22/06/2025
Cómo es la bomba antibúnker GBU-75 que utilizó EEUU para destruir las centrales nucleares de Irán

Fuente: telam
Hasta el momento, ningún otro país ha desplegado una tecnología equivalente capaz de destruir búnkeres a semejante profundidad, como el caso de la central nuclear de Fordow
>El recienteEl diseño y la construcción de la GBU-57/B MOP respondieron a la necesidad de neutralizar amenazas nucleares resguardadas en complejos subterráneos difíciles de alcanzar mediante armas convencionales. Con un peso de 13.600 kilogramos (alrededor de 30.000 libras) y capacidad para perforar gruesas capas de roca, suelo y concreto, la MOP representa la culminación de un proceso de innovación que buscó garantizarle a Estados Unidos una respuesta efectiva ante la consolidación de búnkeres profundos en Irán y Corea del Norte. Las autoridades estadounidenses identificaron tempranamente que la evolución tecnológica de las instalaciones nucleares iraníes exigía armamento capaz de vulnerar estructuras resistentes a bombardeos tradicionales. Los informes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) respecto a la presencia de uranio enriquecido a niveles superiores al 80% en Fordow agudizaron la preocupación internacional e impulsaron el perfeccionamiento de la MOP. Esta bomba fue concebida como arma de último recurso para demoler los refugios subterráneos capaces de proteger el enriquecimiento de uranio y la producción de componentes críticos en el desarrollo de armamento nuclear.
La MOP no actúa aislada del contexto global: su desarrollo también anticipa escenarios de proliferación donde otras naciones consideran la protección de sus capacidades estratégicas bajo capas cada vez más profundas de seguridad física. Sin embargo, la reciente acción estadounidense se diferencia de los ataques previos llevados a cabo por Israel, ya que en esta ocasión el objetivo principal fue el núcleo más robusto de la infraestructura nuclear iraní, desafiando las suposiciones tradicionales de invulnerabilidad de los refugios subterráneos diseñados por Teherán.
La GBU-57/B MOP fue específicamente diseñada para atacar objetivos ubicados a profundidades sin precedentes. Su capacidad para atravesar decenas de metros de concreto y roca caliza la distingue entre el arsenal de municiones convencionales conocidas a nivel mundial. La MOP incorpora un fuselaje alargado y un sistema de guía que le permite alcanzar y destruir blancos endurecidos sin necesidad de explosivos nucleares. Este carácter convencional, sumado a su precisión, la hizo elegible para operaciones en las que la minimización de daños colaterales —tanto humanos como medioambientales— figura como requisito indispensable. En el contexto del ataque anunciado contra Fordow, Natanz e Isfahan, Trump sostuvo que todos los aviones regresaron al país “sanos y salvos a casa”. Esta afirmación refuerza la validez de la plataforma empleada: la penetración eficaz y la huida sigilosa, características del B-2 Spirit, aseguraron que la MOP pudiera ser empleada con un riesgo asumido calculado y exitosamente reducido.El caso de Fordow es ilustrativo de los retos y perspectivas que presenta la MOP. La instalación permanece a cientos de metros bajo una montaña, con capas sucesivas de protección natural y artificial. Hasta ahora, los ataques convencionales —incluidos los de Israel— solo habían producido retrocesos temporales en la capacidad iraní de enriquecer uranio. La expectativa tras el uso de la MOP por parte de Estados Unidos apunta a lograr el atraso de años enteros en el programa atómico persa. La planta de Natanz, con parte de su infraestructura en superficie y otra porción bajo tierra, había mostrado vulnerabilidad, pero hasta ahora los ataques se tradujeron en retrasos de pocos meses según analistas internacionales. Isfahan, como centro de conversión de uranio, es fundamental en la cadena productiva y su inhabilitación afecta indirectamente a Fordow y Natanz.Las tecnologías de protección subterránea seguirán evolucionando a medida que nuevas generaciones de armas busquen superarlas. El valor táctico de la MOP reside en su capacidad de desestabilizar la confianza en la invulnerabilidad de ciertos refugios, pero no garantiza la completa destrucción de actividades nucleares dispersas o con redundancia interna eficiente. El éxito de la reciente ofensiva estadounidense se medirá tanto por la magnitud de los daños infligidos como por los retardos ocasionados a largo plazo en el programa nuclear iraní.
La operación estadounidense sobre los tres epicentros nucleares de Irán no solo representó un hito militar sino que marcó un punto de inflexión en el equilibrio de poder regional y global. El ataque, además de infligir un golpe significativo al programa atómico persa, desató de inmediato la condena y las advertencias de Teherán, que calificó la acción como “un infierno para toda la región” y anticipó posibles represalias con impacto internacional.El bombardeo estadounidense evidencia el grado de vulnerabilidad estructural que aún persiste, pese a las inversiones iraníes en protección subterránea. La reacción de Irán, incluidas las declaraciones del viceministro de Asuntos Exteriores y la activación de defensas aéreas sobre Qom, sugiere que la operación alteró los cálculos estratégicos presionando al régimen a revisar tanto su doctrina de disuasión como la seguridad de su infraestructura crítica.
Esta dinámica introduce riesgos de escalada en toda la región. El ataque estadounidense, ejecutado tras días de presión diplomática de Israel y en medio de amenazas cruzadas, eleva la posibilidad de nuevas confrontaciones directas con potencias regionales y globales. Las advertencias de Washington respecto a represalias aún mayores en caso de un contraataque iraní, junto con la incertidumbre sobre la participación real de los bombarderos B-2 y la naturaleza de los proyectiles utilizados, generan un clima de tensión persistente en el entorno de seguridad del Oriente Medio.La GBU-57/B MOP, por sus características únicas y el hecho de que solo una potencia mundial dispone de la plataforma necesaria para emplearla —el bombardero B-2 Spirit—, asegura a Estados Unidos una posición dominante en la capacidad de ataque a objetivos endurecidos. El contexto de su desarrollo incluyó el análisis comparativo respecto a otras bombas de penetración profunda, como la BLU-109 y la GBU-28, predecesoras que exhibieron eficacia limitada ante objetivos como Fordow.
Hasta el momento, ningún otro país ha desplegado una tecnología equivalente capaz de destruir búnkeres a semejante profundidad y con la precisión que exige el entorno actual. Este monopolio armamentístico ha generado preocupación entre aliados y adversarios por igual, quienes interpretan que Estados Unidos cuenta con herramientas exclusivas para imponer su voluntad estratégica sobre instalaciones consideradas antes inviolables.El desenlace del ataque y las reacciones inmediatas delinean un escenario internacional en el que la balanza se inclina, al menos temporalmente, del lado de quien controla la bomba capaz de atravesar la roca y el hormigón que hasta ahora definían el paradigma de la defensa y la disuasión nuclear.
Fuente: telam
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