04/09/2025
Cuando le empezamos a decir “Ya está” a Lionel

Fuente: telam
Cuando terminó el Mundial de Qatar, Messi sintió que algo ya estaba cerrado. Un libro digital gratuito, editado por Infobae, recogió esa emoción, en un artículo de Julieta Roffo. Y lo reproducimos
>“No llores porque termino, sonríe porque sucedió”, dice, repite un video-homenaje a Lionel Messi que anduvo dando vueltas por las redes en estos días. Cómo no llorar, un poco, porque Messi está por jugar su último partido oficial con la selección, porque se acaba una época, y una época hermosa.
Y, sí, parte de esa hermosura fue el Mundial de Qatar, cuando Messi se convirtió en campeón del mundo con la selección y algo empezó a completarse. Lo supimos nosotros y lo supo él, que dijo “Ya está”, todavía en la cancha. “Ya está”, ya ganamos el Mundial, misión cumplida. ¿Y el comienzo del retiro?En ese momento, con el corazón todavía caliente, Leamos -la editorial digital de Infobae- publicó dos libros para ser descargados gratuitamente. El primero recopilaba el recorrido de la Selección y se llamó El camino de los héroes. El segundo, Muchachos, analizaba y narraba aspectos de la vida y el juego de los principales jugadores.“Ya está”. Lionel Messi mira al rinconcito del estadio Lusail en el que están su compañera, sus tres hijos y la autora intelectual y material de las milanesas que no se compran con plata, y con la boca y con los ojos hechos sonrisa les dice que la espera acaba de terminar.
“Ya está” es lo primero que dice Lionel apenas Gonzalo Montiel patea a su izquierda y Lloris, el arquero francés que no atajó ningún penal de los nuestros, se tira para el otro lado, y entonces Argentina gana un Mundial después de 36 años y Messi gana un Mundial después de no ganar los cuatro anteriores. Lo dice con el cuerpo, no hace falta abrir la boca: ¿qué son esas rodillas dejándose caer por fin sobre el pasto del Lusail, como si dijeran “qué alegría y qué alivio, hermano”, si no son una manera de decir “ya está”? ¿Cómo iba a hacer Messi para empezar a decirnos “ya está” si no era con las piernas, el idioma en el que nos habla hace cinco Copas del Mundo?
Messi hace todo eso aunque vamos a saberlo después. Vamos a saberlo cuando aparezcan los videos y las fotos del instante en el que el cuarto penal argentino de la Final más hermosa e inaguantable de la historia de las Finales del Mundo se mete en el arco francés y nos borda la tercera estrella en el pecho, del lado del corazón. Vamos a saberlo cuando veamos cómo Leandro Paredes, que primero sale corriendo hacia el arco, enseguida se da vuelta y se abraza al capitán arrodillado, y sobre ellos dos empieza a construirse una montaña. O mejor un volcán. Activo.Ahora tenemos los ojos inundados o la razón nublada o la cabeza hundida en el pecho de algún integrante de nuestro círculo rojo, entre la asfixia y la euforia. Ahora nos está pasando algo que los neurocientíficos no podrán explicar, que es que vamos a necesitar volver a mirar todo esto que acaba de pasar para que se nos grabe en la cabeza porque esta primera vuelta es toda del corazón.
Ahora una señora de 70 se levanta del sillón para tener una vista más panorámica del abrazo que se dan su hija de 37 y su hijo de 32 tirados en el piso, llorando los dos, más apretados todavía que hace ocho años y medio, cuando Maxi Rodríguez, también de penal y contra Holanda, metió a la Argentina en la Final del Maracaná. Va a hacer todo lo que pueda por hacerle un electrocardiograma a cada uno con ese ojo clínico que les crece a las madres, y cuando los dos la metan en su abrazo les va a decir así: “Hijos, ahora ustedes saben cómo es esta alegría”, y les va a frotar la espalda.Ahora la borrachera que una mujer viene cultivando desde hace tres horas y también desde hace casi un mes se inclina del todo para el lado del éxtasis. Que el pedo triste se lo agarren los franceses con champagne, piensa la mujer, y se pone unas ojotas y enfila para la avenida en la que su barrio montará la fiesta.
Ahora los nenes que vieron el partido con la camiseta del Diez piden ponerse los shortcitos y las medias y los botines para salir todos vestidos de fútbol a la calle. Ahora no sé cuántos cuchillos hacen el ruido de serruchar las botellas de plástico que se van a llenar de fernet con coca y hielo y no sé cuántos vecinos salen a los balcones y cantan “dale campeón, dale campeón”, pero parecen muchos, una multitud hecha de todos nosotros. Ahora -vengo del futuro- está en ebullición el caldo de argentinos que va a poner a cinco millones de personas en la calle, todas juntas en un pedacito tan chiquito de un país tan enorme.Ahora, mientras descubrimos que ser felices era esto, seguimos sin entender por dónde hizo pasar Messi el pase que le dio a Nahuel Molina para que pusiera el 1 a 0 contra Países Bajos. Debe ser ese misterio tan parecido a la magia lo que hace que esta alegría sea irrompible.
Ahora, que casi nos morimos, estamos vivísimos y a punto de salir a la calle porque lo que nos pasa no entra en nuestras casas. En la tele, el mejor jugador de fútbol del planeta sonríe y dice con las piernas, con los brazos y con la boca que ya está. La espera acaba de terminar. La fiesta recién empieza.Fuente: telam
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