13/08/2025
Humphrey Bogart y John Huston, la dupla dorada que dejó una huella en la historia del cine

Fuente: telam
El libro del crítico Nat Segaloff repasa la intensa colaboración entre el icónico actor y el visionario director, responsables de clásicos de Hollywood como “El halcón maltés” y La reina de África"
>En la escena final del debut como director de John Huston en 1941, El halcón maltés, un detective de policía recoge una estatuilla negra de un pájaro y la observa con confusión. “¿Qué es esto?”, le pregunta a un Humphrey Bogart incomparablemente áspero y curtido, quien está, como de costumbre, perfecto en el papel de un duro detective privado. Bogart observa el objeto y luego mira a lo lejos. Cansado, responde: “La materia de la que están hechos los sueños”.
Lo mismo podría decirse de las seis películas que Bogart y Huston hicieron juntos a lo largo de la década de 1940 y principios de los años cincuenta. Como observa el veterano periodista y crítico de cine Nat Segaloff en su nuevo libro, Bogart and Huston: Their Lives, Their Adventures, and the Classic Movies They Made Together (Bogart y Huston: sus vidas, sus aventuras y las películas clásicas que hicieron juntos), la pareja “produjo un legado cinematográfico extraordinario”. A través del Pacífico (1942) y La burla del diablo (1953) no son nada del otro mundo, pero El halcón maltés, El tesoro de la Sierra Madre (1948), Cayo Largo (1948) y La reina de África (1951) son logros singulares de la edad de oro de Hollywood. Como el halcón, poseen una magia peculiar que desafía los intentos de desmitificación.
Segaloff comienza, no muy prometedoramente, poniendo en duda su propio proyecto. Reconoce en la introducción que “se han escrito suficientes libros por separado sobre Bogart y Huston como para llenar una biblioteca”. Su justificación para embarcarse en un libro propio es que pretende hacer algo diferente: no tanto una biografía conjunta como un examen de la amistad entre Bogart y Huston y sus efectos en las películas en las que colaboraron. Lo que parece avecinarse es parte crítica, parte estudio de personajes.En cambio, lo que obtenemos es una recitación seca de detalles. En su mayor parte, solo aprendemos lo que los fanáticos de Bogart y Huston ya saben, y lo que los recién llegados podrían obtener fácilmente de Tough Without a Gun (Duro sin un arma), la excelente biografía de Bogart escrita por Stefan Kanfer y publicada en 2011, y de las animadas memorias de Huston, An Open Book (Un libro abierto), de 1980: Bogart nació en el seno de una familia patricia neoyorquina y languideció en papeles menores durante años antes de convertirse finalmente en el actor mejor pagado de Hollywood. Huston comenzó como guionista y se abrió camino hasta la silla de director en 1941 a pesar de las reservas de Warner Bros. Ambos hombres se casaron y divorciaron muchas veces.Esto no quiere decir que Bogart and Huston carezca de momentos destacados. Funciona también como una introducción suficientemente competente al sistema de estudios que dominó el primer Hollywood, y contiene una gran cantidad de detalles divertidos (aunque familiares). En el capítulo sobre la realización de La reina de África, por ejemplo, Segaloff cuenta que el elenco tuvo que luchar contra hormigas guerreras mientras filmaban en locación en el Congo. “Los equipos cavaron trincheras alrededor de sus alojamientos y las llenaron de querosene, que encendían cuando los insectos atacaban”, escribe.Pero parte del placer que estas historias podrían brindar se ve opacado por la prosa, que con frecuencia es torpe y rígida. La segunda esposa de Huston es descripta como una “atractiva muchacha irlandesa”, y el texto se interrumpe a menudo para anunciar lo que está a punto de hacer. “Primero, un poco de contexto”, escribe Segaloff en un momento. Más adelante, subtitula una sección que resume una novela en la que se basa una película como “Sinopsis de la novela”.Lo peor de todo es que Bogart and Huston deja sin abordar la cuestión central. ¿Y su amistad? ¿Qué luz arroja sobre sus películas? En realidad, un comentario superficial en la introducción de Segaloff lo resume todo: Bogart y Huston eran “amigos cercanos que no pasaban mucho tiempo juntos entre películas”. Los intentos de formular una tesis más audaz —y mucho menos una que tenga algo sustantivo que ver con las películas en cuestión— resultan poco convincentes.“Lo que cuenta es lo que está en la pantalla”, escribe Segaloff en el prólogo del libro. Resulta especialmente curioso, entonces, que lo que está en la pantalla esté tan marcadamente ausente de lo que sigue. Hay poca discusión sobre el cine como medio visual —sobre la composición, la iluminación, el ritmo—. En cambio, hay páginas de resúmenes de tramas, en su mayoría poco animados por comentarios o reflexiones. Tras la procesión de hechos, no estamos más cerca de entender qué hizo que estas películas fueran tan buenas.
Me temo que esto no es la materia de la que están hechos los sueños.
Fuente: telam
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