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18/06/2025

Las múltiples dimensiones de Alfred Brendel y su legado en la cultura musical del siglo XX

Fuente: telam

La trayectoria del pianista austríaco muerto a los 94 años, desafió convenciones y consolidó un modelo de excelencia musical basado en la autonomía intelectual y el respeto profundo por la obra interpretada

>El pianista autodidacta Brendel, quien falleció este martes a los 94 años en Londres, donde vivió durante más de 50 años, tenía una reputación de ser modesto, discreto y extremadamente autocrítico. Daba solo breves y rápidos saludos al entrar o salir del escenario de sus siempre agotados recitales. Según The Guardian, nunca fue alguien “aficionado a los fuegos artificiales y el histrionismo”.

Sin embargo, era notoriamente intolerante con los ruidos no deseados durante sus conciertos, e incluso llegó a abandonar el escenario si consideraba que el sonido de una tos fuerte en el público lo había distraído. “Si pertenezco a una tradición, es a una tradición en la que la obra maestra le dice al intérprete lo que debe hacer y no el intérprete diciéndole a la pieza cómo debería ser ni al compositor qué debería haber compuesto”, afirmó en una ocasión.

A pesar de ello, Alfred Brendel —quien comenzó a tocar el piano a los seis años y recibió poca formación formal después de los 16— sostuvo que el artista no debía “bloquearse” cuando interpretaba el repertorio central de música europea, compuesto por Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms y Liszt, por el que era más conocido.

Aunque la escena de la música clásica británica suele reclamar a Brendel como propio —vivió en Londres desde 1971—, era ciudadano austríaco, nacido el 5 de enero de 1931 en Wiesenberg, al norte de Moravia, hoy República Checa. Pasó su infancia viajando por Yugoslavia y Austria.

Después de la Segunda Guerra Mundial, su familia se mudó a Graz, en Austria, donde Brendel estudió en el conservatorio de la ciudad. Sin embargo, a partir de entonces, además de asistir a unas pocas clases magistrales, no tuvo más maestros y llegó a considerar su formación musical no convencional como una ventaja.

“Un maestro puede ser demasiado influyente”, sostuvo. “Al ser autodidacta, aprendí a desconfiar de todo aquello que no había descubierto por mí mismo”. Comentó que, al aprender una nueva obra, se grababa y luego escuchaba y reaccionaba a lo que oía.

Cuando se retiró de los escenarios en Viena en diciembre de 2008, le preguntaron qué extrañaría más. “La adrenalina”, respondió. Y agregó que, “a pesar de todos esos tosedores molestos y los teléfonos móviles y los audífonos que suenan”, también extrañaría al público.

Considerado por muchos como un artista intelectual —una revista especializada lo apodó “El hombre del piano pensante”—, Brendel insistió en que sus interpretaciones no eran excesivamente cerebrales. “Jamás he sido alguien que analiza una pieza y luego la toca. Quiero conocer bien la pieza para que sea ella quien me diga de qué se trata y qué tiene de especial”.

Recibió numerosos premios a lo largo de su vida, como la Medalla Hans von Bülow de la Filarmónica de Berlín en 1992 y el Premio de Música Herbert von Karajan en 2008, así como varios doctorados honoris causa de las universidades más prestigiosas del mundo. “He encontrado posible hablar de música sin decir tonterías, y creo que siempre hay que ser un poco ingenioso. Y quisiera decir esto sobre la música en general: también me he divertido mucho. Nunca fui una persona atormentada”, declaró.

Fuente: AFP

Fuente: telam

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