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28/06/2025

Entre leyendas y ciencia: la división del mar de Jindo, un fenómeno que atrae a miles cada año

Fuente: telam

La aparición de un sendero marino convierte a las islas de Jindo y Modo en el epicentro de tradiciones, rituales y teorías que invitan a explorar la relación entre naturaleza y cultura

>Cada año, en el extremo sur de la península de Este fenómeno se manifiesta cuando el mar se abre lo suficiente como para dejar visible y transitable una franja de tierra, de unos 2,9 kilómetros de longitud, que conecta la isla de Jindo con la isla vecina de Modo.

El suceso, que solo dura alrededor de una hora en su momento más álgido, permite que los visitantes crucen caminando de un lado al otro, mientras que los habitantes de la región aprovechan para buscar almejas y recolectar algas en la zona expuesta.

La partición del mar en Jindo se da porque las mareas, que corresponden a la oscilación periódica del nivel del mar, resultan principalmente de la fuerza gravitacional ejercida por la Luna y el Sol sobre la superficie terrestre. Sin embargo, la particularidad que hace posible el fenómeno va más allá de la simple atracción lunar y solar, y se asocia directamente con las llamadas armónicas de marea.

Según Kevan Moffett, profesora asistente de geociencias en la Universidad de Texas en Austin, el fenómeno de la partición del mar en Jindo ocurre cuando las diversas fuerzas originadas por esas armónicas de marea se alinean, es decir, cuando están “en fase”.

Esto provoca una marea excepcionalmente baja que deja expuesto el suelo marino entre las islas, formando así el característico camino transitable. Lo compara con el efecto de varios tamborileros tocando a ritmos ligeramente diferentes: eventualmente, todos llegan a coincidir generando un golpe especialmente fuerte, en este caso manifestado como un notable descenso del agua.

El camino que emerge durante la partición del mar en Jindo tiene una extensión de aproximadamente 2,9 kilómetros y un ancho que varía entre 40 y 60 metros. Esta franja de tierra, que aparece durante el momento de marea más baja, representa no solo una curiosidad natural, sino también un entorno único donde se combina la geografía local con los procesos sedimentarios.

Así, en lugar de tratarse de una simple explanada del fondo marino, el camino revela cómo la dinámica de las aguas puede moldear paisajes subacuáticos y dar lugar, eventualmente, a accidentes geográficos visibles solo en condiciones excepcionales.

Durante la hora en la que el camino permanece accesible, se observan comportamientos diversos: muchos visitantes lo recorren caminando hasta la isla de Modo, mientras que los habitantes aprovechan para recolectar productos del mar, en especial almejas y algas que quedan al descubierto. El entorno que queda expuesto es rico en biodiversidad y resultante de las condiciones de calma y sedimentación que, año tras año, mantienen la forma y funcionalidad de este atajo natural.

El fenómeno de la partición del mar de Jindo fue conocido principalmente en el ámbito local hasta la década de los años setenta. En 1975, el evento adquirió notoriedad internacional gracias al entonces embajador de Francia en Corea del Sur, Pierre Landy que, al presenciar el fenómeno, lo describió en un periódico francés como la versión coreana del milagro bíblico de Moisés, aludiendo al célebre pasaje donde el mar Rojo se divide para permitir el paso de los israelitas. Su comparación atrajo el interés de medios y turistas de distintas partes del mundo, ayudando a posicionar a Jindo como un destino turístico en el sur de Corea.

Más allá de las explicaciones científicas y de su repercusión internacional, el fenómeno del mar de Jindo está profundamente arraigado en la mitología y la tradición local. Una de las historias más célebres es la leyenda que involucra a una anciana llamada Bbyong y a una manada de tigres.

Desesperada por reunirse con su familia y temerosa de los tigres, Bbyong oró día tras día al dios del océano, Yongwang. Según la leyenda, un sueño le anunció que al día siguiente aparecería un arcoíris sobre el mar, el cual señalaría un camino para que su familia pudiera cruzar el agua y reunirse con ella. Al despertar, encontró que el mar se había abierto y un sendero similar a un arcoíris se extendía entre las islas, permitiendo el reencuentro familiar.

Fuente: telam

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