27/08/2025
Una marca de ropa que supo estar en la cima cierra 500 tiendas a nivel global tras 60 años en el mercado

Fuente: telam
El grupo italiano emprendió un proceso de reestructuración con cierre de locales, fábricas y reducción de personal mientras intenta alcanzar rentabilidad en 2026
>En las décadas de 1980 y 1990, Benetton representó una de las marcas de moda más influyentes en el mundo. Sus suéteres de bloques de colores se convirtieron en un ícono, mientras sus campañas publicitarias provocadoras instalaron debates globales sobre racismo, sida o la pena de muerte. La compañía llegó a operar más de 7.000 tiendas y consolidó su presencia en los principales centros comerciales de Estados Unidos y Europa.
En su etapa de mayor expansión, la empresa se distinguió por ofrecer prendas coloridas y accesibles, con el respaldo de un discurso socialmente comprometido. En 1988 lanzó la campaña “United Colors of Benetton” y en 1990 generó gran impacto con “We, on Death Row”, que mostró a reclusos condenados a muerte en Estados Unidos. Esas iniciativas marcaron su identidad, pero a comienzos del nuevo milenio la fuerza de la marca comenzó a diluirse.
La situación derivó en un deterioro financiero sostenido. En 2022 la compañía registró una pérdida de 80 millones de euros, y en 2023 ese número se elevó a 230 millones. Al cierre de 2024 la caída se redujo a 60 millones, aunque todavía muy por encima de los niveles que podían sostener su operación.
El plan de Sforza incluyó un recorte profundo de gastos, reducción de catálogos —con la eliminación de líneas como indumentaria infantil— y la transformación del mercado estadounidense en un esquema de ventas exclusivamente digital. También propuso acortar los tiempos de producción de doce a seis meses para abaratar costos y mejorar la competitividad frente al sector de moda rápida.
El ajuste se tradujo en cierres masivos. Benetton clausuró fábricas en Túnez, Croacia y Serbia, mientras trasladó trabajadores del histórico complejo de Ponzano Veneto al de Castrette di Villorba, en Italia. La reducción de personal avanzó con planes de retiros incentivados, lo que implicó pasar de 1.100 empleados a 700 hacia finales de 2025.Sforza defendió las medidas ante líderes sindicales. “Estamos asegurando la empresa, pero la situación es compleja. Necesitamos la cooperación de todos”, expresó en un encuentro con representantes de los trabajadores.
El holding Edizione, controlado por la familia fundadora, se convirtió en un actor central en el rescate. A fines de 2024 inyectó 260 millones de euros para sostener la operación y financiar la transición hacia un modelo más austero. El plan corporativo comunicó a los sindicatos que la meta consistía en regresar a beneficios en 2026 o 2027, luego de dos años de pérdidas consecutivas.La estrategia de Sforza también incorporó la escisión de algunas filiales, entre ellas la división de comercio electrónico. El área digital representaba en 2025 un 13% de la facturación, con la previsión de alcanzar entre 20% y 25% en el corto plazo. El impulso a la venta online se planteó como uno de los ejes para recuperar competitividad y responder a la nueva conducta de los consumidores.
El ajuste alcanzó a toda la estructura: reducción de colecciones, simplificación del portafolio y reorganización de filiales. El plan preveía centrar los esfuerzos en regiones más rentables y abandonar mercados con bajo rendimiento.Distintos reportes especializados remarcaron que la crisis de Benetton reflejó un modelo de negocios desfasado frente al dinamismo de la moda actual. Informes de medios como Modaes.com, UnionRayo y The Street coincidieron en que la falta de adaptación al comercio electrónico, la lentitud en los procesos productivos y la pérdida de identidad entre los consumidores más jóvenes explicaron gran parte del retroceso.El plan de Sforza buscó reducir pérdidas de 230 millones en 2023 a 110 millones en 2024, con el horizonte de alcanzar el equilibrio financiero en 2026. La empresa avanzó en el recorte de tiendas, simplificación de procesos y en el fortalecimiento de su canal digital, que todavía representaba una porción reducida de la facturación global.
Fuente: telam
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