24/06/2025
La impactante historia del barbero que llegó a Oceanía como refugiado y sueña con vencer a Boca en el Mundial de Clubes

Fuente: telam
Jerson Lagos arribó a Nueva Zelanda cuando era un niño y desde entonces construyó una carrera en base a la pasión
>El Auckland City es uno de los equipos más humildes del Mundial de Clubes. Con un plantel cargado de futbolistas semiprofesionales, la mayoría de los jugadores que arribó a Estados Unidos debieron tomarse vacaciones en sus respectivos trabajos para enfrentarse con las potencias del planeta.
Entre ellos se destaca la historia de Jerson Lagos, un colombiano que emigró hacia Oceanía en busca de un destino cargado de aventuras y se gana la vida como peluquero.
En ese reportaje, el delantero también explicó que la barbería le permite tener mayor flexibilidad para dedicarle tiempo a su familia y prepararse para competencias como el Mundial de Clubes, que considera una oportunidad que podría cambiarle la vida.
Lagos llegó al Auckland City a mediados del año pasado, y desde entonces se ha convertido en una pieza clave para el equipo que logró jugar la cita que reúne a los mejores del planeta.
El futbolista colombiano contribuyó con una asistencia en la final de la Champions League de Oceanía, torneo que el club ganó, asegurando así su participación en el Mundial de Clubes.Su llegada al continente (primero fue a Australia) se dio como refugiado, un momento que marcó profundamente su vida. “Comencé a jugar desde que tenía 9 añitos y ahí he subido poco a poco”, relató. Aunque no recuerda mucho de su vida en su país de origen, ya que emigró junto a su familia a los 3 años; hizo escala en Ecuador, antes de mudarse a Oceanía.
Además de su desempeño en el campo de juego, Lagos ha encontrado en la barbería una forma de conectar con sus compañeros. Según relató ante la prensa, algunos de ellos se dejan cortar el pelo por él, especialmente durante concentraciones y torneos. “Tuvimos un campeonato hace poquito que lo ganamos, era el Campeonato de Oceanía, allá lo tuvimos en una isla y ahí me tocó. Ellos me llegaban al cuarto de una y les cortaba el pelo”, comentó.El futbolista también reflexionó sobre los desafíos de equilibrar dos trabajos y una vida familiar. “Es muy duro cuando uno tiene una familia, hijos, el tiempo que uno tiene no es el mismo, pero es el riesgo que uno tiene que tomar y obviamente con el fútbol, con la pasión que uno tiene casi no lo piensa. Es difícil para cualquier persona, pero es un riesgo que al final valga la pena”, subrayó.
En un torneo que reparte mil millones de dólares en premios y donde todos los focos suelen apuntar a los gigantes europeos, la presencia del Auckland City se convirtió en una curiosa excepción. Los jugadores no perciben salario alguno por su labor futbolística. La legislación local pone un tope de 150 dólares neozelandeses semanales –poco más de 90 dólares estadounidenses– para gastos básicos, como la membresía del gimnasio.Fuente: telam
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