>Durante el transcurso de este domingo se espera que más de 2 millones de chilenos vuelvan a las urnas de manera voluntaria para participar de las primarias del oficialismo, en la que cuatro abanderados de los partidos de centroizquierda que forman la coalición Unidad por Chile definirán quién enfrentará a las cartas de la derecha en las elecciones presidenciales del 16 de noviembre próximo.

Los sondeos previos a la veda electoral que comenzó a regir el 14 de este mes -que prohíbe el acceso público a las encuestas-, revelaron cambios significativos en el tablero: Jara superó por primera vez Tohá por un punto gracias a un discurso basado en su arraigo en la clase media y su lucha por los trabajadores y llega como favorita para este domingo, mientras que Matthei fue bajando progresivamente hasta equipararse con Kast, quien incluso llegó a aventajarla también por una unidad en la última entrega de Cadem.

En la centroizquierda, por su parte, si bien Jara parece llevar la delantera, existe la convicción de que Tohá es la candidata mejor posicionada para enfrentarse a Matthei, no solo por su vasta trayectoria política y la herencia de su padre -José Tohá, destacado militante socialista y ministro de Salvador Allende fallecido tras ser torturado por militares-, sino además por el anticomunismo inoculado al país en los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet, y porque saben que la derecha definitivamente le negará “el agua y la sal” a un hipotético gobierno liderado por una comunista, polarizando inevitablemente el panorama político del país.

A pesar del fuego amigo, nadie en el oficialismo pone en duda el compromiso de que los perdedores apoyarán a quien sea que gane este domingo, una tradición republicana que la centroizquierda chilena ha sabido mantener. Por ello, de imponerse Jara esta jornada, tendrá que venir todo un proceso que parte por su renuncia al PC para “blanquearla” y convertirla en una candidata que realmente pueda vencer a la derecha, asunto en el que todos parecen estar de acuerdo.