05/06/2025
Lorca y la Generación del 27: entre la renovación poética y el drama eterno

Fuente: telam
Este colectivo cambió la forma de escribir, mientras su figura alcanzó una estatura mítica por su sensibilidad y compromiso artístico
>El 5 de junio se conmemora el nacimiento de Nacido en 1898 en Fuente Vaqueros, un pequeño pueblo granadino, Lorca se convirtió en símbolo universal de la poesía, la libertad y la tragedia. A 127 años de su llegada al mundo, su figura aún provoca emociones intensas, debates abiertos y lecturas renovadas. No solo fue un escritor talentoso, sino también un puente entre la tradición literaria española y las nuevas formas de expresión poética del siglo XX.
Para entender plenamente a Lorca es necesario situarlo dentro de un colectivo literario que marcó una época: la Generación del 27. Este grupo de escritores y La Generación del 27 no fue un movimiento con manifiestos ni programas cerrados, sino una confluencia de autores nacidos entre 1891 y 1905 que comenzaron a sobresalir en la década de 1920. El nombre del grupo se acuñó en torno al homenaje que varios de ellos rindieron en 1927 a Luis de Góngora, en el tricentenario de su muerte. Este acto simbólico reflejaba bien su espíritu: modernizar la poesía sin romper con su legado.Los poetas del 27, muchos de ellos vinculados a la Residencia de Estudiantes en Madrid, compartieron una voluntad de experimentación formal, apertura a las vanguardias europeas (como el futurismo, el ultraísmo o el surrealismo) y, al mismo tiempo, un profundo respeto por la tradición literaria española del Siglo de Oro.Entre los nombres más reconocidos se encuentran Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. Pese a sus diferencias, compartieron ciertos rasgos: una poesía centrada en la imagen, un lenguaje elaborado, la búsqueda de una “poesía pura” y, posteriormente, un giro hacia la angustia existencial y la comprometida dimensión social.En sus inicios, predominaron las influencias gongorinas, el simbolismo y el modernismo. Pero con los años, y especialmente tras el estallido de la Guerra Civil, muchos de ellos se orientaron hacia una poesía más comprometida, sensible al sufrimiento colectivo y marcada por el exilio.Federico García Lorca fue parte esencial de este grupo, aunque con un perfil muy singular. Su formación musical, su pasión por el teatro y su profundo arraigo andaluz le dieron una voz propia. Supo integrar como pocos la poesía popular española —los romances, las canciones, los símbolos del folclore andaluz— con los recursos de las vanguardias.Lorca no solo renovó la poesía, también revitalizó el teatro español, con obras como Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba, donde conjugó lo trágico, lo poético y lo simbólico con una crítica velada —pero profunda— a la España conservadora y patriarcal.
La riqueza de su lenguaje, su capacidad de fusionar lo culto con lo popular, y su voz cargada de humanidad lo convirtieron en una figura admirada tanto por el público como por sus contemporáneos. Como señaló Vicente Aleixandre, Lorca era “viejo y mítico”, una figura conectada con la raíz ancestral de la poesía hispánica.El asesinato de Federico García Lorca en 1936, al comienzo de la Guerra Civil, truncó una carrera que aún prometía mucho más. Fue ejecutado por su condición de intelectual, republicano y homosexual, y su cuerpo aún no fue hallado. Su muerte, aún impune, lo convirtió en un símbolo de la represión franquista, y su obra en un emblema de la libertad creativa y de la resistencia cultural.
Fuente: telam
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