidad numerosa con la cocina artesanal, las recetas transmitidas en redes y la certeza de que el campo aún guarda un encanto único.

Fuente: telam

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