16/06/2025
El día que la aviación naval bombardeó la Plaza de Mayo para matar a Perón y asesinó a centenares de argentinos indefensos

Fuente: telam
El mediodía del 16 de junio de 1955 aviadores navales atacaron con bombas y metralla la Casa Rosada y sus alrededores. En esta nota, un repaso por los entretelones de la masacre y las terribles consecuencias que tuvo para los argentinos la impunidad de sus responsables
>“¡Qué lindo imaginar la Casa Rosada como Pearl Harbour!”. Corría 1953 cuando el capitán de fragata y aviador naval Jorge Alfredo Bassi pronunció estas palabras frente a un grupo de camaradas de armas. La frase, que aludía al bombardeo japonés contra la base naval del Pacífico que justificaría el ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, estaba cargada de odio en boca del marino argentino y tardaría dos años en germinar hasta estallar en un sangriento fruto nunca visto hasta entonces en la historia argentina: el bombardeo del 16 de junio de 1955 sobre la Plaza de Mayo, con un saldo de más DE 350 muertos comprobados y más de 1200 heridos, la enorme mayoría de ellos civiles entre los que se contaron mujeres y niños.
Hay muy pocos casos en la historia mundial en los que miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con apoyo de sectores políticos y eclesiásticos, descargaron bombas y ametrallaron a la población civil como forma de implantar el terror e intentar tomar el poder. En esa ocasión no tuvieron éxito, pero ese hecho atroz fue el sangriento preludio del derrocamiento de Perón, consumado tres meses después, para instaurar la dictadura autodenominada pomposamente “Revolución Libertadora”.
El bombardeo del 16 de junio de 1955 sobre la Plaza de Mayo y otros sectores de la Ciudad de Buenos Aires no fue un hecho imprevisto – aunque sí inimaginable por sus características y consecuencias – ni un intento aislado de golpe de Estado. Cuando el capitán Bassi pronunció esa fatídica frase donde equiparó a la Casa Rosada con Pearl Harbour como blanco de un ataque, el gobierno de Juan Domingo Perón ya venía sufriendo los embates de una conspiración cívico, militar y eclesiástica.
La escalada continuó en 1954, cuando un grupo de marinos planificó detener y fusilar al presidente durante una visita que tenía prevista a la VII Brigada Aérea de Morón, pero a último momento Perón cambió su agenda y frustró el plan. Otro plan, ideado por el propio capitán Bassi, fue abortado por sus superiores en la Armada. Consistía en capturar a Perón, a todo su gabinete y a los presidentes de las dos cámaras del Congreso cuando asistieran a una celebración del día de la Independencia en el ARA Nueve de Julio.
Para principios de junio de 1955, la Armada ya tenía preparado el golpe, pero le faltaba la oportunidad. La encontró después del 11 de junio, cuando una multitud de cerca de doscientos mil católicos se movilizaron a la Plaza de Mayo y un grupo no identificado – luego se supo que era policías encubiertos – quemó una bandera. Como respuesta, Perón programó un desfile aéreo sobre la Plaza el 16 de junio como acto de “desagravio” a la bandera.El plan de los conspiradores incluía bombardear la casa de gobierno la mañana del jueves 16 de junio, en momentos que, según la agenda presidencial, estaría Perón con su gabinete; el copamiento por parte de grupos civiles de edificios públicos y emisoras radiales; el alzamiento de unidades del Ejército en Entre Ríos a las órdenes del general León Bengoa; la movilización de las unidades de la Escuela de Artillería y de Aviación de Córdoba; el alzamiento de la base naval de Puerto Belgrano; y el despliegue de unidades de Infantería de Marina que atacarían por tierra para tomar edificios públicos y otras unidades de Ejército.El ataque comenzó a las 12.40, con aviones Avro Lincoln y Catalinas de la escuadrilla de patrulleros Espora de la Aviación Naval, comandados por el capitán de navío Enrique Noriega y coordinados por el almirante Samuel Toranzo Calderón. Los aviones atacantes llevaban pintadas en sus colas una “V” y una cruz, que señalaban “Cristo Vence”. En la Plaza, además de los habituales transeúntes, había muchas personas que se habían acercado para ver mejor el desfile aéreo. Las primeras bombas cayeron a pocos metros de la Pirámide y las calles adyacentes, donde una de ellas destrozó a un trolebús cargado de pasajeros. La mayoría de ellas cayeron sobre las plazas de Mayo y Colón y sobre la franja de terreno que va desde el Edificio Libertador y la Casa Rosada, hasta la Secretaría de Comunicaciones, en el Correo Central, y el Ministerio de Marina. Sobre la Casa Rosada cayeron en total 29 bombas, de entre cincuenta y cien kilos cada una.
