21/06/2025
Boca por un rato se ilusionó con la épica contra un top del fútbol mundial

Fuente: telam
El Xeneize dio batalla pero cayó por 2 a 1 ante Bayern Munich en Miami
>Las sensaciones no siempre se pueden explicar. No todo es tan riguroso, tampoco, cuando aparece la emoción. En la previa a esta fantástica idea del Mundial de Clubes se pronosticaba que a Boca le iba a costar competir con los europeos. Unas horas antes de entrar al Hard Rock, en cambio, sobrevoló la idea ambiciosa de que hasta le podía ganar al Bayern Munich... O sacarle un buen empate, para ser rigurosos. Por el efecto de un estadio que pareció otra vez la Bombonera, un fenómeno popular maravilloso que va más allá de cualquier camiseteo. Porque unas horas antes el Flamengo había derrotado al Chelsea. Y porque la noche anterior, el Botafogo le defendió como nadie en la temporada y puso de rodillas al inmenso PSG de Luis Enrique. “El cementerio del fútbol está lleno de favoritos”, avisó Renato Paiva y después sacó con los pies para adelante a los franceses... En épocas de Bianchi, hubiera pegado la frase en la pared del vestuario, como cuando antes de la final de la Libertadores del 2000 empapeló el camarín del Morumbí con un título de Scolari en el que ya se sentía ganador. Esa noche también puso en los bancos unas bufandas que decían Palmeiras campeón. Todo sirve para provocar al ego del futbolista.
La mirada global es menos optimista. O resulta más realista. El Bayern es candidato a ganar el Mundial de Clubes. Tiene orden y talento alemán. No lo desestabiliza el roce físico. De hecho, si hubiera estado fino en la definición el primer tiempo habría terminado 3-0. El inicio dejó ver una ráfaga de juego, toques, desmarques, donde se percibió la diferencia de jerarquía entre los planteles. Ahí parecían los alemanes tener un jugador número 12. Primero anularon bien, gracias al VAR, una jugada en la que hubo obstrucción a Marchesín. Llegó el gol de Kane, un 9 que pivotea bárbaro, cazando un rechazo defectuoso en el área. Después, Olise quedó mano a mano con el arquero y le regaló la pelota con su gambeta desganada. Y Coman, un punta de los que hacen doler la cintura a los defensores, falló un gol insólito. De la familia del que erró Cavani contra Alianza Lima por la Libertadores... Esa falta de eficacia pareció que podía costarle caro, pero no tiene problema de autoestima el Bayern Munich: saben que son buenos de verdad. El empate parecía un milagro que finalmente llegó. Igual se levantaron. Por fin concretó Olise y nunca más perdieron la pelota.
Miguel Russo repetirá el clásico “son decisiones”, un viejo slogan para escapar de los títulos. A su favor, Boca mejoró la imagen previa a su llegada. Aunque esta vez algunos cambios resultaron extraños. A menos que haya sido por alguna cuestión física que no se advirtió, sorprendió que sacara a Merentiel y a Velasco, los mejores de tres cuartos hacia adelante, para aguantar el partido en el medio, un sector donde a Boca le costó recuperar la pelota. No la aguantó Miltón Giménez, entró muy retrasado Zeballos, no lograron interrumpir el circuito rival Braida ni Alarcón al final. La Bestia se había tirado al piso, aunque quedó la duda si fue porque estaba extenuado o porque había visto el cartel... El uruguayo tal vez no tiene un CV tan lujoso como algunos de sus compañeros, hasta puede resultar llamativo verlo con la cinta de capitán, pero es el refuerzo más rentable de la era Riquelme dirigente. En la proporción precio-rendimiento es insuperable. Es envidiable su autoestima: parece confiar en sí mismo más que el resto del mundo. Ahora con defensores como Otamendi y contra europeos de alta gama. Es el mejor 9 de Boca, al punto que ni siquiera necesita tantas jugadas para hacer un gol. Como si persiguiera la hazaña...
El problema para Boca es que los merecimientos no suman puntos. Ahora será fácil derrotar al Auckland City, un equipo semi amateur al que le hicieron 16 goles en dos partidos. Pero del otro lado necesitará que el ya clasificado Bayern Munich le gane a Benfica y una diferencia de gol a favor... Las cuentas son variadas. Si los portugueses pierden por uno, por ejemplo, Boca deberá ganar por seis. Esa es la épica que deberá buscar el martes. Esta vez creyó por un rato que podía vengar la polémica final de la Copa Intercontinental perdida en el 2001, cuando se fue expulsado el Chelo Delgado. Aunque se debió conformar con su orgullo momentáneo. Son otros tiempos para los equipos argentinos. De hecho, antes con un escudo tan grande podía ganarle al Real Madrid Galáctico porque tenía al mejor equipo de su historia y ahora debe aspirar a empatar con hidalguía. Ahí es cuando la ilusión, lamentablemente, se encuentra de frente con la realidad.
Fuente: telam
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