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22/06/2025

Hedy Lamarr, la “femme fatale” del cine que ayudó a inventar el Wi-Fi, en una retrospectiva en Buenos Aires

Fuente: telam

Del 1° al 29 de julio, la Sala Lugones del Teatro San Martín explora la versatilidad de la leyenda del cine, desde su debut europeo hasta su consagración en Hollywood

>El ciclo de proyecciones en la Sala Leopoldo Lugones se extiende durante todo julio y ofrece una selección de seis largometrajes que exploran la versatilidad y el legado de El evento, titulado “Hedy Lamarr: actriz, estrella, ícono”, se desarrolla del 1° al 29 de julio en el Teatro San Martín de Buenos Aires, incluye títulos que abarcan desde su controversial debut europeo en Éxtasis (1933) hasta su consagración en Hollywood con películas como Sansón y Dalila (1949) y La otra mujer (1958), última aparición cinematográfica de la actriz.

Hedy Lamarr, nacida como Hedwig Eva Maria Kiesler en Viena en 1914, fue hija de un banquero judío ucraniano y una pianista húngara convertida al catolicismo. Su vida personal estuvo marcada por episodios de control y opresión, especialmente durante su primer matrimonio con el empresario Friedrich Mandl, quien intentó eliminar todas las copias de Éxtasis debido a su contenido erótico y a la notoriedad que le otorgó a la actriz.

Éxtasis se convirtió en un hito por ser la primera película comercial en mostrar un orgasmo femenino a través de la expresión facial de Lamarr, así como por sus escenas de desnudo, lo que generó controversia y censura en varios países.

La huida de Lamarr de la influencia de Mandl la llevó a París y luego a Londres, donde su encuentro con representantes de la Metro-Goldwyn-Mayer y con Louis B. Mayer a bordo del transatlántico Normandía resultó decisivo para su carrera. Vendió sus joyas para costear el viaje y, al llegar a Nueva York, ya era conocida como Hedy Lamarr, con un contrato mejorado y el aura de estrella internacional.

El ciclo en la Sala Lugones incluye títulos que reflejan distintas etapas de su carrera. La otra mujer (1958), dirigida por Harry Keller, narra la historia de una estrella madura de Hollywood envuelta en un triángulo amoroso, y representa el cierre de la trayectoria cinematográfica de Lamarr. El film, producido por Albert Zugsmith se inscribe en la tradición de relatos sobre el lado oscuro de la industria del cine, anticipando temáticas que décadas después abordarían películas como Mulholland Drive.

El placer de la venganza (1950), bajo la dirección de John Farrow, sitúa a Lamarr en un western. En este film, la actriz interpreta a una jugadora seductora en un contexto de posguerra civil estadounidense, donde la fotografía en Technicolor resalta su imagen cuidadosamente construida. El guion, obra de Jonathan Latimer, y la dirección de Farrow, aportan matices al género.

El ciclo también recupera Fruto dorado (1940), dirigida por Jack Conway y protagonizada por Clark Gable, Spencer Tracy, Claudette Colbert y Lamarr. Ambientada en la fiebre del petróleo en Oklahoma, la película explora rivalidades y pasiones en un contexto de ambición y traición. Allí, la participación de Lamarr en este film consolidó su imagen de femme fatale y le permitió mostrar una faceta distinta de su personalidad artística.

Sansón y Dalila (1949), dirigida por Cecil B. DeMille, representa el punto culminante de la carrera de Lamarr en Hollywood. En esta adaptación del relato bíblico, la actriz encarna a Dalila junto a Victor Mature. “La destrucción final es tan enorme, tan masiva, tan deseada por los propios Sansón y Dalila, que constituye una suerte de final feliz; un triunfo Wagneriano que se alcanza solo a través de la muerte”, escribió Scott Eyman en “Empire of Dreams: The Epic Life of Cecil B. DeMille”.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los mandos militares estadounidenses desestimaron su invento, pero Lamarr no abandonó sus esfuerzos. Expuso su conocimiento sobre el desarrollo armamentístico nazi y organizó colectas en todo el país para apoyar la causa aliada, convirtiéndose en la actriz que más fondos recaudó a través de los war bonds. El periodista Ed Sullivan la apodó “la mujer más hermosa del siglo”, y su popularidad contribuyó a movilizar recursos para la guerra.

El ciclo en la Sala Lugones ofrece funciones en distintos horarios y días, permitiendo al público redescubrir la obra de Hedy Lamarr en pantalla grande. La programación incluye repeticiones de títulos como Éxtasis, El placer de la venganza, Mi espía favorita, Sansón y Dalila, Fruto dorado y La otra mujer, abarcando desde el cine europeo de los años treinta hasta las superproducciones de Hollywood de las décadas siguientes.

Fuente: telam

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