13/08/2025
La noche que un piloto avistó un ovni en Bariloche y los enigmas que aún persisten: “La explicación de la Fuerza Aérea fue absurda”

Fuente: telam
La noche del 31 de julio de 1995, Jorge Polanco comandaba un boing 727 de Aerolíneas Argentinas con 140 pasajeros a bordo cuando avistó un “objeto luminoso con forma de plato”. Las versiones oficiales dejaron muchas dudas y el enigma siguió creciendo, con la repetición de esos episodios sobre el Lago Nahuel Huapi
>El 31 de julio de 1995, una helada noche de invierno en la Patagonia argentina, el comandante Jorge Polanco, con 18 años de experiencia en Aerolíneas Argentinas, se preparaba para aterrizar en San Carlos de Bariloche al mando del vuelo 674 proveniente de Aeroparque. Lo que parecía ser una operación de rutina se transformaría en uno de los episodios más extraños y debatidos de la aviación nacional: el llamado “Caso Bariloche”.
Polanco iba acompañado por el copiloto Carlos Atilio Dortona; el ingeniero Jorge Allende; y Roberto Benavente, otro comandante que estaba de visita en la cabina.
Desde la torre le confirmaron que no había tránsito registrado en ese sector, solo un avión sanitario de Gendarmería Nacional que volaba detrás del Boeing. Esa tripulación —que más tarde confirmaría la historia la Polanco— sería testigo clave de lo que sucedió a continuación.
El relato se volvió más inquietante cuando describió lo que ocurrió al aproximarse a la pista: “Cuando estábamos por aterrizar, se volvió a cortar toda la luz. El generador se aceleró a fondo, largó humo y se paró. El aeropuerto quedó completamente a oscuras. Ahí tomé conciencia de que algo no estaba bien e inicié la maniobra de escape”.
El escape implicaba alejarse y ganar altura rápidamente para evitar un aterrizaje inseguro. Al alcanzar los 10.000 pies y virar hacia el lago Nahuel Huapi, volvió a ver el objeto. Lo esquivó por poco y, según la tripulación del avión de Gendarmería, el artefacto lo siguió por debajo hasta desaparecer en dirección al Cerro Otto.Los comandantes Rubén Cipuzak y Juan Domingo Gaitán, de Gendarmería Nacional; y el Jefe del Aeropuerto de Bariloche, el Suboficial Daniel García, también coincidieron en sus declaraciones ante la Fuerza Aérea.
“En esa época, hablar de OVNIS era un tema tabú. Antes de eso, había visto a otros tres, también en Bariloche, pero me quedé callado porque nadie quería saber nada al respecto”, enfatizó Polanco.Lo más curioso es que no solo los que comandaban los aviones implicados reportaron el fenómeno. En tierra, el meteorólogo del aeropuerto, Nicolás Aray; los hermanos Abel y Pedro Drelevich; y el matrimonio integrado por Berta y Silverio Cabral afirmaron haber visto “una gran luz blanca desplazándose a alta velocidad y luego ascendiendo de forma vertical”, un movimiento imposible para aeronaves convencionales.
Desde el vuelo sanitario de Gendarmería, la descripción coincidía. “El objeto se movía a gran velocidad sobre el lago, ascendía en ángulo recto y se detenía de forma abrupta en el aire, sin señales de inercia ni pérdida de control”, aseguró el el comandante Rubén Cipuzak. Para él, no había dudas: lo que observó no correspondía a ningún aparato conocido.La investigación quedó en manos de la Fuerza Aérea Argentina, a través de su Comisión de Investigación de Fenómenos Aeroespaciales. El resultado, sin embargo, fue decepcionante para quienes esperaban una confirmación del encuentro cercano: el informe concluyó que no había evidencia de que el objeto fuera una nave de origen desconocido que representara un riesgo concreto.
En otras palabras, como no se identificó un aparato físico, el caso se archivó. Tras varios análisis y experimentos con maquetas, la Fuerza Aérea deslizó su conclusión: dijo que la luz vista por los pilotos había sido generada a partir de que una persona, identificada como Juan Carlos Rivero, quien decidió probar “un potente proyector hacia la base de las nubes”, justo en el momento en el que las dos aeronaves se aproximaban al aeropuerto de Bariloche, “en horas nocturnas y con la ciudad completamente a oscuras debido a un corte general de energía eléctrica”.Para él, la Fuerza Aérea intentó silenciar a los testigos que estaban en la torre de control de Bariloche, pese a que habían visto el mismo objeto que él. “Desde ‘arriba’ les pidieron que no hablaran”, dijo al referirse a los altos mandos de las FFAA.
Según Polanco, “la explicación que dio la Fuerza Aérea fue absurda”. Subrayó que el objeto estaba a corta distancia, claramente visible, con forma definida, y que ni él ni su tripulación pudieron confundirlo con un simple haz de luz.En septiembre de 2022, un nuevo episodio reavivó la memoria del Caso Bariloche. En las conversaciones radiales, uno de los pilotos bromeó: “¿Vimos el OVNI de Polanco?”. La referencia no era casual. La descripción de las luces tenía similitudes con lo narrado por el comandante en 1995. A lo que otro piloto acotó: “Estaba a punto de preguntar lo mismo”.
En este casa particular, los objetos se mantuvieron a distancia y no representaron peligro para las aeronaves, pero el fenómeno dejó a las tripulaciones perplejas. “Hay dos y moviéndose”, indicó uno de ellos. Otro señaló: “Sí, sí, estamos viendo el espectáculo acá, es increíble”.
Más allá de las explicaciones oficiales, para el comandante aquel objeto no identificado fue real y cambió su forma de ver el mundo y la aviación.
Lejos de definirse únicamente por el célebre avistamiento, la trayectoria de Jorge Polanco está marcada por 41 años de profesionalismo y la pasión por la aviación. Y a pesar de que se jubiló a los 65 años, hoy con 72 todavía sigue activo como consultor y auditor aeronáutico, y continúa realizando vuelos esporádicos.Su cercanía con la industria aeronáutica es también familiar: de sus tres hijos, dos son pilotos. Uno de ellos fue trasladado recientemente a Turquía por razones laborales, y el otro vuela para una aerolínea estadounidense.
Su hijo más chico, en cambio, es piloto de carreras; un hobby que se le despertó después del retiro y que lo hace “pilotear” autos también de vez en cuando. “Él no siguió mi legado pero fue el único que me convirtió en abuelo y con quien comparto este nuevo pasatiempo”, afirmó.Con respecto a sus próximos proyectos, Polanco adelantó que fue convocado para escribir un libro y hacer una serie, aunque evitó ahondar en detalles. “Me entusiasma que las nuevas generaciones sepan lo que pasó, y acepten realidades que pensaban que no existían”.
Treinta años después, el caso Bariloche sigue siendo uno de los incidentes más citados por ufólogos y aficionados al misterio en Argentina. Reúne todos los elementos que suelen alimentar el debate: múltiples testigos cualificados, registros de comunicaciones, observaciones en tierra y en vuelo, y un objeto que desafió las capacidades tecnológicas conocidas.
Fuente: telam
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