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02/08/2025

Chanti, el genio detrás de la historieta infantil argentina : “Con personajes chicos podés decir cosas que con un personaje adulto no podrías”

Fuente: telam

El historietista mendocino fusionó pasión por el dibujo y la narración, creando un universo de personajes y situaciones que acercan a los niños a la lectura y despiertan la imaginación a través del humor y la ternura

>Chanti es uno de los referentes indiscutidos de Su nombre completo es Santiago González Riga, pero es conocido simplemente como Chanti, una firma que nació como apodo familiar y que hoy se luce en más de cuarenta libros publicados.

Autor integral y pionero en la divulgación de El historietista repasó con Infobae su vínculo con la creatividad, la importancia de dibujar y narrar para los más pequeños y el valor que tiene acercar a los niños a la lectura a través del humor, la identificación y la ternura.

Desde muy pequeño, Chanti desarrolló una profunda afinidad por el dibujo y la historieta. “Desde antes de saber escribir y leer, ya hacía historietas”, recordó el mendocino, quien creció en una casa donde las revistas y libros eran moneda corriente durante los años setenta. El primer acercamiento al género llegó gracias a su padre, gran aficionado, y se volvió casi un hecho natural: el dibujo se transformó en una extensión de su infancia. “A mi papá le gustaba mucho la historieta y desde muy chiquito vi historietas”, explicó a Infobae.

El entorno familiar marcó profundamente la formación creativa de Chanti, especialmente por la complicidad de sus padres y hermanos. “En mi casa me alentaban mucho”, rememoró sobre esa infancia compartida entre ocho hermanos en la que la creatividad guiaba el día a día. “Hacíamos revistas de historietas, cosas cerámica, cosas en cartulina. Hacíamos de todo”, subrayó. La ausencia de entretenimientos tecnológicos convirtió la convivencia familiar en un laboratorio permanente de invención y manualidades, un “taller de creatividad” donde todos participaban.

El clima escolar, en cambio, fue mucho menos receptivo. “Combatieron mucho la historieta en la educación, en la escuela, en esos momentos”, observó. Chanti relató cómo la rigidez del sistema limitaba la posibilidad de experimentar: “No me dejaban hacer historieta, tenía que ser un dibujo”, describió sobre la negativa docente a dividir la hoja o narrar a través de viñetas.

El ingreso al mundo profesional llegó de manera temprana. A los dieciséis años, Chanti publicó sus primeros libritos ilustrados, resultado de concursos organizados por una duplicadora local. Al notar su pasión por la historieta, le permitieron editar más libros, que se vendieron en kioscos y fueron su primer contacto con el público. “Yo estaba chocho ahí con los libritos, eran muy simples, pero para mí fue increíble”, recordó.

La verdadera consolidación llegó con las colaboraciones en medios gráficos. Ya a los dieciséis años aportaba ilustraciones al colegio y luego, durante la facultad, debutó en el Diario de Cuyo de San Juan desarrollando la historieta Mate y Bombilla. “Ahí empecé a trabajar de historietista, porque ahí me empezaron a pagar por mi trabajo”, explicó. Esa experiencia le permitió probar cómo era hacer una historieta continuada y conocer la respuesta de los lectores.

Además del humor, la historieta de Chanti incluye siempre una mirada curiosa y afectuosa por el entorno natural. La montaña mendocina y la pasión de su padre por el aire libre marcaron su infancia, sembrando una relación permanente con la naturaleza. “Todo ese amor a la naturaleza, de ver los animales, de proteger la naturaleza, de cuidarla, me quedó desde chico”, recordó.

Su trabajo con la Fundación Vida Silvestre se convirtió en una oportunidad para aunar esa sensibilidad ambiental con su vocación artística. Ante la ausencia de humor en la revista de la institución, propuso una página de historieta educativa sobre especies animales argentinas en peligro.

La mirada infantil es, para Chanti, una de las fuentes más fértiles del humor y la creatividad. “Los chicos me divierten muchísimo”, aseguró, distinguiendo entre hacer cosas “para chicos” y “sobre chicos”.

Las historietas destinadas a un público infantil le brindan libertad para explorar la fantasía y el absurdo: “En mis historietas para chicos, para mí es como tener vía libre para imaginar lo que quiera”, contó. En Facu y Café con leche podían suceder cosas del todo inverosímiles, y en Pico Pichón o Mayor y menor, el realismo convive con pequeños guiños de magia y ternura.

La galería de personajes creados por Chanti es vasta y emblemática, desde el propio Facu y su inseparable gato Café con leche, hasta los animales de Pico Pichón o los hermanos de Mayor y menor. Su afición por los animales está presente desde la infancia: “Desde chiquito me encantaban los animales. Yo era el niño que en vez de jugar con autitos, jugaba con los animalitos”, compartió.

La inspiración detrás de los personajes responde tanto a gustos personales como a decisiones artísticas. Por ejemplo, la elección de gatos y pájaros como coprotagonistas tiene que ver con su comportamiento impredecible y el potencial para situaciones humorísticas: “El gato es más desobediente, entonces podías crear más situaciones de humor”. Chanti también se permitió renovar sus tiras cambiando los personajes, y de ese modo, explorar nuevas vetas de la niñez y el humor.

Mayor y menor se transformó en un fenómeno, recorriendo temas universales como la familia, los celos entre hermanos, las pequeñas conquistas cotidianas y el humor blanco que conecta con chicos y adultos por igual.

Entre todas las creaciones de Chanti, ninguna ha alcanzado tanta visibilidad y permanencia como Mayor y menor. Nacida primero como una propuesta para la revista dominical Rumbos, la historieta rápidamente se transformó en un verdadero suceso editorial en Argentina y también en España.

La historia, centrada en dos hermanos que viven situaciones cotidianas atravesadas por el humor, el cariño y el conflicto, recibió una respuesta entusiasta desde sus primeros números. El vínculo con los lectores se fortaleció con el paso del tiempo, y los niños se convirtieron en verdaderos impulsores de la evolución de los personajes: fueron ellos quienes, a través de mensajes y pedidos, motivaron la aparición de Lola, la hermana menor, refrescando así la dinámica familiar y agregando nuevas perspectivas y desafíos a la tira.

La relación de Chanti con su audiencia es fundamental y atraviesa generaciones. “Me encantan los chicos porque son muy sinceros, son muy directos, son muy cariñosos”, sostuvo, destacando la conexión honesta que se establece en cada encuentro.

Lo más destacable para Chanti es que, pese al paso de los años y los cambios tecnológicos, la esencia de los lectores infantiles se mantiene inalterable. “No veo diferencia en cuanto a la esencia del chico. Los chicos siguen teniendo la misma esencia y se siguen enganchando y se siguen riendo”, afirmó.

A lo largo de los años, Chanti también fue testigo de la evolución de los lenguajes, los códigos culturales y las sensibilidades sociales. Reconoció que la recepción de sus libros y chistes varía con el tiempo, y que el rol de los adultos en la lectura infantil puede traer desafíos inesperados. “Ahora la gente está muy pendiente de las cosas que se ponen”, observó.

Por fuera del universo infantil, también se ha permitido buscar otros tonos: “Payunia City es humor para grandes, porque son cosas que le pasan a los adultos, pero lo suaviza mucho el hecho de que los personajes sean animales”. Aun así, su marca registrada sigue siendo la combinación entre la palabra y la imagen para contar historias con sensibilidad y humor: “Me gusta esa conjunción entre palabra e imagen que se acompañan. Se puede contar una historia con imágenes, pero no con todas las imágenes. La historieta es como un resumen”.

Fuente: telam

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