09/08/2025
Javier Milei publicó un extenso texto en el que reiteró que el aumento del dólar no impactará en la inflación

Fuente: telam
El presidente hizo un posteo en el que citó a varios teóricos de la economía acerca de la política monetaria y cuáles son los determinantes del nivel de precios
>En una suerte de complemento teórico del discurso que leyó el viernes por la noche por cadena nacional, la Oficina del Presidente Javier Milei hizo un largo posteo en la red social X en el que el primer mandatario explica por qué, a su juicio, los recientes movimientos del dólar no tendrán efectos inflacionarios y resaltando la importancia de la política monetaria como causa última de la inflación.
La exposición presidencial, titulada “Aspectos esenciales del análisis monetario” se desarrolla a lo largo de cinco puntos e incluye citas y referencias a varios teóricos de la economía, en particular de la llamada “Escuela Austríaca”, como Carl Menger, David Hume, Richard Cantillon, Carl Wicksell y Robert Lucas, todos tratadistas que el mismo Milei ha mencionado en otros discursos y en algunos de sus libros.
“Es entendible el comportamiento endogámico y especialmente si no se pagan costos por errar cuando todos fallaron, en especial, cuando rige la lógica del Oráculo de Delfos, el cual daba consejos, pero no tomaba decisiones (...) Aun cuando todos hablen del traspaso a precios del movimiento en el precio del dólar (passthrough), dicha afirmación, aunque supuestamente podría tener algún ‘sustento empírico’, es falsa e implica un profundo desconocimiento en materia de teoría monetaria”, explica al respecto.
Según él, el dinero “no es nada más que un bien de intercambio indirecto y que sólo sirve a los efectos de llevar a cabo transacciones, sean las mismas presentes (demanda transaccional) y/o futuras (atesoramiento). Por lo tanto, si entendemos esto, la demanda de dinero es una demanda derivada de la demanda total de bienes y servicios de la economía o dicho de modo más simple, es una demanda espejo”.
Luego, tras explicar los determinantes de la demanda de bienes y servicios y los “parámetros profundos” del funcionamiento de la economía, el presidente concluye citando a Milton Friedman, como también lo hizo por cadena nacional “que la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario, generado por un exceso de oferta de dinero, ya sea porque subió la oferta y/o cayó la demanda, lo cual lleva a una pérdida del poder adquisitivo del dinero, esto es, todos los precios expresados en unidades monetarias suben”.Y también descarta allí que la causa de la inflación sea la variación del tipo de cambio, esto es, el precio del dólar. Ocurre, señala, que en las secuencias inflacionarias derivadas de un exceso de oferta de dinero, el tipo de cambio reacciona más rápidamente y de modo más visible, pero no es la causa real de la inflación.
“Detrás está el efecto Hume-Cantillon, el cual toma lugar como consecuencia de que mientras el mercado de bienes ajusta lento, el mercado financiero lo hace de modo instantáneo (…) dado que el dólar es un activo financiero subirá primero, luego lo seguirán el precio de los bienes transables, luego los precios mayoristas, a continuación, los precios minoristas y por último subirán los salarios (motivo por el cual la devaluación es tan impopular)”.Finalmente, el presidente vuelve a citar al economista austríaco Carl Menger,“Si consideramos el caso argentino y su adicción al déficit fiscal por parte de la casta política, no sólo será posible explicar las cataratas de defaults, suba de impuestos y emisión monetaria, que en el último caso generó un desastre inflacionario, cuya otra cara de la moneda es haber destruido cinco signos monetarios y quitarle trece ceros a la moneda. Por el bien de los argentinos deseo que asimilen la lección. Que D’’S (SIC) bendiga a los argentinos. Y que las Fuerzas del Cielo nos acompañen”, concluye el texto, de tono académico y con remate político.
ASPECTOS ESENCIALES DEL ANÁLISIS MONETARIO
Por el Presidente Javier Gerardo Milei.Desde mediados de abril, momento en que se liberó el mercado de cambios, el debate monetario en Argentina se ha basado sobre cuál debería ser el comportamiento del dólar y el traspaso a precios en caso que la divisa aumentara. Más allá de que la mayor cantidad de analistas han errado por mucho sus pronósticos a excepción de un puñado de ellos (y el equipo económico), lo que sorprende es la persistencia en los mismos errores analíticos que mantiene a estos profesionales en una racha negativa, aún desde antes de presentarse el cambio de gobierno. Es entendible el comportamiento endogámico y especialmente si no se pagan costos por errar cuando todos fallaron, en especial, cuando rige la lógica del Oráculo de Delfos, el cual daba consejos, pero no tomaba decisiones. En síntesis, lo que quiero señalar es que aun cuando todos hablen del traspaso a precios del movimiento en el precio del dólar (passthrough), dicha afirmación, aunque supuestamente podría tener algún “sustento empírico”, es falsa e implica un profundo desconocimiento en materia de teoría monetaria.
2. Origen y Naturaleza del Dinero3. La Naturaleza Monetaria de la Inflación
Luego, citando el “efecto Hume-Cantillon” pasa a afirmar que la lucha contra la inflación también requiere de paciencia, por el rezago de entre 18 y 24 meses para que “una política monetaria seria” logre al cabo del tiempo erradicar la inflación.