Luego del primer ataque, la guarnición militar de la Casa Rosada, con sede en Palermo, se organizó para defender al gobierno constitucional y movilizó sus efectivos hacia la Plaza de Mayo y el Congreso. Poco después, desde la Base Aérea de Morón despegaron aviones interceptores que, si bien no pudieron llegar a tiempo para impedir el bombardeo, llegaron a interceptar a una escuadrilla de la Aviación Naval que se alejaba de la zona.
Los mandos del Ejército se mantuvieron, esa vez, leales al presidente constitucional, y ese apoyo fue determinante. Cuando realizaron el segundo ataque sobre la Plaza de Mayo, los golpistas ya sabían que el movimiento había fracasado. En el Ministerio de Marina, uno de los líderes del levantamiento, el vicealmirante Benjamín Gargiulo, se suicidó con un disparo en la cabeza, mientras que otro de los conspiradores, el almirante Aníbal Olivieri, llamó al ministro de Ejército, el general Lucero, y le rogó: “Intervenga. Mande hombres. Nos rendimos, pero evite que la muchedumbre armada y enfurecida penetre en el edificio del Ministerio”. Sin embargo, y pese a haber anunciado su rendición, ordenó seguir disparando desde las ventanas del edificio contra la multitud. Olivieri, tiempo después, declaró: “Por supuesto que no ordené parar el fuego. Mi sentimiento fue darles con todo”.Perón habló esa noche por la cadena nacional de radio y televisión. Estaba desencajado, pero llamó a la calma: “Nosotros, como pueblo civilizado, no podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión, sino por la reflexión. Para no ser criminales como ellos, les pido que estén tranquilos; que cada uno vaya a su casa. Les pido que refrenen su propia ira; que se muerdan, como me muerdo yo en estos momentos, que no cometan ningún desmán. No nos perdonaríamos nosotros que a la infamia de nuestros enemigos le agregáramos nuestra propia infamia. Los que tiraron contra el pueblo no son ni han sido jamás soldados argentinos, porque los soldados argentinos no son traidores y cobardes. La ley caerá inflexiblemente sobre ellos. Yo no he de dar un paso para atemperar su culpa ni para atemperar la pena que les ha de corresponder. El pueblo no es el encargado de hacer justicia: debe confiar en mi palabra de soldado. Sepamos cumplir como pueblo civilizado y dejar que la ley castigue…”, pidió.
A pesar del llamado presidencial, esa misma noche centenares de manifestantes ganaron las calles y quemaron la Catedral Metropolitana y diez iglesias más en el centro de Buenos Aires. Identificaban a la Iglesia como uno de los tres responsables de la conspiración y de la masacre, junto a los dirigentes civiles de la oposición y los aviadores navales.En agosto de 1955, un consejo de guerra declaró culpables a los principales cabecillas de la rebelión.Esa impunidad tendría graves consecuencias en los años posteriores. Los tres ayudantes del ministro de Marina, contralmirante Olivieri, máxima autoridad militar de los conspiradores, eran los capitanes de fragata Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga y Oscar Montes. Massera fue miembro de la Junta Militar que tomó el poder en marzo de 1976 y junto con Agosti – otro de los implicados - instauró la dictadura más sangrienta de la historia argentina; Mayorga estuvo involucrado en la Masacre de Trelew, en la que se asesinó a sangre fría a diecinueve prisioneros en la Base Almirante Zar de esa ciudad el 22 de agosto de 1972; y Oscar Montes jefe de la ESMA, donde funcionó uno de los mayores centros de exterminio de la última dictadura.
Fuente: telam
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