16/06/2025
La belleza de la semana: “Mesas para damas”, de Edward Hopper

Fuente: telam
El lienzo de 1930 plasma la contradicción entre la abundancia aparente y la pobreza real, al tiempo que documenta la irrupción de la mujer en el espacio público en plena Gran Depresión estadounidense
>Cualquier observador u observadora del arte podrá reconocer la marca de Al igual que en aquella, en Mesas para damas, hay cierta melancolía, el clima no es de regocijo, aunque esta obra es más luminosa en su paleta. El escenario, nuevamente, es un restaurante, esta vez el plano es más cercano, y se observa un escaparate lleno de comida.
¿Los personajes?, una camarera, una encargada y una pareja. El plano, bastante cerrado, no permite encontrar cuántas mesas más hay y si la concurrencia se limita a los que se observan. Conociendo a Hopper se adivina la respuesta. No hay mucho más.Sin embargo, la marca de época es ineludible: la sensación de tristeza y soledad que circula, el cansancio de los rostros de las personas y el propio local son muestras claras del momento en el que fue pintada por Edward Hopper Mesas para señoras, la Gran Depresión.
El interior del restaurante se asemeja a cualquier otro de la misma época, incluso fuera de los Estados Unidos: con madera pulida, suelos de baldosas y espejos con percheros en las paredes. Nada es original, sin embargo es lo rico de Hopper, señala los detalles cotidianos.
Se cree que Hopper pintó este gran lienzo en el estudio y lo produjo a partir de bocetos que había realizado de hecho de restaurantes locales. Con su mujer, Jo, habían dado un nombre a cada figura mientras pintaba esta obra. La pareja eran Max Scherer y su mujer, Sadie, la cajera es Anne Popebogales, y la camarera, Olga.Fuente: telam
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