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11/07/2025

“Tree Hugging”: Finlandia se prepara para el sexto mundial de abrazos de árboles

Fuente: telam

El torneo en Levi reunirá en agosto a personas que buscan descubrir beneficios físicos y emocionales inmediatos al conectarse con la naturaleza mientras participan en una curiosa y festiva

>El próximo 23 de agosto, la ciudad de Levi, en el Ártico Cada prueba tendrá reglas definidas y un límite de 60 segundos para que los participantes demuestren su mejor versión. Además de la cita presencial, se organizará un certamen global de fotografía online. El objetivo fundamental es sensibilizar sobre la importancia de la Este peculiar torneo pone en el centro del escenario a los árboles, seres esenciales para la vida humana desde múltiples perspectivas. Los árboles purifican el aire, producen oxígeno, ofrecen sombra y alimentos, y son fuente de medicamentos y belleza paisajística. Su presencia contribuye a la relajación y al alivio del estrés, regulan la temperatura y enriquecen los ecosistemas en los que viven. Los bosques han sido históricamente reconocidos como espacios de refugio y equilibrio para las personas, brindando no solo beneficios materiales, sino también psicológicos, emocionales y sociales.

Los beneficios de abrazar árboles han sido objeto de creciente atención por parte de científicos y expertos en bienestar. Este acto sencillo proporciona ventajas emocionales, psicológicas y físicas. Según World Tree Hugging Association, abrazar árboles reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial, mejora el estado de ánimo y fomenta una profunda sensación de conexión con el entorno natural. Para quienes sienten dificultad o incomodidad al abrazar a otras personas, abrazar un árbol representa una alternativa reconfortante y menos invasiva, permitiendo experimentar el bienestar asociado al contacto físico.

Esta conexión está respaldada por la hipótesis de la biofilia, propuesta inicialmente por Erich Fromm en 1973 y ampliada en la obra de Edward Wilson. El concepto defiende que los seres humanos poseen una tendencia innata a buscar vínculos con otros seres vivos y que esa afinidad, profundamente enraizada en la evolución, explica por qué el contacto directo con la naturaleza resulta tan beneficioso. A partir de esta teoría, Richard Louv acuñó en 2005 el término “trastorno por déficit de naturaleza” para describir los problemas psicológicos y emocionales derivados del alejamiento de ambientes naturales, especialmente entre los niños. Louv sostiene que el tiempo excesivo en interiores puede contribuir a la aparición de trastornos del ánimo y a una mayor dificultad para concentrarse, y que el reencuentro con el mundo natural aporta bienestar y favorece una mayor plenitud personal.

La eficacia de abrazar árboles no se limita al plano emocional. Desde un punto de vista fisiológico, existen mecanismos bioquímicos involucrados. Abrazar un árbol, según diversos estudios, incrementa la producción de oxitocina, conocida como la “hormona de la conexión”, que induce sensaciones de bienestar, calma y confianza. El Dr. Stone Kraushaar, psicólogo clínico, recomienda un abrazo de al menos 21 segundos para potenciar la liberación de oxitocina.

Por otra parte, se ha demostrado que esta práctica reduce la producción de cortisol, la hormona del estrés, lo que se traduce en una disminución de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y en una menor probabilidad de desarrollar problemas cardiovasculares. El investigador David Scholey, de la Universidad de Surrey, señaló que la exposición regular a la naturaleza modula la reactividad cardiovascular, incluso cuando se controlan otros factores como edad, sexo, hábitos de vida o condición física.

Otro factor interesante está en la composición química de los árboles. La corteza contiene terpenos, una clase de fitoncidas responsables del aroma característico de especies como pinos y abetos, y también presentes en aceites esenciales de plantas como la lavanda. El contacto y la inhalación de estas sustancias mientras se abraza un árbol pueden fortalecer el sistema inmunológico, reducir la inflamación, moderar la ansiedad y elevar el ánimo. Los compuestos naturales emitidos por los árboles no solo actúan sobre el bienestar individual, sino que también forman parte de la defensa ecológica de los propios árboles frente a plagas y enfermedades.

Lejos de ser un acto reservado al ámbito científico o terapéutico, el abrazo de árboles destaca por su accesibilidad y su potencial social. Es gratuito, sencillo y permite establecer lazos tanto con el entorno como con otras personas. De hecho, el crecimiento de eventos como el campeonato mundial refuerza el valor lúdico y comunitario de la actividad, mostrando que la conexión con la naturaleza puede ser celebrada a través de gestos cotidianos, festivos y hasta competitivos.

Las motivaciones para abrazar un árbol son muchas y variadas. Desde su función depuradora del aire hasta la generación de estados de ánimo positivos, los árboles recuerdan a las personas que forman parte de la naturaleza, que su bienestar depende del cuidado del entorno y que, a través de gestos tan simples como un abrazo, es posible reactivar vínculos ancestrales y necesarios en la vida cotidiana. El campeonato en Finlandia evidencia, más allá de la competencia, una invitación universal a descubrir, valorar y ampliar la cercanía con el mundo natural, en beneficio de cada individuo y de las generaciones futuras.

Fuente: telam

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