Espejismo Empírico de la falacia del Passthrough Si bien el resultado es contundente y fundamental para el diseño de una política monetaria seria que persiga terminar con la inflación, también requiere de paciencia. Concretamente, el accionar de la política monetaria no es instantáneo, ya que la misma opera con rezagos. En el caso de Argentina, ese rezago oscila entre 18 y 24 meses, esto es, aun cuando uno apague la máquina de imprimir billetes en el primer día, deberá transitar el purgatorio de la inflación por lo menos durante un año y medio. De ahí que, dada la primera fase de la reconstrucción del patrimonio del Banco Central que demandó seis meses hasta apagar la máquina de hacer billetes es que esperamos que para mediados de 2026 la inflación sea sólo un mal recuerdo en la vida de los argentinos. Al mismo tiempo, el purgatorio de la inflación puede demandar un tiempo adicional y/o mayores tasas de inflación si a esto se le suma la presencia de un sobrante monetario (el money overhang). Este tipo de fenómenos suelen hacerse presente en caso de controles de precios y controles de capitales. En el primer caso su síntoma es el desabastecimiento, mientras que en el segundo se manifiesta con brecha cambiaria y pérdida de reservas del Banco Central. Es más, en el caso de los controles de capitales genera aumento artificial de la demanda de dinero que implica un aumento de la base imponible del impuesto inflacionario exacerbando así la estafa a manos del Estado. Por otra parte, mientras que van pasando los meses de la inyección de dinero inicial toma lugar el efecto Hume-Cantillon, el cual, originalmente mostraba los efectos distributivos en función del ingreso del dinero en la economía. Así, quienes lo reciben y gastan primero (los políticos) están haciendo transacciones con dinero de hoy y precios de ayer, lo cual causa un perjuicio a quien va recibiendo el dinero en las distintas transacciones conforme vaya pasando el tiempo. La contracara de esto es que todos los precios no suben de modo simultáneo, sino que algunos lo hacen primero y otros después. En línea a esto, e increíblemente para el caso de los fundamentalistas del passthrough, el modelo más popular para economías abiertas con dinero es el de Rudgier Dornbusch, más conocido como el modelo del overshooting. En dicho modelo, frente a un exceso de oferta de dinero, ello se traduce en un salto del tipo de cambio más que proporcional a la tasa de devaluación implícita en la tasa de expansión monetaria consistente con la paridad del poder de compra (PPP). De este modo, una vez que toma lugar el ajuste en el mercado de bienes y aumentan los saldos exportables, el tipo de cambio cae hasta el nivel de PPP. Lo interesante es ver a economistas repetir estos términos como partes de la superfamilia del orden psitaciformes y no enterarse que detrás está el efecto Hume-Cantillon, el cual toma lugar como consecuencia de que mientras el mercado de bienes ajusta lento, el mercado financiero lo hace de modo instantáneo. Así, generado el exceso de oferta de dinero, los individuos se agolpan en el mercado financiero a buscar moneda extranjera, mientras que la generación de divisas es lenta, motivo por el cual, el tipo de cambio salta mucho más que proporcionalmente hasta que los mercados se vayan equilibrando. En otros términos, no tiene sentido hablar de passthrough, ya que de modo inexorable el nivel de precios va a converger hacia la PPP. Siguiendo la misma lógica, cuando se genere un exceso de oferta en el mercado de dinero y que el mismo se manifieste en un exceso de demanda en el mercado de divisas, entonces, dado que el dólar es un activo financiero subirá primero, luego lo seguirán el precio de los bienes transables, luego los precios mayoristas, a continuación, los precios minoristas y por último subirán los salarios (motivo por el cual la devaluación es tan impopular). En definitiva, la relación causal sigue siendo desde la cantidad de dinero hacia los precios y esta historia también puede ser dueña de la evidencia empírica sobre la que se basa la idea del passthrough. Sin embargo, hablar de passthrough es sinónimo de teoría económica de muy mala calidad, ya que al suponer que una relación causal que vaya del tipo de cambio al nivel de precios implica estar trabajando con una teoría del valor objetiva. Por lo tanto, mal que les pese, están equivocados, ya que esa forma de pensar el análisis económico la superó en 1871 con la obra de Carl Menger, quien desarrolló la teoría subjetiva del valor en paralelo a William Stanley Jevons y León Walras. Naturalmente, puede que su corazón no haya quedado anclado en un economista clásico y que la base de su error venga fechado en el año 1936, cuando John Maynard Keynes decide destruir todo el marco analítico wickselliano (motivo por el cual tuvo a la profesión discutiendo tonterías hasta 1972) y decide de modo ad-hoc volver a la teoría objetiva del valor. Si no le gusta el argumento de Hume-Cantillon, ni el basado en la teoría del valor, ahora le propongo uno de equilibrio general. Si desarrollamos los microfundamentos completos de un modelo de equilibrio general, las funciones de exceso de demanda de cada uno de los “n” bienes de la economía depende de los “n” precios de la economía. A su vez, si se le suma el mercado de dinero acorde a la descripción hecha en la primera parte de la nota, ello implica que tenemos un sistema de “n+1” ecuaciones homogéneas de grado cero (esto es, dependen de los precios relativos). Por otra parte, Tomando el dinero como numerario (la unidad de cuenta), por Ley de Walras sabemos que si “n” mercados están en equilibrio el restante también lo estará y será posible determinar “n” precios relativos y como están en términos de dinero, los precios en cuestión son los precios monetarios. A su vez, este sistema puede decirse que tiene como variables exógenas: las preferencias, la tecnología, las dotaciones y la cantidad de dinero. Nótese que la idea del passthrough tiene un grave problema, ya que el precio de la moneda extranjera en el sistema de equilibrio general es endógeno mientras que acorde a la visión de muchos economistas locales, el precio de la moneda extranjera es exógeno y ello determina al resto de los precios. Esto es, si es cierto que usan modelos de equilibrio general como se jactan, no existe el passthrough, ya que implica que el precio de la moneda extranjera sea una variable endógena y exógena a la vez. Inconsistencia lógica detectada. Fin del debate.
