30/07/2025
La deuda “invisible”: un número clave que mira el FMI y que marca que el ritmo del gasto se duplicó en lo que va del año

Fuente: telam
La deuda flotante, que son los pagos que el Estado se comprometió a hacer, pero no efectivizó, creció en el primer semestre desde $1,6 a $3,2 billones, equivalente a todo el superávit fiscal. El Fondo estableció un techo para ese número en el programa vigente
>Uno de los números que observa el Fondo Monetario para entender la marcha del gasto público y la ejecución del presupuesto es la deuda flotante, que son los compromisos de pago ya asumidos por el Estado pero aún no efectivizados. Según datos oficiales recientes, en el primer semestre del año ese número se duplicó hasta los 3,2 billones de pesos, que equivale a la totalidad del superávit fiscal acumulado en la primera mitad del año.
Como definición, la deuda flotante es el nombre que suele dársele a los pagos atrasados del sector público y que algunos analistas consideran una fuente “alternativa” de financiamiento. El programa económico acordado con el organismo incluye métricas concretas para ese tipo de pasivos. El límite es de 6,3 billones de pesos, aunque no es comparable con el número de 3,2 billones publicado por la Tesorería General de la Nación.
En términos generales, los procesos de gestión del gasto del Estado en cuestiones como contrataciones y compras públicas suelen incluir un plazo entre que se genera la obligación del pago y que efectivamente se giran los fondos. La deuda “flotante” refiere a ese paréntesis entre que una obligación de pago fue “confirmada” pero no cancelada. Puede incluir órdenes de pago vencidas o no. Este tipo de pasivos no está incluido en las estadísticas oficiales de deuda pública, por lo que suele considerarse una deuda “invisible”.
La cuestión fiscal es, para el Gobierno, el ancla principal de política económica. Así, el Palacio de Hacienda se planteó una meta más exigente que la estipulada en el acuerdo con el FMI, como mensaje al mercado de que será aún más ortodoxo en esa materia y para evitar por esa vía una fuente de tensión financiera o cambiaria.
Un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) trazó un panorama sobre la dinámica fiscal del primer semestre. En ese trabajo indicaron que “se puede afirmar que en los últimos meses, luego del notable ajuste del gasto ocurrido en 2024, las variaciones interanuales empiezan a oscilar entre valores negativos y positivos”.Por su parte, el Grupo SBS sostuvo que el orden fiscal representa “la piedra angular de la estabilidad macro de mediano y largo plazo” y subrayó la importancia de mantener la disciplina fiscal para evitar escenarios de dominancia monetaria. En ese sentido, evaluó que el superávit primario otorga mayor previsibilidad a un esquema con tipo de cambio flotante dentro de bandas, aun cuando el nuevo régimen monetario, sin Leliq, “todavía debe mostrar resultados”.
Según la consultora LCG, “La meta fiscal de 1,6% de superávit primario acordada con el FMI exige un nuevo ajuste, especialmente ante la prevista caída de ingresos en 2025 por medidas como la eliminación del Impuesto PAIS, la reducción de Bienes Personales y la baja de aranceles y retenciones. El ajuste reciente se aplicó especialmente sobre subsidios (47% interanual real en seis meses), salarios y obra pública >En ese contexto, algunas señales de alerta persisten respecto al costo financiero. El Grupo SBS remarcó la importancia de atender ese rubro, ya que los intereses de instrumentos de deuda en pesos del Tesoro cupón cero, aunque no se reflejen en la línea de intereses de caja reportados mensualmente, “existen y deben reducirse”. Añadió que “el costo financiero debe bajar desde los altos niveles actuales de tasas reales” para no comprometer el equilibrio buscado.Fuente: telam
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