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19/06/2025

Cómo se fabrica un arma nuclear: de las minas de uranio a la miniaturización

Fuente: telam

Según la definición del Organismo Internacional de Energía Atómica, se necesitan unos 42 kg de uranio enriquecido. En teoría, Irán dispone de reservas suficientes para fabricar más de nueve bombas

>El régimen de Irán incrementó, en los últimos años, la producción de uranio altamente enriquecido, acercándose a una calidad similar a la de las bombas.

¿Cómo se diseña un arma nuclear? Tener la materia prima no es suficiente y el proceso necesita varias etapas complejas.

Existen dos formas: usar uranio enriquecido o plutonio, que se fabrica con la combustión del uranio.

Aunque el uranio es un mineral relativamente común, más del 85% de su producción proviene de seis países: Kazajistán, Canadá, Australia, Namibia, Níger y Rusia, según la World Nuclear Association.

Primero se tritura la roca y se extrae el uranio mediante soluciones ácidas. Tras secarse, se obtiene un concentrado sólido llamado “yellow cake” o pasta amarilla que, al calentarse ligeramente, pasa a estado gaseoso y puede enriquecerse.

La operación consiste en separar el uranio 238, más pesado, del uranio 235, más ligero, generalmente mediante centrifugadoras.

Según el Instituto estadounidense para la Ciencia y la Seguridad Internacional (ISIS, por sus siglas en inglés), Irán cuenta con casi 22.000 de ellas, aunque el acuerdo JCPOA con las potencias internacionales de 2015 le obligaba a limitar su número a unas 6.000.

Enriquecido a bajo nivel (entre 3% y 5%), el uranio se utiliza en centrales nucleares civiles para la producción de electricidad.

Pero a niveles muy altos (90%), se llama “uranio apto para armamento”, que puede utilizarse para fabricar la bomba A, como se conoce a la Se necesita, sin embargo, que haya suficiente masa crítica para originar la reacción en cadena que provocará la explosión.

En la práctica, se trata de proyectar un bloque de uranio 235 hacia otro mediante una carga explosiva. Los átomos se rompen en el impacto, liberando la máxima energía, un calor intenso, un efecto de explosión y una lluvia radiactiva. Es el principio de la fisión.

Pero luego se necesitan muchos meses para dominar las etapas finales.

Se tiene que dominar el alcance y la precisión del artefacto, pero también hacer que el arma nuclear sea lo bastante compacta para ser montada en una ojiva. Al mismo tiempo, es preciso asegurarse de su robustez para ser disparada.

Si todas las etapas se cumplen, un misil podrá transportar varias cabezas nucleares capaces de alcanzar distintos objetivos.

Actualmente, nueve países poseen armas nucleares, un pequeño pero poderoso club que ejerce una influencia considerable sobre la seguridad global. Estados Unidos y Rusia dominan esta lista con más del 90% del total mundial, sumando juntas más de 10.000 ojivas nucleares, según cifras recientes del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Estos arsenales, heredados en gran parte de la Guerra Fría, continúan siendo modernizados, pese a acuerdos históricos como el START, que enfrentan ahora desafíos ante nuevas tensiones geopolíticas y tecnológicas.

Fuera del marco formal del TNP, otros cuatro países han desarrollado arsenales nucleares independientes: India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. La rivalidad histórica entre India y Pakistán los ha llevado a mantener arsenales relativamente equivalentes, con alrededor de 160 armas nucleares cada uno. Israel, por su parte, aunque nunca ha reconocido oficialmente su programa nuclear, se cree que posee aproximadamente 90 ojivas.

La carrera armamentística nuclear, lejos de disminuir, muestra señales de intensificación. Solo en 2024, el gasto mundial en armas nucleares aumentó un 11%, alcanzando la cifra récord de 100.000 millones de dólares, según reportó la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN). Este incremento refleja no solo las tensiones actuales entre grandes potencias, sino también el temor por un futuro en el que tecnologías como la inteligencia artificial podrían alterar el equilibrio tradicional, profundizando la complejidad y el riesgo inherente al manejo de estos arsenales devastadores.

Fuente: telam

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