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05/06/2025

El choque entre las galaxias Vía Láctea y Andrómeda parecía inevitable, pero un nuevo estudio lo puso en duda

Fuente: telam

Una investigación internacional con miles de simulaciones astronómicas basadas en observaciones de los telescopios espaciales Hubble y Gaia sugiere que el choque entre las dos galaxias podría no ocurrir. La probabilidad real es del 50 % en los próximos 10.000 millones de años

>La historia del destino cósmico de la Las estimaciones sostenían que, en unos 4500 millones de años, ambas galaxias se fundirían en un choque monumental conocido informalmente como “Milkomeda”. Sin embargo, un nuevo estudio internacional cuestiona ese final preestablecido.

A partir de datos recientes de los telescopios espaciales Hubble y Gaia y mediante 100.000 simulaciones que incluyeron variables antes ignoradas, los astrónomos concluyeron que la probabilidad de colisión directa en los próximos 10.000 millones de años es mucho menor de lo que se pensaba.

La investigación, De hecho, en los próximos cuatro a cinco mil millones de años, la probabilidad de un impacto entre ambas se reduce a tan solo un 2 %. Esa cifra contradice décadas de previsiones y abre la puerta a un escenario mucho más complejo.

A diferencia de estudios previos que partían de valores fijos, esta nueva investigación incorporó hasta 22 variables, incluidas incertidumbres en masas, velocidades y trayectorias. “Realizamos miles de simulaciones, lo que nos permitió tener en cuenta todas las incertidumbres observacionales”, explicó Sawala.

En la mitad de esas simulaciones, la Vía Láctea y Andrómeda se acercaban lo suficiente como para fusionarse en una única galaxia elíptica, sin rasgos de sus estructuras espirales originales. Pero en el resto, se cruzaban sin llegar a impactar, como dos embarcaciones deslizándose en la inmensidad cósmica.

“La masa adicional de la galaxia satélite de Andrómeda, M33, atrae ligeramente más a la Vía Láctea hacia ella. Sin embargo, también demostramos que la LMC arrastra a la Vía Láctea fuera del plano orbital y alejándola de Andrómeda. Esto no significa que la LMC nos salve de esa fusión, pero la hace un poco menos probable”, sostuvo Sawala.

El modelo que se impuso hasta ahora ignoraba el papel de estas galaxias secundarias y partía de valores medios para masas y velocidades, lo que llevaba a una certeza relativa sobre la colisión. Con los nuevos cálculos, esa certidumbre se diluye. El propio Sawala lo reconoció: “No descubrimos que los cálculos anteriores fueran erróneos; todo lo contrario, cuando partimos de las mismas suposiciones, reproducimos los resultados anteriores”.

El análisis plantea que hay dos desenlaces posibles. En el primero, la Vía Láctea y Andrómeda se acercan lo suficiente en su primer encuentro como para que la fricción dinámica entre sus halos de materia oscura desacelere sus órbitas. Esto terminaría en una fusión que, según Sawala, ocurriría “antes de 10 mil millones de años”.

En ese escenario, ambas galaxias se deformarían por la atracción mutua, se desencadenaría una intensa formación estelar, seguida de radiación por supernovas y actividad de un agujero negro supermasivo. Luego de unos miles de millones de años, el sistema remanente sería una galaxia elíptica, sin forma definida y sin señales de su pasado.

Los próximos años podrían traer más respuestas. El telescopio espacial Gaia, que continúa su misión de cartografiar el universo con una precisión sin precedentes, entregará nuevos datos en 2026 que podrían refinar aún más los cálculos. “Con datos aún mejores, tendremos una respuesta definitiva a la pregunta de si la Vía Láctea y Andrómeda se fusionarán o no”, remarcó Sawala.

Por su parte, Geraint Lewis, profesor de astrofísica en la Universidad de Sídney, valoró el hallazgo como un paso clave. “Esto demuestra claramente que la historia que se cuenta —que habrá una colisión que destruirá la Vía Láctea y Andrómeda— no es tan clara ni segura como se cree”, opinó.

Para los autores del estudio, el valor del trabajo no radica solo en predecir si habrá o no una fusión galáctica, sino en mostrar que los modelos cosmológicos no son tan deterministas como se cree.

“Hay mucha complejidad e incertidumbre, incluso en sistemas relativamente simples de tres o cuatro cuerpos”, explicó Sawala. Su colega Carlos Frenk, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Durham, agregó: “Hasta ahora pensábamos que este era el destino que le esperaba a nuestra Vía Láctea. Ahora sabemos que hay muchas posibilidades de que evitemos ese aterrador destino”.

Aunque nadie esté para entonces para confirmarlo, el camino hacia esa respuesta está en marcha. El futuro de la Vía Láctea, lejos de estar escrito, sigue abierto.

Fuente: telam

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