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10/09/2025

El asteroide Apophis pasará cerca de la Tierra: cuándo y cómo verlo

Fuente: telam

El cuerpo celeste del tamaño de un rascacielos o la Torre Eiffel pasará a 32.000 kilómetros. La NASA y la ESA lanzarán naves para captarlo mejor

>El 13 de abril de 2029 el cielo nocturno ofrecerá un espectáculo que quedará grabado en la memoria colectiva de la humanidad. Esa noche, un asteroide bautizado con el temible nombre de Será un fenómeno natural extraordinario, tanto por su rareza como por la oportunidad científica que abre para comprender mejor la naturaleza de estos cuerpos celestes y, al mismo tiempo, fortalecer los planes de defensa planetaria frente a posibles amenazas futuras.

Apophis, oficialmente designado como 99942, mide unos 340 metros de diámetro según algunas estimaciones y 375 metros de acuerdo con otras mediciones más recientes. Su tamaño es comparable a la altura de la Torre Eiffel o a un crucero moderno, lo que lo convierte en un gigante rocoso que despierta fascinación y también cierto temor.

Durante un breve lapso de tiempo, surcará el cielo con un brillo semejante al de las estrellas de la Osa Mayor, desplazándose con calma aparente, aunque en realidad viaje a más de 30 kilómetros por segundo. Para la Tierra será un encuentro sin consecuencias, pero para la comunidad científica representa un “experimento planetario único en un milenio”.

La expresión corresponde a Richard Binzel, profesor del MIT y pionero en el estudio de los riesgos de impacto de asteroides. Fue él quien recordó en el Congreso Científico Europlanet en Helsinki que se trata de “la primera vez en la historia espacial que un asteroide potencialmente peligroso es visible a simple vista”. Sus palabras condensan la magnitud del evento, porque un acercamiento de este tipo ocurre apenas una vez cada 7500 años, según los cálculos astronómicos. Binzel insistió en que el público debe retener un mensaje central: “Apophis pasará la Tierra sin problemas”.

Cuando Apophis fue descubierto en 2004 por astrónomos en Estados Unidos, la reacción inicial estuvo lejos del entusiasmo. Los primeros cálculos de su órbita indicaban un 2,7 % de probabilidad de impacto en 2029.

Esa cifra, aunque reducida, fue suficiente para generar alarma y situar al asteroide en el nivel 4 de la Escala de Turín, la más alta alcanzada hasta entonces por un objeto cercano a la Tierra. En la tradición egipcia, Apophis es la serpiente que cada noche intenta devorar al Sol, y su nombre fue adoptado precisamente para resaltar el aura caótica de este cuerpo celeste que parecía amenazar con una colisión devastadora.

El ambiente apocalíptico no tardó en instalarse en la opinión pública. Algunos medios llegaron a compararlo con el asteroide “Ajenjo” mencionado en el Libro del Apocalipsis. Sin embargo, durante las dos décadas siguientes, observaciones de radar y seguimiento orbital minucioso permitieron afinar los cálculos hasta reducir las incertidumbres de cientos de kilómetros a apenas unos pocos.

En 2021, la NASA retiró oficialmente a Apophis de la lista de riesgos para los próximos cien años. Aun así, los investigadores mantienen un margen de cautela: un estudio publicado en 2023 señaló que existe una probabilidad ínfima, de una en mil millones, de que la interacción con otro asteroide pudiera desviar su trayectoria.

La comunidad científica está expectante ante la posibilidad de medir vibraciones sísmicas en el interior del asteroide. Hasta ahora, solo se obtuvo información sísmica de la Luna y Marte. Si Apophis revela señales internas tras el paso, será un hito en la exploración espacial.

La NASA ya tomó una decisión estratégica. Su nave OSIRIS-REx, que recientemente concluyó su misión principal con el asteroide Bennu, fue reasignada como OSIRIS-APEX. El plan consiste en que llegue a Apophis antes del sobrevuelo, lo observe con detalle y permanezca después para registrar en tiempo real los efectos gravitacionales. La sonda utilizará sus propulsores para levantar polvo y fragmentos de la superficie, lo que permitirá analizar la composición del material recién expuesto.

Monica Lazzarin, profesora de la Universidad de Padua, explicó que RAMSES se situará a tan solo cinco kilómetros de distancia y podría desplegar un pequeño cubesat para tocar la superficie. Esto abriría la posibilidad de detectar ondas sísmicas generadas por el propio paso cercano, lo que significaría un avance sin precedentes.

El director de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, Patrick Michel, resumió el espíritu de este proyecto con una frase contundente: “Por primera vez, la naturaleza nos está trayendo un asteroide y realizando el experimento por nosotros”.

El antecedente inmediato es la misión DART de la NASA, que en 2022 impactó deliberadamente contra el asteroide Dimorphos, satélite de Desde que comenzaron los programas de observación sistemática, los asteroides cercanos a la Tierra son vistos como una amenaza improbable pero con consecuencias potencialmente catastróficas.

La clave radica en comprender la composición de estos cuerpos, porque un asteroide rocoso como Apophis no responde igual a fuerzas externas que uno carbonáceo como Bennu. La NASA lo señaló en sus informes: “Los asteroides rocosos son parte de la clase más común de asteroides potencialmente peligrosos que representan una amenaza para nuestro planeta”.

Más allá de la ciencia, Apophis arrastra consigo un simbolismo poderoso. Su nombre evoca al monstruo egipcio que cada noche intentaba devorar al Sol, un mito que simbolizaba el triunfo cotidiano del orden sobre el caos. El hecho de que un asteroide con ese nombre se acerque tanto a nuestro planeta multiplica el atractivo del evento.

El paso de Apophis será breve, pero su impacto simbólico y científico durará décadas. La posibilidad de que miles de millones de personas miren al cielo y contemplen el mismo objeto cósmico genera una sensación de unidad planetaria poco frecuente. La cooperación entre agencias espaciales de distintos continentes refuerza esa dimensión global.

Los asteroides no son algo a lo que temer. Son algo que hay que comprender, y eso es lo que estamos haciendo”, advirtió Tom Statler, científico de la NASA, durante la conferencia en Helsinki.

El “Dios del Caos” no traerá destrucción, sino conocimiento. En un mundo marcado por crisis y tensiones, el espectáculo de Apophis ofrecerá un recordatorio de que nuestra especie comparte un mismo planeta y un mismo destino frente al vasto universo. Y, sobre todo, será la prueba de que la ciencia puede convertir el miedo en oportunidad.

Fuente: telam

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