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23/06/2025

“No era alto ni fuerte”: la humilde historia de Shai Gilgeous-Alexander, la estrella que llevó a Oklahoma a la gloria de la NBA

Fuente: telam

El canadiense se convirtió en la pieza clave para liderar al Thunder hacia su primer título desde la desaparición de los Sonics. Fue MVP de la fase regular y de las finales

>Oklahoma City Thunder El base canadiense, La historia de vida de este gran anotador y armador de juego de 1.98 metros de altura y 26 años nacido en Toronto A los 12 arrancó en la escuela secundaria St. Thomas More Catholic, pero nada fue fácil y en el primer año fue desafectado del primer equipo y terminó jugando con los peores de su edad. Eso no lo conmovió ni deprimió. “No era tan bueno, debía mejorar como jugador. En mi infancia siempre fue así. No era alto ni muy fuerte, más tirando a flaquito. Y siempre supe que debía encontrar otra manera de destacarme. No tenía la velocidad y la altura para pasar a todos y dejar una bandeja. Debía intentar algo distinto. Seguramente de ahí vienen esos movimientos un poco extraños que tengo”, recordó Gilgeous-Alexander entre risas hace un tiempo.

El pequeño Shai, que apenas medía 1m65, siguió jugando, entrenando hasta que fue pasado al primer equipo. Allí comenzó un desarrollo cada día más importante y terminó siendo el MVP y campeón de la ciudad. Fue por eso que la familia decidió trasladarlo a otro colegio, el Sir Allan MacNab, donde tendría más chances de seguir progresando en el deporte que había elegido, pero rápidamente hizo otro cambio, ahora incluso de país, buscando lo mejor para su futuro y terminó en la Academia Cristiana Hamilton Heights ubicada en Chattanooga, Tennessee. “Fue porque sentí que necesitaba estar en una mejor competición”, admitió. Allí jugó su año junior y senior, los últimos dos, hasta graduarse en 2017. En la última temporada promedió 18.4 puntos, 4.4 rebotes y 4 asistencias, empezando a generar mucha atención a nivel nacional.

No todo inició tan bien como se podía esperar, porque comenzó la temporada como suplente, pero rápidamente Calipari se dio cuenta que tenía a alguien distinto entre manos y le empezó a soltar las riendas. Sí, como a un caballo salvaje que empieza a ser domado… Aquella primera y única temporada universitaria de Shai fue muy buena, promediando 14.4 puntos, 5.1 asistencias y 4.1 rebotes, logrando ser incluido en el segundo mejor quinteto de la conferencia y en el mejor de novatos. Los Wildcats no pasaron de las semifinales regionales (Sweet 16), pero Shai ya tenía tomada la decisión de que intentaría en la NBA.

Al canadiense se lo notaba como un base versátil, muy bueno en jugadas de pick and roll, condiciones defensivas e inteligencia pasadora, pero se dudaba todavía de su tiro en suspensión y, especialmente, de su cuerpo, tal vez no tan portentoso (80 kilos) para soportar contactos en la mejor liga del mundo. De cualquier forma su pick N° 11 del Draft fue lo que se esperaba. Lo eligieron los Charlotte Hornets, pero rápidamente fue enviado a Los Ángeles Clippers que estaban buscando el salto definitivo hacia el campeonato.

En el primer -y único- año en California, Shai G-A colmó las expectativas, promediando 10.8 puntos, 3.3 asistencias y 2.8 rebotes, jugando mucho como titular (72 de 81 partidos). Pero, cuando los Clippers vieron la chance de sumar a Paul George, no lo pensaron dos veces y cedieron a su pujante figura. Oklahoma City fue su siguiente destino. En su primera temporada, el equipo sorprendió a todos, logrando el quinto lugar en la Conferencia Oeste y llevando a Houston Rockets a un Juego 7 en la primera ronda. Gilgeous-Alexander empezó a explotar, llegando a los 19 puntos, 5.9 rebotes, 3.3 asistencias y 1.1 robo, mientras compartía un gran quinteto con Chris Paul, Schröder, Gallinari y Adams.

Todo tuvo que ver con la ética de trabajo que rescataron sus compañeros y entrenadores. Luego de cada verano, Shai se presentaba mejor al comienzo de la pretemporada. El pibe, lejos de irse al Caribe o a centros de entrenamientos de grandes ciudades, volvía a Hamilton, su ciudad en Canadá, a estar con amigos y entrenadores, donde hacía siempre rutinas diarias. Y algo que ha dejado sorprendido a su entrenador en OKC, Mark Daigneault: “Podría tener lo que quisiera. Si hubiera que ponerle preparadores que se fueran con él a Hawái, se los pondríamos. Pero prefiere quedarse en Hamilton y entrenar con sus amigos”, admitió el coach campeón.

Fue máximo anotador de la temporada regular y de los playoffs, y salió campeón. Igual que un tan Michael Jordan (lo hizo seis veces), Shaquille O’Neal y Kareem Abdul Jabbar. Nada mal para aquel chico esmirriado que no tenía grandes virtudes para destacarse...

Fuente: telam

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