A lo largo de los distintos apartados se demostraron un conjunto de aspectos vinculados a la teoría monetaria que son de vital importancia a la luz de analizar y entender de modo correcto la política llevada a cabo por el BCRA. En primer lugar, hemos derivado la base de la demanda de dinero como una demanda derivada del mercado de bienes. En función de dicho resultado hemos demostrado la naturaleza monetaria de la inflación y asociado a dicho resultado hemos demostrado la invalidez teórica del passthrough, al tiempo que dejamos en claro que su fortaleza empírica no es más que un espejismo estadístico que se resuelve dentro del marco de la teoría monetaria de la inflación cuando anexamos en el análisis el efecto Hume-Cantillon. Finalmente, y a la luz de la teoría subjetiva del valor queda una reflexión adicional sobre la base del principio de imputación de Menger. En dicha teoría, a diferencia de la objetiva donde los costos determinan los precios, el principio de imputación señala que son los precios los que determinan los costos, mientras que los precios vienen dados por las preferencias, la escasez (tecnología y dotaciones), lugar y tiempo. En función de todo lo anteriormente señalado, supongamos que tenemos dos bienes A y B. Ahora, por algún motivo, se produce un aumento de la demanda del bien A en desmedro del bien B. Consecuentemente el precio relativo de A respecto a B debe subir, esto es, el precio de A subirá y el precio de B caerá. Así, el gasto en el bien A aumentará y por ende el gasto en B caerá, lo cual empujará el precio de B a la baja. Ahora bien, si ahora aparece el Banco Central y considera que el precio de B no caerá y eso generará una caída en el nivel de actividad, lo que hará es emitir dinero tal que el precio de B no caiga, aunque ello hará que el precio de A suba más que proporcionalmente hasta alcanzar el precio relativo del nuevo equilibrio. Por ende, para que haya inflación es necesario que haya por parte del Banco Central una convalidación monetaria. Puesto, en otros términos, si no hay convalidación monetaria el nivel de precios no cambiará y todo es una cuestión de precios relativos. Es más, supongamos que, ante la suba del precio de A, los vendedores del bien B quieren subir el precio, les cuento que a la vuelta de la esquina los espera Menger para decirles que por el principio de imputación no podrán vender sus productos y se quedarán con los galpones lleno de mercadería, bajando la rotación del activo y destruyendo el retorno del mismo. Tarde o temprano, salvo que sean masoquistas aprenderán. Ahora llame al bien A dólar y al bien B resto de los bienes. La historia se cuenta sola: ante cambios de precios relativos sin convalidación monetaria no se genera inflación. ¿Por último, porque los individuos siguen creyendo que la suba del dólar hace subir los precios? Básicamente porque durante 90 años han acertado. Salvo durante el período de la Ley de Convertibilidad, cada vez que subió el dólar luego subieron los precios. Y para colmo, durante la Convertibilidad, donde el tipo de cambio estaba fijo no hubo inflación. Por ende, alguien no entrenado en economía monetaria puede sufrir los efectos sensoriales de la correlación espuria, del mismo modo que puede llegar a creer que cuando muchas personas se ponen el traje de baño traerá el verano. Sin embargo, sería de esperar que una persona que ha pasado por lo menos cuatro/cinco años estudiando economía e incluso con uno o más estudios de posgrado, doctorado y posdoctorado, sumado a una gran cantidad de años de experiencia en el negocio profesional no tendría que caer en este tipo de errores propios de un amateur, fácilmente corregibles si se suma en el análisis la variación de la cantidad de dinero. Si consideramos el caso argentino y su adicción al déficit fiscal por parte de la casta política, no sólo será posible explicar las cataratas de defaults, suba de impuestos y emisión monetaria, que en el último caso generó un desastre inflacionario, cuya otra cara de la moneda es haber destruido cinco signos monetarios y quitarle trece ceros a la moneda. Por el bien de los argentinos deseo que asimilen la lección. Que D’’S bendiga a los argentinos. Y que las Fuerzas del Cielo nos acompañen.
Fuente: telam
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