21/06/2025
Cristina y Máximo Kirchner se adueñan de la centralidad opositora y Kicillof tiene el desafío de reforzar su autonomía

Fuente: telam
El Gobernador empieza a desandar un mes clave para mantener su capital político frente a la ex presidenta y negociar el armado de listas para las elecciones
>La discusión que subyace en este tiempo donde la detención de Cristina Kirchner está en primer plano es quién conduce el peronismo. Quién manda. Quién ordena. Quién lidera. Hay una sola respuesta que identifica la realidad: no existe una sola persona que englobe todas esas cualidades. Ni siquiera la ex jefa de Estado.
Axel Kicillof conduce al Movimiento Derecho al Futuro (MDF), que tiene cerca de 50 intendentes, legisladores provinciales y nacionales, más una parte importante de la CGT y de los principales movimientos sociales del país. Sergio Massa lidera el esquema del Frente Renovador (FR), que mantiene su poderío en la provincia de Buenos Aires.
En las últimas dos semanas el cristinismo ha trabajado duro para reconstruir el liderazgo de Cristina Kirchner. “Quieren mostrar una fortaleza en lo que, en realidad, es un momento de debilidad”, sostuvo un importante intendente del conurbano, en referencia al golpe electoral que implica para el kirchnerismo duro no tener más a la ex presidenta como una potencial candidata. Resaltan su figura, la colocan en la cima del esquema político, la veneran a los pies del balcón.
Los dirigentes de La Cámpora y los más cercanos a CFK mantienen viva la idea de que la ex presidenta va a mandar desde su departamento en calle San José. No hay dudas de que lo hará. Pero esas órdenes solo serán acatadas por los mismos de siempre. Ni la condena ni la detención amplían los horizontes de su influencia.
Sin embargo, el acompañamiento masivo del peronismo hacia su figura ha generado la idea de que esos límites no existen y que la épica de su liderazgo bajo arresto, volverá a edificar un verticalismo absoluto. Un formato que hace tiempo que ser perdió y que ha quedado reflejado en las distintas rebeliones internas que le surgieron a CFK dentro del peronismo nacional. Axel Kicillof ha sorteado la incomodidad de estos días mejor de lo que sus propios detractores esperaban. La pasó mal en el PJ el día que volvió a reencontrarse en público con la ex jefa de Estado, lo trataron de traidor el día que volvió a la sede partidaria para acompañar a CFK horas antes de conocer la condena en la causa Vialidad y tuvo un frío encuentro con la militancia este miércoles, cuando apareció en la Plaza de Mayo, para ser parte del acto masivo en respaldo de la ex presidenta.“El principal problema que tiene La Cámpora es la existencia del MDF”, sostuvo un jefe comunal que está cerca de Kicillof. En ese armado político consideran que la agrupación de Máximo Kirchner nunca terminó de aceptar que el Gobernador era el principal líder emergente del kirchnerismo. Incluso, por encima del hijo de la ex presidenta.
En los últimos cuatro meses hubo distintos intentos para intentar acercar posiciones. Máximo Kirchner fue el interlocutor de CFK ante Kicillof. Esa mesa de negociación no funcionó. Nunca prosperó. Tampoco la mesa que integraron las segundas líneas de cada uno de los armados. Tal vez por eso, un puñado de días antes de que la ex vicepresidenta y el Gobernador se juntaran, Carlos Bianco dio a entender que lo mejor era cambiar los interlocutores de la negociación.
La próxima semana se reactivarán las negociaciones electorales. Y las distintas tribus peronistas se verán obligadas a encontrar un punto de acuerdo que no esté atado solo a la centralidad de CFK ni a los discursos de persecución política. Con eso solo no alcanza. Hay intereses y necesidades futuras que no pueden quedar ancladas a la situación judicial de la ex mandataria. Lo saben todos y mueven sus fichas bajo ese mandato.Sin presente, no hay futuro. Sin capacidad de influir ahora, no hay posibilidad de hacer valer sus pedidos en los años que vienen. Para mantener las aspiraciones de llegar a la Casa Rosada, Kicillof deberá atravesar este camino de espinas y tener cintura para lograr acuerdos que le den tranquilidad, o para golpear la mesa y ejecutar jugadas políticas fuertes, tal como aprendió de su mentora, Cristina Kirchner.
Fuente: telam
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